La directora mexicana participa en el OUFF con «Tótem»
03 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La cineasta Lila Avilés (México, 1982) afirma que lo suyo es contar historias. Lo hace desde niña, de una forma u otra, y lo cierto es que se le da muy bien. Lila es cariñosa, muy sensitiva, espiritual y cercana. Siempre está atendiendo a lo que le rodea, especialmente a las personas con las que se cruza. Y a todo ello va dándole forma en sus películas. Su ópera prima, La camarista, la catapultó como una de las directoras noveles más interesantes del panorama hispano. Ahora acaba de presentar Tótem, su segundo trabajo, que ya ha sido seleccionado como el candidato de México para los premios Oscar 2024 en la categoría de Mejor Largometraje Internacional. Esta película es lo que la trae a Ourense. Con ella participa en la sección oficial del OUFF. Viene directamente del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y, aunque está agotada, también está feliz. «El paso por San Sebastián estuvo precioso pero también intenso, así que vengo con mucho desgaste y muchísima energía al mismo tiempo», admite. El sábado por la noche presentó su filme a los ourensanos con una proyección especial en las salas. «En cuanto estoy en contacto con el público se me olvida el cansancio. Creo que esa es la belleza auténtica del cine: estar con el espectador. Ahí me rehago», afirma.
A Lila le importa más la creación que los premios. «No hay nada más lindo que que haya diversidad en el cine y creo que los reconocimientos son muy subjetivos. Yo no puedo estar más agradecida con el cariño que se muestra a la película, que está viajando ya por más de 30 países», dice. «Pongo mucha atención en alimentar el corazón y no el ego. Mi trabajo es contarle a los demás y eso es lo que quiero abordar en mis proyectos», añade. Su cine es versátil y varía con cada nueva pieza. «Pongo mucha atención en no repetirme. Hay cierta idea de que cada director ha de hacer la misma película una y otra vez hasta que se muera. Es como un maleficio y yo no quiero ni por asomo que sea así», cuenta. En Tótem aborda una historia personal salpicada de muchas otras. Sol, una niña de siete años, abraza la esencia de dejarse llevar como una liberación para la existencia en este filme que es intimista a la par que costumbrista y directo. «Esta película nace de experiencias muy personales que he transmutado mucho. Yo fui mamá joven y la historia es muy cercana a mi relación con mi hija», afirma. «Quería regresar a mi casa e introducirme en la profundidad de cómo nos habitamos las personas y también de cómo nos relacionamos», amplía.
La mexicana cambió la actuación por la dirección y cree que no se equivocó. «Este es el lugar en el que más feliz me siento», dice. Se reconoce entre las nuevas generaciones que producen en México. «Somos una generación de mujeres directoras con mucha ferocidad y ganas», afirma. Lo mismo ocurre en España. «Mi sueño sería trabajar en muchos países, siempre entendiendo la historia y sabiendo contar desde el respeto», adelanta. Entre sus favoritas en nuestro país está Carla Simón. «Sería maravilloso trabajar con ella», dice.
De la sección oficial del Festival de Cine de Ourense le gustan muchas películas pero tiene una favorita. «Amo con todo mi ser a Kaurismäki, así que creo que todo el mundo debería ver Fallen Leaves», confiesa. Tuvo la oportunidad de hablar sobre las propuestas con las ourensanas. Lo hizo en el trenecito turístico que recorre Ourense, mientras iba de camino a las termas. Lila es así, humilde y natural hasta la raíz. «Tenía que probar las pozas y me encantó hacerlo rodeada de nuevas amigas. Creo que esa es la belleza. Lo bonito de ser cineasta es tener la capacidad de ir a un lugar, abrirte y mezclarte con las personas. De ahí salen las historias», concluye.