Emiliano Aguirre, el ferrolano padre de las excavaciones en Atapuerca que situó a España en la era moderna de la paleontología

La Voz REDACCIÓN

OBITUARIOS

CESAR TOIMIL

Premio Príncipe de Asturias de Ciencia y doctor honoris causa por la Universidade da Coruña, entre otras, fue el maestro de generaciones de paleontólogos

12 oct 2021 . Actualizado a las 17:52 h.

Emiliano Aguirre (Ferrol, 1925-Burgos, 2021) solía decir que hay científicos que pasan más tiempo de rodillas, sobre el suelo buscando huesos, que de pie. Se refería a eminentes paleontólogos extranjeros, pero en realidad no hay mejor frase que lo defina a sí mismo. Así fue toda su vida, un explorador de la evolución humana que sitúo a la paleontología española en la era de la modernidad. Jesuita y de una extensa formación humanista pasará a ser reconocido como el padre de las excavaciones de Atapuerca, la sierra burgalesa en la que convivían homínidos de distintas especies y épocas y que él intuyó como una pieza clave para ayudar a recomponer el complejo rompecabezas del origen humano. Así lo fue en 1978, cuando se convirtió en el primer director del yacimiento, y así lo sigue siendo ahora, cuando pasó el testigo a sus discípulos..

Pero el legado del ferrolano abarca mucho más. Era un hombre brillante que apostó por la ciencia en España cuando muy pocos lo hacían y con una enorme capacidad para formar equipos. Visionario como pocos, tuvo la enorme cualidad de abrir caminos para que otros pudieran seguirlos. «Tenía una clarividencia muy grande, porque él veía cosas que otros no sabían ver», explica aún emocionado José María Bermúdez de Castro, uno de los tres codirectores de Atapuerca, junto a Juan Luis Arsuaga y Eudal Carbonell, que tomaron el relevo de Aguirre en Atapuerca cuando este se jubiló en 1990. Aunque, en realidad, nunca dejó de aportar ideas. «Pese a sus 96 años, siguió trabajando hasta el final de su vida porque tenía una cabeza en perfecto estado», recuerda su discípulo, que también se ha convertido en uno de los referentes de la paleoantropología a nivel mundial, pero que muy probablemente hubiera dejado la profesión si Emiliano Aguirre no se hubiera cruzado en su camino.

«Si te estoy hablando ahora -explica José María Bermúdez de Castro- es por Emiliano Aguirre. Cuando empecé las becas eran muy pobres, te pagaban muy poco y no tenías derecho a la Seguridad Social. Y yo como ya tenía una familia lo iba a dejar para buscarme otra cosa, pero Emiliano no me dejó. Me dijo: 'Te voy a dar una beca de mi proyecto'. Y así fue como me retuvo».

El ferrolano fue el padre científico de Bermúdez de Castro, pero también de muchos otros que han situado a la paleontología española en primera línea mundial. «Fue nuestro padre científico y un referente para muchos. Y lo hizo en un momento cuando en España no se movía nada en ciencia», relata de Castro, que también tiene orígenes gallegos.

El escaso interés que despertaba la ciencia en España fue, de hecho, uno de los grandes lamentos de Emiliano Aguirre, aunque él haya contribuido en buena parte a cambiar esta percepción. «En España se ha valorado poco el conocimiento científico y, cuando se ha hecho, ha sido para buscar resultados de forma casi inmediata, en farmacia, en botánica, en medicina, en tecnología... Y así hemos ido dejando otras cosas del saber. Ahora tal vez sí tengan algo más resonancia los científicos, pero en otros países se valoran mucho más», reconoció el paleontólogo en una entrevista concedida a La Voz de Galicia.

De hecho, recuerda que cuando planteó iniciar las excavaciones de Atapuerca sus colegas de otros países le preguntaban: ¿Pero quién va a estudiar esto? Y él respondía. «Yo me ocuparé de ir formando». Así lo hizo y hoy en día Atapuerca es un yacimiento crucial en el mundo para entender la evolución humana. Fue un trabajo que se vio reconocido en 1978, cuando recibió el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Tecnológica. Aunque, en realidad fue el promotor de muchos otros yacimientos en España, entre ellos el de As Gándaras de Budiño, en Porriño (Pontevedra).

Su legado es inmenso, lo que le llevó a ser reconocido con múltiples premios y reconocimientos, entre ellos el doctorado Honoris Causa por la Universidade da Coruña. Pasará a los libros de texto como paleontólogo, pero era mucho más. Filósofo, teólogo, humanista, doctor en Ciencias Naturales, geólogo, era un hombre de una profunda cultura y dedicado plenamente al trabajo, que ejerció como catedrático en varias universidades, además de haber sido director del Museo Nacional de Ciencias Naturales y profesor de investigación del CSIC.

Autor de numerosas publicaciones y libros, todavía puede aportar mucho después de muerto, ya que muchos de sus trabajos aún no han sido publicados. Es un legado que habría que recuperar. «Tiene cantidad de cosas que no se han publicado y, cuando vemos otros publican teorías que ya conocíamos de Emiliano, nosotros nos decíamos: 'Pero si eso ya lo ha contado Emiliano'», relata José María Bermúdez de Castro, que sentencia con una frase: «Era un hombre muy brillante».

 Ahora la Fundación Atapuerca está avanzando en un proyecto para adaptar un inmueble anexo a su sede de manera que pueda albergar, entre otros contenidos, una colección de documentos cedidos por Aguirre.