El número de contribuínte

MERCADOS

B.S.

13 nov 2025 . Actualizado a las 23:18 h.

La película está a punto de empezar y una cola de diez personas no avanza frente a la taquilla. Debería ser rápido, pero, en Portugal, siempre existe el riesgo añadido de que cada asistente pida su fatura com contribuínte. Es el terror de quienes tienen prisa, porque esas tres palabras hacen que el tiempo se dilate, que cada minuto se convierta en horas.

Ocurre en el cine, en el supermercado, en la estación de tren, en el quiosco, en la peluquería… No importa dónde; cuando alguien llega tarde, siempre habrá otra persona que pida al cajero la fatura com contribuínte. Dicta su número, el trabajador se confunde, vuelven a empezar, imprime el tique, le da la bolsa y se despiden larga y cordialmente como si se conocieran del colegio.

Podrá cambiar de nombre, pero un portugués nunca cambiará de número de contribuyente. Lo tienen los niños y es lo primero que obtienen los extranjeros al llegar al país. Es su identificación ante la Autoridad Tributaria y lo que permite desgravar gastos en la declaración de la renta. Portugal implementó hace años este incentivo para mejorar la transparencia fiscal, porque convierte a cada hogar en una pequeña empresa, que podrá desgravar un porcentaje de sus compras, alquiler, transporte...

Esperando en la cola, uno puede pensar en lentitud o ineficiencia, pero nada más lejos: aunque se pierda unos minutitos de película, el ciudadano responsable que pide la fatura com contribuínte no solo está arañando unos euros en su declaración, sino que contribuye a una economía más transparente y e incluso participará en la fatura da sorte, un sorteo —detenido en el año 2024 y pendiente de reactivarse— que da hasta 50.000 euros en bonos del Tesoro para el ganador.