Las «amigurinas» de Mónica

OURENSE

MIGUEL VILLAR

La ourensana muestra sus trabajos en su página de Instagram Monequitalinda

17 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La pandemia obligó a Mónica Movilla, como a otras muchas personas, a quedarse en casa más tiempo del deseado. Supo, entre sus cuatro paredes, aprovecharse de su vena creativa, que la ha tenido siempre. Así, dio una vuelta de tuerca a su habilidad con la aguja. «Al estar tanto tiempo encerrados y no poder salir, y una vez que habíamos terminado de limpiar todos los armarios de casa, me dije ¿Y ahora qué? Y empecé a darle vueltas», relata la ourensana. Compró cuerdas, ganchillos y un montón de materiales que unió a los que ya tenía, ya que una de sus aficiones es el macramé. Y se interesó por el mundo y la técnica japonesa de las amigurinas, un estilo de croché que nació en los años 50. La palabra es un acrónimo de dos términos: ami, que significa tejido, y nuigurumi, que es muñeco de peluche. Y así empezó a dar vida a personajes. Primero probó con famosos. De su ganchillo salieron Sara Montiel, Frida Kahlo o Freddie Mercury. Más tarde probó a hacerse a sí misma y a sus amigas. Cuando se dio cuenta, la casa estaba llena de amigurinas, que iba guardando en cajas. Fue cuando decidió abrir una cuenta en Instagram, Monequitalinda, donde se pueden ver parte de sus creaciones. «Primero muñecos pequeños sin más, luego comencé e ponerles alambres, a pintarlos.....», recuerda. A raíz de enseñarlas, la gente se ha ido interesando y ya recibe encargos. «Me gusta plasmar la esencia de la persona, me resulta interesante. Si ahora me dices haz 50 iguales no las haría nunca, no es eso. Quiero que cuando la gente las vea les de algo así como buen rollo, alegría, aunque nunca les hago bocas ya que no siempre estamos contentos, tenemos derecho a estar tristes. Lo que cuenta es la historia de la persona», dice. Para entender su trabajo, explica que cuando hizo a Frida Kahlo, antes se leyó su biografía para saber cómo era. Y, entre otras cosas, confeccionó sus piernas desiguales. La poliomielitis hizo que la derecha fuese más delgada que la izquierda. «Y lo hice tal cual, si no, no sería real», añade. Así, cuando le hacen un encargo, y si no conoce a la persona, pregunta muchas cosas sobre ella. «Le doy vueltas a la cabeza, para hacer el diseño como si la conociera», añade. Así, no existe un patrón común. Cada muñeca tiene su longitud, forma de la cara o de las manos Además, añade detalles: «Por ejemplo, si le gustan la palomitas, pues hago unas y se las coloco». Con el tiempo ha ido perfeccionando la técnica y actualmente sus muñecas son también articuladas para que puedan mover la cabeza, las manos o sentarse. «Es como si ya tuvieran vida», afirma. Actualmente está de mudanza. Se cambia de casa y su vena artística ha vuelto a activarse. Ahora compagina su trabajo habitual y la creación de amigurinas con la restauración de sus propios muebles. Lo importante es crear.