La IA: un nuevo material, un nuevo lenguaje

Martín Piqueras PROFESOR DE OBS BUSINESS SCHOOL Y EXPERTO EN GARTNER

MERCADOS

HANNIBAL HANSCHKE | EFE

16 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Según la encuesta sobre el uso de las TIC publicada recientemente por el INE, el 21,1% de las empresas españolas con más de 10 empleados usaron la IA en el primer trimestre de 2025, un incremento importante de casi un 9% con respecto al año anterior ¿Esto es algo bueno o malo? Simplemente es algo inevitable y positivo para las empresas y la sociedad.

La tecnología ha entrado en nuestra vida como el café lo hace en un terrón de azúcar: sin mucho esfuerzo. Se «cuela» y nos aporta cosas nuevas, mejoras que hacen nuestra vida más fácil. Las nuevas herramientas están al alcance de la mano por menos de lo que cuesta una suscripción a una plataforma de streaming o un gimnasio, y además son fáciles de usar.

En pocos años algunas tareas que los humanos realizan las harán ayudados por IA; otras se harán de forma totalmente autónoma. Será difícil encontrar algún trabajo desarrollado solo por humanos: desde el médico, que utilizará IA para diagnosticar y operar de una forma más precisa, hasta el minero, que contará con ella para saber dónde excavar de forma segura. Todas las actividades serán amplificadas por estas herramientas en un escenario en el que encontraremos robots que serán nuestros colegas de trabajo, nuestros empleados o incluso nuestros jefes. No hablo de robots con formas humanoides, sino de agentes de IA invisibles, pequeños programas informáticos creados para hacer nuestro trabajo mucho más eficiente y efectivo. Y en este nuevo contexto estamos obligados a formarnos para poder extraer todo el potencial a las nuevas herramientas, un lenguaje que debemos aprender como ya hicimos con las matemáticas, la lengua o la filosofía.

Por el camino se perderán algunos trabajos, pero también se generarán muchos otros. En los últimos doce meses solo un 1% de los puestos de trabajo se han perdido a causa de la irrupción de la IA. De hecho, estamos viendo que empresas que despidieron a trabajadores hace un par de años están ahora contratando a un volumen superior para cubrir las nuevas necesidades. Las grandes compañías de sectores como la banca, el energético o el sector público ya están explorando el potencial de estas tecnologías. Conocen sus beneficios y también sus desafíos y están demostrando que con una buena hoja de ruta y una educación adecuada de los empleados van camino de encontrar una mina de oro. Pero es el momento de que las empresas más pequeñas y los ciudadanos se atrevan a explorarlas, empiecen a entender todo lo que puede aportarles. Eso sí, también deberán entender que han de utilizarlas de forma responsable porque ofrecen multitud de oportunidades, pero también contienen riesgos, aunque son mucho menores.