
Hemos tenido que llegar al 2025 para que algunas personas entiendan lo que es un beso. Pero nunca es tarde para aprender y, sobre todo, para distinguir un beso de una agresión y de un abuso sexual. Afortunadamente, ha sido la Justicia la que ha determinado la condena a Luis Rubiales por el no beso a Jenni Hermoso. De este modo, todos aquellos que en las sobremesas o en las tertulias de bar se han llenado la boca explicándoles a los demás «la locura» de esta futbolista, ahora ya pueden callarse. De Jenni han dicho de todo, y ha sido ella la que ha tenido que sufrir las majaderías de quienes la han creído una superbruja por no aceptar el cariño de un superior en la euforia de la victoria. Nada grave, a su modo de ver. Exageraciones de una mujer que primero acepta a y luego dice b en ese despropósito histérico con el que, según ellos, se mueven las mujeres. Pero ya no tienen nada que decir, pero sí mucho que escuchar. Pueden empezar por las canciones de Paquita la del Barrio, artista colosal, que tuvo que defender a las mujeres cuando no había justicia para ellas. A todos esos Rubiales y machos ibéricos que se sintieron con el derecho de poseer a sus esposas y a sus amantes como seres inferiores, a todos esos, Paquita ya les dio un repaso, los miró a los ojos y les plantó cara con coraje encima de un escenario. ¡Lo que le habría cantado a Rubiales! Por Paquita la del Barrio y por Jenni Hermoso las mujeres avanzamos en la igualdad con justicia. Besos a todos.