La ansiedad contagia al inmobiliario

MERCADOS

MAXIM SHIPENKOV | EFE

Con unos alquileres en alza, muchos españoles se lanzan a comprar vivienda con una urgencia que les hace aceptar precios inflados e hipotecas con bonificaciones caras y tipos prohibitivos

17 ago 2025 . Actualizado a las 09:26 h.

Hay quien lo ha llamado la pandemia del siglo XXI. Eso que los más jóvenes han bautizado como FOMO —acrónimo de la expresión de origen inglés fear of missing out o miedo a perderse algo— es un fenómeno cada vez más extendido que describe la ansiedad que se siente por perder la oportunidad de vivir experiencias que otros están experimentarse. Tradicionalmente, eso del FOMO suele asociarse al uso de las redes sociales, a las experiencias que otros usuarios muestran que están viviendo. Pero ese reconcome empieza a extenderse a otros aspectos que no sean vacaciones y conciertos y, con la turbulenta situación que vive el mercado inmobiliario, este sector también parece haber sucumbido a esta patología.

«Con los alquileres disparados, muchos se lanzan a comprar; pero la urgencia les hace aceptar precios inflados e hipotecas con bonificaciones carísimas o tipos prohibitivos» explican los expertos de HelpMyCash, quienes advierten que, en muchos casos, el remedio suele ser peor que la enfermedad y, al final, la decisión de comprar una vivienda a cualquier precio suele acabar provocando estrés financiero: «Adquirir un inmueble debe ser una decisión meditada», resumen.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntan a que la compraventa de vivienda registró un ascenso de casi el 20 % entre enero y junio con respecto al mismo período del año anterior. En los seis primeros meses de este ejercicio, se adquirieron un total de 357.533 inmuebles, el mejor dato desde el 2007, lo que lleva al dato actual a niveles de la burbuja.

Tal y como explican los expertos, parte de este repunte registrado obedece al descenso del interés de las hipotecas tras los últimos recortes del Banco Central Europeo (BCE), pero también influye de manera importante la percepción generalizada de que, si uno no compra ahora, mañana será todavía más caro.

«El estallido de la burbuja inmobiliaria nos enseñó que no hay que comprar una vivienda a cualquier precio; especialmente si no se tienen los recursos suficientes para financiar la operación. Antes de lanzarse conviene calcular hasta dónde llega el bolsillo y asegurarse de que la cuota de todas las deudas (hipoteca incluida) no sobrepase el 30 % de los ingresos», resumen en HelpMyCash.

Y van un paso más allá. Porque, en caso de que la operación requiera que el banco financie el 90, el 95 o incluso el 100 % del precio, hay que pararse a pensar y replantear la compra: «Un endeudamiento tan alto convierte cualquier contratiempo en una bomba de relojería».

Tampoco vale comprar a cualquier precio. En esta espiral de adquisiciones excesivamente rápidas, la realidad apunta a que en muchos barrios el metro cuadrado está revelando pisos claramente sobrevalorados.

Comprar sin visitar la casa

A pesar de que pueda parecer una cuestión evidente, es imprescindible visitar la vivienda antes de comprarla. Y sin embargo, hay gente que firma sin haber puesto un pie en el que será su futuro hogar. «La escasez de oferta y la presión compradora están provocando reservas a ciegas: pagos de arras sin pisar el inmueble. Quien firma así se arriesga a descubrir desperfectos, falta de luz o molestias vecinales demasiado tarde, cuando ya podría perder el dinero aportado, que suele ser un importe equivalente al 10 % del precio del inmueble».

Una vez tomada la decisión, toca uno de los procesos más engorrosos: buscar una hipoteca. Este es un paso que requiere tiempo. Por ello, insisten desde HelpMyCash, lo ideal es pactar con el vendedor un período de entre dos y tres meses entre la reserva y la firma ante notario para poder así comparar ofertas hipotecarias y negociar tipos, comisiones y productos vinculados: «Elegir la hipoteca adecuada va mucho más allá de decidir si será fija, mixta o variable: hay que desgranar el tipo efectivo, vigilar las comisiones por amortización anticipada y comprobar que cada cláusula encaja con tu plan para la vivienda. Ya sea la casa definitiva o un piso puente, es decir, una propiedad de paso que compras pensando en venderla en menos de 10 años para dar el salto a otra», resumen.

La información es poder. Y llegar a la mesa de negociación con el banco pertrechados con todos los datos posibles puede suponer la diferencia entre llevarse debajo del brazo un préstamo con las mejores condiciones u otro lleno de productos innecesarios. «Antes de sentarte con el banco, analiza a fondo tu perfil financiero; cuanto más solvente te perciban, mayor será tu margen para negociar y cerrar una hipoteca que realmente te favorezca», añaden los expertos.

Y antes de cerrar cualquier operación o de decantarse por uno u otro préstamo, también conviene hacer un exhaustivo análisis de las subvenciones que existen en la actualidad para jóvenes o familias vulnerables. Eso sí, teniendo muy en cuenta las consecuencias de acogerse a ellas, porque no es oro todo lo que reluce: «Algunas de estas ayudas exigen que el piso quede catalogado como vivienda de protección oficial, algo que puede limitar su revalorización futura y terminar jugando en contra».

Sin techo

A pesar de la cautela que piden los duchos en la materia, lo cierto es que el sector inmobiliario parece estar asentado en una fiebre de compras a la que resulta difícil ver el final. No en vano, más de la mitad de las agencias inmobiliarias de nuestro país se muestran más que seguros de que en el tercer trimestre de este año las cifras de ventas seguirán subiendo. Según una encuesta de Idealista, solo el 16 % creen que venderán menos propiedades en lo que resta de este 2025.

Más demanda y una oferta que no parece terminar de despegar volverán —una vez más— a convertirse en el cóctel perfecto para aupar los precios. Así, los profesionales que se dedican al sector coinciden en su gran mayoría (seis de cada diez) en apuntar a que los precios de venta seguirán subiendo, mientras que el 38 % consideran que se mantendrán.

Ingresos de hasta 5.000 euros por familia para poder adquirir en algunas zonas

Hace un año, el euríbor se mantenía en unas cifras que alejaban a muchos ciudadanos del mercado hipotecario. Ahora, a pesar de que los tipos han empezado a dar algo de tregua el acceso al inmobiliario sigue siendo igual de imposible para un alto porcentaje de la población.

El desequilibrio entre la oferta disponible, los precios de compraventa de las viviendas y los salarios medios han provocado que encontrar una casa apta para todos los bolsillos se conviertan en un reto. Y ya no solo es un problema que se produzca en grandes ciudades porque cada vez son más las medianas urbes en las que la escena se repite.

«Aunque técnicamente hoy es más barato firmar una hipoteca que hace seis meses, el problema es que la vivienda sigue encareciéndose en muchos puntos del país, y eso neutraliza cualquier ventaja derivada del descenso de tipos», explica Simone Colombelli, director de Hipotecas de iAhorro, quien además matiza: «Pese a que las condiciones del crédito se suavizan, los precios de la vivienda siguen estando completamente fuera del alcance del ciudadano medio».

Solo aquellas familias que dispongan de unos ingresos considerados altos podrán acceder a la adquisición de un piso en determinadas zonas españolas. Apunta el estudio de iAhorro que en las ciudades más tensionadas de España, las familias necesitarían unos ingresos netos medios mensuales superiores a los 4.000 euros o incluso a los 5.000 euros para afrontar la compra de una vivienda estándar, de unos 100 metros cuadrados.

La oferta, estancada

Por si esto fuera poco, el problema sigue enquistándose por una oferta que no acaba de despegar. Los datos de este informe apuntan que en el primer semestre de este año, la vivienda disponible a duras penas ha aumentado un 3,37 % de media. «Actualmente, en España hay tan solo 15,33 viviendas disponibles por cada 1.000 habitantes».