
A Luca de Meo (Milán, 1967) tan solo le quedan 23 días en el cargo de consejero delegado del grupo Renault. Tras 36 años rodando en el sector de la automoción, el italiano ha decidido echar el freno de mano y apearse. Lo comunicó el pasado domingo, mientras sus equipos de Fórmula 1 e Hypecars (Alpine) competían en el circuito Gilles-Villeneuve de Montreal (Canadá) y en las 24 horas de Le Mans (Francia). La sorpresa fue mayúscula. No solo porque su salida supone un broche anticipado a su relación con la compañía francesa —el año pasado renovó hasta el 2028—, también por el abrupto final que ha puesto a su curtida y fructífera carrera en la industria reina de Europa. Y es que De Meo ha cambiado el rugido de los motores por el brillo de la moda.
El grupo Kering, del multimillonario François-Henri Pinault, le espera con los brazos abiertos. A partir del próximo 15 de julio, el directivo milanés tomará las riendas de la matriz de marcas de lujo como Gucci, Yves Saint Laurent, Balenciaga o Alexander McQueen, y otras más populares como Puma, Volcom o Fnac. Es la primera vez que alguien ajeno a la familia Pinault ostenta tal poder. No se trata de un capricho o una casualidad. El magnate francés, consciente de que su imperio está en franco declive —ha perdido un 65 % de su valor en bolsa en los últimos cinco años—, necesita una mano experta en reflotar gigantes a la deriva. Y De Meo, a sus 58 años, ya no tiene nada que demostrar.
Se estrenó en 1992, en la casa que ahora le despide con todos los honores: Renault. Allí puso su formación en Administración de Empresas al servicio del departamento de márketing. No tardó en hacer carrera en Toyota, Fiat —con el exitoso lanzamiento del Fiat 500—, o Volkswagen .
Sin embargo, fue su etapa al frente de Seat la que le granjeó la admiración de todo el sector. De Meo desembarcó en el 2015 en una empresa que llevaba seis años consecutivos en números rojos. Fabricaba al año 442.000 vehículos en su planta de Martorell y vendía poco más de 400.000. El año pasado, la marca que alumbró a Cupra entregó casi 560.000 unidades y obtuvo un beneficio récord de 633 millones.
El «Ronaldo» del motor, que habla italiano, francés, inglés, alemán y español, obró de nuevo el milagro cuando regresó a Renault el 1 de julio del 2020. Tomó en sus manos un grupo que arrastraba pérdidas multimillonarias y, tras una profunda remodelación, lo condujo hacia los beneficios. Cinco años después, su valor en bolsa ha engordado un 83 %.
Una de sus primeras tareas fue la de revisar los prototipos. «¿Qué es eso?», preguntó extrañado al ver un boceto del remodelado del R5. Tenía tonos chillón y un aire retro. Apostó por ese estilo nostálgico que hoy se ha contagiado también al mundo de la moda, el mismo que habla de él como un recién llegado. Los números hablan por sí solos. El día posterior al anuncio de su salida, Renault se desplomaba en bolsa un 6 %. Las acciones del grupo Kering, por contra, se alzaron un 10 %.
Si no lo cuidan bien, De Meo se irá con su glamour a otra parte. Pretendientes no le faltan. De él se llegó a hablar para sustituir a Carlos Tavares en Stellantis.
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