Diversificar la financiación empresarial, pendiente en la UE

Susana Pérez

MERCADOS

La Unión del Mercado de Capitales promovida por la UE busca corregir el sesgo hacia la financiación bancaria e incrementar el uso de los servicios que proveen los mercados de valores, que es predominante en EE. UU.

29 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es una prioridad reforzar la utilidad de los mercados de capitales para las empresas. Es uno de los focos y lo seguirá siendo». Así lo subrayó Carlos San Basilio en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados el pasado día 17 para recibir su plácet como presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) durante los próximos seis años.

Casi al mismo tiempo, Juan Flames, consejero delegado de Bolsas y Mercados Españoles (BME) desde el 15 de noviembre, reconoció en el evento que se celebra cada año en el Palacio de la Bolsa de Madrid para hacer balance del ejercicio, que uno de sus principales objetivos como primer ejecutivo del hólding es lograr que nuevas empresas salgan al mercado y crezcan con la financiación del mercado español. «Trabajamos para que el 2025 vuelva a ser un buen ejercicio en el que más compañías de todos los sectores y tamaños den el salto a los mercados de capitales, que son los que les ofrecen más visibilidad, reputación y acceso recurrente a la financiación», aseguró.

Hasta mediados de diciembre, los mercados de renta variable gestionados por BME (la Bolsa principal, BME Growth y BME Scale) habían incorporado 26 nuevas empresas y habían captado 6.062 millones de euros mediante ampliaciones de capital; mientras que los mercados y plataformas de renta fija administrados por BME habían admitido hasta finales de noviembre 60 nuevas emisiones verdes, sociales y sostenibles, por un importe cercano a los 86.200 millones de euros, por lo que a cierre de ese mes eran 222 las emisiones vivas de este tipo.

Los nuevos flujos de financiación hacia la Bolsa española casi se han duplicado en el 2024 respecto al año anterior, hasta los 9.316 millones de euros. Pero esta cifra continúa siendo muy modesta en comparación con la financiación bancaria. El crédito minorista destinado a empresas en España se ha mantenido entre el 2019 y el 2024 por encima de los 400.000 millones de euros, según datos de Statista.

La contundente inclinación del tejido empresarial español a buscar recursos financieros en las entidades bancarias más que a apelar a los inversores se hace extensiva al conjunto de la zona euro y contrasta el panorama de EE. UU. Algunos expertos hablan, de hecho, de un excesivo sesgo bancario en la financiación empresarial europea en detrimento de los mercados de capitales. De acuerdo con un estudio de Deutsche Bank Research citado por Uncommon Finance, la financiación bancaria de las empresas en Europa supone un 80 % del total, mientras que en EE. UU. es solo del 19 %.

Esta orientación se explicaría en buena parte porque, pese a los movimientos de concentración que han producido en los mercados de valores europeos en la última década, todavía hay una notable fragmentación en este terreno a este lado del Atlántico frente a la potente plaza estadounidense, que es capaz de aglutinar una amplia mayoría de los flujos de inversión internacional y facilitar la financiación de innumerables compañías.

Un artículo publicado por CaixaBank Research revela que mientras que la UE pesa casi un 20 % en el PIB mundial, sus mercados bursátiles representan apenas un 10 % de la capitalización global y, dentro del sector tecnológico, solo hay dos empresas europeas en el top 20 de mayor capitalización. «Es más, la liquidez de las bolsas europeas es inferior a la de otras regiones (EE. UU.), especialmente para empresas pequeñas, más jóvenes y con potencial de crecimiento. Para la emergencia de empresas tecnológicas también es necesario un mercado de capital riesgo desarrollado, que en Europa es demasiado pequeño (el tamaño de los mercados de capital riesgo europeos es apenas un 20 % del de EE. UU. y está fragmentado: las carteras tienen un importante sesgo nacional. Asimismo, los mercados de bonos públicos y privados europeos también son relativamente pequeños: 130 % del PIB en la UE versus 200 % en EE. UU. Todo ello afecta al coste de financiación de las empresas europeas y a su capacidad de expansión, hasta el punto de ver cómo startups nacidas en Europa han emigrado hacia EE. UU. en busca de fondos», explica el artículo.

Lo cierto es que el sistema bancario y los mercados de capitales conforman dos componentes fundamentales del sistema financiero, con complementariedades, y que una mezcla de ambos es necesaria para el crecimiento económico. Aún así, según un estudio comparativo llevado a cabo por Demirguc-Kunt, Feyen y Levine y recogido en un artículo de Funcas, conforme las economías avanzan en su grado de desarrollo, se incrementa el uso de los servicios que proveen los mercados de valores, en detrimento de los aportados por el sistema bancario.

Los analistas sostienen, de hecho, que la orientación de la economía estadounidense al mercado de capitales es una de las claves de su mayor dinamismo y capacidad para superar las crisis respecto a la europea. Para Álvaro Sánchez Agustí, profesor experto en Relaciones Internacionales del IEB, el hecho de que las empresas puedan captar fondos directamente de los inversores, reduciendo su dependencia de los intermediarios financieros tradicionales, «fomenta un flujo más dinámico de capital hacia proyectos con alto potencial de crecimiento»; la profundidad y liquidez convierten a este mercado «en un imán para inversiones globales y la capacidad para atraer capital desde cualquier rincón del mundo fortalece la financiación de empresas en todas las etapas de desarrollo»; y este ecosistema fomenta la creación y expansión de sectores clave para la economía del futuro.

A la vista de todo esto, complementar la preponderancia bancaria con una mayor integración de los mercados de capitales facilitaría el acceso a financiación para empresas en etapas iniciales de desarrollo en Europa, remarca Sánchez Agustí.

Promover la inversión transfronteriza, el reto pendiente y el más difícil en Europa 

Con el objetivo de corregir el sesgo hacia la financiación bancaria, la Comisión Europea (CE) puso en marcha en el 2015 su proyecto de Unión del Mercado de Capitales (CMU, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo principal es diversificar las fuentes de financiación para las empresas, en particular para las pymes, y permitir a los inversores acceder a un mercado más amplio y diverso promoviendo la inversión transfronteriza dentro de la UE.

El informe El futuro de la competitividad europea, llamado comúnmente el Informe Draghi, publicado el pasado mes de septiembre con el diagnóstico del expresidente del Banco Central Europeo sobre el estado de la economía de la zona euro y cómo reactivarla aboga por culminar la integración europea en áreas clave como el mercado de capitales. Tras la abrumadora victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE. UU., Mario Draghi urgió a los líderes comunitarios a acelerar las reformas pendientes para subsanar las deficiencias estructurales que minan la competitividad del continente. ¿Cabe esperar un impulso del CMU?

«Podría ayudar, aunque la integración de los mercados de capitales en la Unión Europea ha sido una asignatura pendiente en los últimos años. Se han logrado avances con la CMU, pero aún persisten grandes desafíos. Uno de los más relevantes es la ausencia de una legislación fiscal común en la UE. Además, existen barreras regulatorias entre los diferentes países y diferencias culturales en el ámbito de la inversión, lo que sigue dificultando la integración plena de los mercados de capitales europeos», concluye Sánchez Agustí.