De ilustrador en Roberto Verino a artista digital

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

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Antonio, con algunas de sus obras en la tienda Miramaría de Ourense
Antonio, con algunas de sus obras en la tienda Miramaría de Ourense MIGUEL VILLAR

El ourensano Antonio Suárez es autodidacta, ilustrador, diseñador gráfico y también tiene un poco de poeta

22 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Antonio Suárez (Ourense, 1963) es, ante todo, diseñador gráfico. También es fotógrafo, un poco pintor y muy artista, aunque todas estas facetas las ha ido descubriendo con los años, poco a poco, y de forma completamente autodidacta. «Para mí identificarme como artista era un poco pretencioso, pero es cierto que con el tiempo acabé aceptándolo porque no me queda otra», afirma. De hecho se describe como uno un tanto atípico, ya que no hace exposiciones y apenas trabaja por encargo. «No tengo una gran producción. Creo lo que necesito», asume. De niño le gustaba dibujar y así fue como empezó todo. Después dio el salto a la fotografía, haciendo montajes, y entonces descubrió el diseño gráfico, su verdadera pasión. «Me permite hacer cosas muy particulares y muy diferentes; afrontar trabajos muy concretos de imagen de marca o de catálogos... Esa parte creativa ya me vale», explica.

Estudió Delineación y de ahí dice que sacó su visión espacial, pero nunca ejerció. «Empecé muy jovencito trabajando como ilustrador para Roberto Verino y es una etapa que recuerdo con muchísimo cariño. Hacía las siluetas que se necesitaban en moda», afirma el ourensano. Montó su propio estudio y se embarcó en los proyectos privados. Incluso llegó a diseñar y a hacer el atrezo para los programas de una productora de televisión. Hoy trabaja para el Grupo Cuevas. «Paralelamente siempre he explotado mi parte más artística. Las serigrafías, los fotomontajes y, en definitiva, mi obra es donde vierto mi parte más personal», admite. Y es que sus láminas están llenas de un mundo interior que es muy amplio y creativo. Antonio también reivindica. Critica lo que cuesta la cultura, el abuso de poder, el conflicto de clases y defiende el amor libre. Sus obras están llenas de simbolismos como las pajaritas de papel, que representan los sueños, las ideas y las ilusiones. También repite mucho en sus piezas los recortes de imágenes de edificios en ruinas. «Me encanta fotografiarlas pensando en que son carcasas, lugares en los que algún existió la vida», cuenta. «Voy recomponiendo, cogiendo trozos de realidad y los voy uniendo para crear nuevas», explica. «Esta faceta de mi vida cubre mi necesidad de expresarme», concluye. Aún así, sigue rehuyendo de las exposiciones, no quiere obligarse a producir ni a vender. «Es lo que más disfruto y no quiero limitarlo ni imponerme una presión», concluye. Por el camino, no se cansa de probar, experimentar y divertirse. Su obra personal puede encontrarse en la web de Antonio Suárez o en la tienda de ropa Miramaría. «Mi intención es la de crear fantasía, una especie de poesía visual, que sale completamente de mi mundo interior», termina.