Vehículo eléctrico y su futuro

Miguel Ángel Galván DIRECTOR DE OPERACIONES DE FIATEIRA MOTOR

OPINIÓN

GRUPO MOURE | EUROPAPRESS

12 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La industria automovilística en Europa está atravesando un momento de grandes cambios. La transición hacia el vehículo eléctrico no solo responde a la urgencia de reducir emisiones, sino también a las expectativas de un mercado cada vez más competitivo y globalizado. En este camino, el papel de China se ha vuelto crucial, liderando tanto en producción como en la cadena de suministro de baterías, un componente clave de esta nueva era de movilidad.

Hoy, las baterías representan alrededor del 40 % del coste de un vehículo eléctrico. Y aquí es donde Europa tiene un gran desafío: actualmente depende en gran medida de China, que domina cerca del 65 % del mercado global de baterías y controla aún más partes críticas de su producción, como ánodos, cátodos y ciertos productos químicos. Este dominio no es casual; es el resultado de una estrategia sostenida que combina inversión masiva, apoyo estatal y un enfoque decidido en la producción a gran escala.

Esta ventaja permite a los fabricantes chinos ofrecer vehículos eléctricos a precios mucho más competitivos, una diferencia que no pasa desapercibida para los consumidores.

En Europa, los altos costes energéticos y la fragmentación del mercado complican la competencia. Pero no todo son malas noticias. El continente cuenta con fortalezas únicas: su capacidad tecnológica, un enfoque en la sostenibilidad y políticas públicas que están empujando la electrificación hacia adelante. Además, Europa puede aprender de las estrategias chinas, especialmente en lo que se refiere a baterías más accesibles y adaptadas al mercado global.

Para salir fortalecida, Europa necesita diversificar sus cadenas de suministro, rebajar sus costes energéticos, invertir más en la producción local de baterías y coordinarse mejor a nivel industrial. Un buen ejemplo de lo que necesitamos, lo ha dado Stellantis, que ha anunciado la construcción de una gigafactoría de baterías en Zaragoza. Esta planta, con una inversión de 4.100 millones de euros, será la mayor de su tipo en España, con una capacidad de producción de hasta 50 GWh.

La gigafactoría generará alrededor de 3.000 empleos directos y permitirá fabricar un millón de baterías al año, destinadas no solo a las plantas de Stellantis en España, sino también a otras instalaciones en Europa. La apuesta de Stellantis es un claro ejemplo de que, aunque el ascenso de China en este sector puede parecer abrumador, también es un llamado para que Europa recupere su espíritu innovador y su capacidad de adaptación. El futuro de la movilidad sostenible no está escrito; con una visión clara y decisiones estratégicas, Europa podría convertirse en un referente en esta nueva era del transporte.