Los que cada mes comienzan en negativo
MERCADOS
Cuando todavía no sabemos si hemos cotizado de forma correcta durante el ejercicio 2024, a pesar de que la campaña de la declaración de la renta haya terminado hace más de tres meses, estamos pensando ya en las cotizaciones del 2032. Los autónomos nos enfrentamos estos días a informaciones, opiniones y comparaciones sobre las motivaciones que llevan a un incremento de las cuotas que me hacen pensar que realmente hay un desconocimiento profundo del significado y las implicaciones del mundo autónomo.
Un profesional independiente, un empresario, sea cual sea el servicio que preste o el oficio que desempeñe, empieza cada mes en negativo o en los números rojos que equivalen a los costes fijos que tiene que asumir independientemente de cuál sea su volumen de ingresos o facturación: alquileres, suministros, seguros, maquinaria, equipos y programas informáticos, tasas, licencias, costes de personal y cotizaciones a la Seguridad Social del titular… son algunos de los conceptos que provocan que todos los meses muchos empresarios tengan que vivir con altas dosis de incertidumbre. Solo si tenemos suerte de que no tengamos algún coste sobrevenido o imprevisto podremos hacer frente a alguna inversión necesaria y solamente cuando los gastos están cubiertos el autónomo o empresario puede percibir una retribución que, en muchos casos, no llega ni al salario mínimo interprofesional, pero eso si no estamos en el 25 % de los negocios que no aguantan ni el primer año, según los datos del INE.
Además del tema económico, la cuestión reputacional no acompaña. Asistimos a una campaña de descrédito constante: un nivel de facturación o de rendimiento neto bajo lleva implícito alusiones a la economía sumergida y la prosperidad económica que debería ser la recompensa de quien arriesga su capital y genera riqueza también es penalizada a nivel fiscal y social. Las cargas burocráticas y fiscales son cada vez más pesadas.
Que nadie se engañe, lo que está detrás de que nuestros jóvenes no quieran abrir su propio despacho, asesoría, consulta o gabinete, que la gran mayoría quiere trabajar en la Administración o en la empresa privada, que no exista relevo generacional en los negocios rentables, que en los oficios no haya sucesión, que el comercio local pierda su esencia y que haya cada vez más locales vacíos, es la precariedad de mundo autónomo, sobre todo en sus fases tempranas o iniciales y de los costes a los que nos enfrentamos cada día.
Solo repensando seriamente el modelo de protección social y de seguridad social que queremos para los autónomos y empresarios podremos estimular la actividad económica impulsar el emprendimiento y evitar que el 60 % cese su actividad antes de cinco años.