
Recordamos la reciente corroboración de la prohibición, por parte del Parlamento Europeo, de vender vehículos de combustión a partir del 2035, una prohibición que inmediatamente ha sido rechazada por Alemania e Italia, como grandes productores de automóviles que son, y que honra a sus gobiernos por defender su industria. De España no se podía esperar semejante posición, por parte de un Gobierno errático, que ha apuntado desde el primer momento en contra del uso del automóvil creyendo que eso le iba a hacer ganar votos. Ningún respeto se ha mostrado desde la Moncloa hacia el segundo sector productivo español, tras el turismo.
Pero hoy vamos a tratar un efecto colateral de la medida tomada por Europa, en caso de que se confirme, pues cada vez son más las voces discrepantes y las que piensan que los plazos no se cumplirán y lo del 2035 puede quedarse en agua de borrajas.
Porque las medidas afectan a los turismos y las furgonetas, pero no a las motocicletas y ciclomotores. En este sentido, Anesdor, la agrupación patronal que engloba a los pocos fabricantes que hay en España y a los importadores de motos, enseguida ha salido al paso de la noticia del 2035 explicando que se podrán seguir comercializando motocicletas, ciclomotores, triciclos, cuatriciclos, quads y minicoches con motores de combustión, ya que Europa entiende que la contribución de este sector a las emisiones contaminantes del tráfico rodado es irrelevante.
Eso sí, que nadie se crea que las motos y los ciclomotores, campan a sus anchas en el mundo de las emisiones de CO2, ya que, como los coches, también están sometidos a medidas exigentes de emisiones, contenidas en la normativa Euro5 en vigor desde 2021 y que cumplen todos los vehículos de dos ruedas que salen al mercado. Y no solo eso. En el sector de la moto y el ciclomotor la electrificación está cuajando en mucha mayor medida que en el automóvil, como demuestra el 8,5% de las ventas de este tipo de vehículos en el total del 2022. El propio secretario general de Anesdor, José María Riaño, ha señalado que, como el mercado de las motos es en gran parte de carácter urbano (se refiere a ciclomotores y escúteres de 125 cc., ligeros, de escaso tamaño y con limitación de prestaciones), son más fáciles de electrificar sin que pierdan capacidad de uso respecto a los vehículos de combustión.
De hecho, en los últimos años se ha confirmado la llegada de nuevos actores, sobre todo de procedencia china y con motores eléctricos con baterías enchufables, al mercado español. Además, al contrario que el automóvil, muchas de estas baterías son muy ligeras y extraíbles, con lo que el usuario las puede subir a casa y cargarlas en cualquier enchufe.
Así que la moto, más que nunca, puede asumir ese rol de segundo vehículo de cada casa, capaz de moverse en el tráfico de las ciudades, aunque para eso habrá que adecuar su sistema de etiquetado, ante la inminente propagación (ya aplazada de momento) de las Zonas de Bajas Emisiones. Ojalá se aproveche el limbo legal de motos y ciclomotores para recuperar las otrora numerosas fábricas españolas y generalizar el uso urbano, sobre todo, del vehículo más eficaz y cómodo que se puede emplear en este entorno.