Iván Espinosa, CEO de Nissan: mente azteca para el motor japonés

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El mexicano asumió formalmente el cargo el pasado 1 de abril, en medio de una guerra comercial que llega en un momento sensible para la marca

13 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Iván Espinosa casi no tuvo tiempo de estrenar con calma su nombramiento como consejero delegado de Nissan. Este mexicano de 46 años asumió formalmente el cargo el pasado 1 de abril. Y cuando no habían pasado ni 24 horas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comparecía frente a la Casa Blanca para anunciar que le declaraba la guerra comercial al mundo entero. Literalmente. La imposición de aranceles recíprocos a la práctica totalidad de países del planeta se sumaba a lo comunicado días antes: cualquier vehículo importado a EE.UU. pagaría un recargo del 25 % en concepto de tarifa arancelaria. Decenas de miles de millones de dólares de valor bursátil del sector se volatilizaron ese mismo día. También de Nissan, que tiene precisamente al país americano a sus principales clientes. El pasado miércoles, Trump dio marcha atrás y concedió una tregua de noventa días a muchos de los países —con la enorme excepción de China— pero los aranceles a los vehículos y sus componentes continúan en vigor. Estas medidas llegan en uno de los peores momentos de la historia de Nissan, cuyo beneficio se desplomó un 98 % en el segundo semestre del pasado año. La compañía, inmersa en un proceso de reestructuración, le ha confiado a Iván Espinosa su futuro.

Antes de llegar a la cúpula, Espinosa ocupó hasta catorce cargos distintos en la empresa de automoción. Este mexicano llegó a la firma japonesa hace más de dos décadas, en el 2003, como especialista de producto. Era un jovencísimo ingeniero casi recién graduado en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. En los siguientes veinte años pasó por la sede europea de Nissan, en París; fue gerente general en Tailandia y también se empapó de la cultura corporativa nipona en las oficinas centrales de Japón. Pasó por la estrategia de producto, lideró lanzamientos, reestructuró departamentos clave. Incluso le dio tiempo a trabajar algunos años en la división de automovilismo —la que fabrica versiones deportivas y de competición— de la marca. Una travesía por la multinacional que le avala para conducirla en un momento especialmente sensible, con la misión de reposicionar a Nissan como un actor de peso en la era de la automoción eléctrica y sostenible.

El directivo saliente, Makoto Uchida, asumió el cargo durante otro período turbulento, después de la destitución de Carlos Ghosn, acusado de fraude fiscal. Durante la pospandemia, la estrategia de Uchida pareció funcionar y las ventas crecieron aupadas por la demanda del momento. Pero fue solo un espejismo. Por ahora, la compañía no ha conseguido seguir el paso a las preferencias de los consumidores, cada vez más inclinados por opciones híbridas o eléctricas. Especialmente en China, donde las ventas de la firma japonesa se desplomaron casi un 10 %. Ante este escenario, Nissan buscó en Honda —el otro gigante japonés del motor— un salvavidas, pero las negociaciones para una posible fusión de ambas empresas se rompieron a finales de año. Entre los deberes inmediatos de Espinosa, está retomarlas. Lo que es seguro, es que el mexicano hará recortes. «Tenemos demasiada capacidad para el volumen que vendemos en estos momentos», dijo recientemente. Las previsiones apuntan a un descenso del 20 % en la producción global y la eliminación de 9.000 puestos de trabajo.