La hostelera Marisa Camino estuvo más de veinte años al frente del restaurante Centro Social
30 ago 2020 . Actualizado a las 14:40 h.Marisa Camino (1954, Trasmiras) dice que acabar dedicándose al mundo de la hostelería no es casualidad. Quizá sí cuestión de azar. «A mí siempre me gustó la cocina. Probar los ingredientes, mezclarlos, conseguir perfeccionar las recetas y crear otras nuevas. Sin embargo, mi historia no me relaciona con los fogones desde niña. En mi caso es algo que surgió de forma natural, poco a poco me fui profesionalizando y ganando experiencia. Y hasta hoy», explica. Su primer contacto con un restaurante desde dentro fue por 1976 en El Piolindo, en Barcelona. «Estaba recién casada y mi marido -Gustavo Contreras- tenía familia en Cataluña, así que allá nos fuimos. Los ocho años que estuvimos, yo trabajé en este restaurante, que regentaba un monfortino», dice. «Era de los más originales que había en aquel momento en Barcelona. Estaba, y está, pegado a la catedral y sobre todo trabajaba producto gallego», amplía. Aunque en esa etapa Marisa estaba detrás de la barra, se metía en la cocina todo lo que podía para echar una mano.
Después de Cataluña, ella y Gustavo emigraron un tiempo a Venezuela y nada más poner un pie de nuevo en Ourense, entró a trabajar en A Taberna, en el Xardín do Posío. «Nada más regresar a la ciudad, me planté en el restaurante y le dije al propietario que si necesitaba a alguien yo estaba dispuesta a trabajar y a mejorar en cocina todo lo que hiciese falta. Me respondió que empezaba al día siguiente», recuerda. Lo que comenzó como una propuesta de buenas intenciones y un reto profesional, terminó convirtiéndose en una carrera acelerada sobre elaboraciones, platos gallegos y cocina tradicional en general. «Estuve diez años en A Taberna, hasta que los propietarios se jubilaron y traspasaron el negocio. Para mí es un orgullo haber trabajado en el que considero uno de los mejores restaurantes de la ciudad, especialmente por la grandísima calidad de todo el producto que servíamos», explica. Y no exagera. Son muchos los que reconocen a Marisa a día de hoy por su etapa en el local de la capital, sin embargo fue cuando terminó esta que empezó con su gran proyecto profesional: el restaurante Centro Social de Allariz.
«Se nos planteó la oportunidad y no lo dudamos. Lo cogimos en 1999 y en febrero del 2000 inauguramos, después de largos meses amueblando, decorando y preparando la parte del jardín», recuerda la cocinera ourensana. Al principio Centro Social era un bar en el que se podía disfrutar también de alguna ración a compartir como chipirones, tortilla, pimientos de padrón... La cosa fue creciendo y la propia demanda animó a Marisa a meterse en la cocina para preparar elaboraciones más propias. Así llegó su plato estrella, el que ha dado la mayor fama a su restaurante: el arroz con pulpo. «Tuvo un éxito que ninguno nos esperábamos. Venían de toda España a comerlo y a raíz de tomar ese plato, descubrían nuestro codillo, nuestro cordero asado, el arroz con bogavante...», explica. Tanto es así que aún a día de hoy, recién jubilada desde diciembre, todavía hay vecinos y turistas de Allariz que se ponen en contacto con ella para intentar convencerla de que vuelva a cocinarlo. «Me invitan a sus casas para que haga arroz con pulpo. Es alucinante y a la vez muy emotivo. Incluso clientes que venían de fuera de Galicia me han llamado este verano para verme y tomar algo juntos. Es precioso saber que la comida que hacía ha creado esos vínculos con la gente», dice. Pero deniega la oferta: «Estaba muy saturada de trabajar. Fueron veinte años al frente del Centro Social con todas las horas de cada día invertidas en él y lo único que quería era salir de la cocina y colgar el delantal», admite. Allariz conquistó tanto a este matrimonio ourensano, que ya no se plantean marcharse. Viven en Meire, en una casita a la que este verano han añadido una pequeña piscina. «Para que disfrute la nieta», dice Marisa. Su mayor pasión hoy en día.
«Primero tiene que gustarte comer; degustar y saborear bien la comida»
Marisa Camino, creadora del arroz con pulpo de Centro Social de Allariz, tiene dos hijas, María y Andrea. Cuenta que ninguna quiere dedicarse a la hostelería pero afirma con orgullo que las dos comen muy bien.
«La pequeña -Andrea- cocina de maravilla, siempre está buscando recetas de platos raros y modernos y luego cuando viene a casa nos los cocina a todos», dice. Esta cocinera ourensana piensa que para conseguir cocinar bien ha de ser así: «Primero tiene que gustarte la comida, degustarla, saborearla y así vas encadenando el elaborarla tú mismo y hacerlo lo mejor posible. Son horas de práctica y de pruebas, pero a veces el resultado merece mucho la pena». También destaca el poder de una buena compañía en la mesa.
Quién es. Su rincón.
Quién es. Nació en 1954 en la pequeña aldea de Os Pardieiros, en el Concello de Trasmiras. Con 10 años se mudó a la capital, donde estudió y comenzó a trabajar. Después llegaría una etapa en Barcelona, en Venezuela, de nuevo Ourense y en Allariz; siempre con la comida entre las manos.
Su rincón. Escoge As Burgas, tanto la fuente como toda la zona que la rodea, porque ha sido testigo de los grandes cambios de su infancia. Desde acompañar a su madre a por agua o a lavar la ropa, hasta quedar allí con sus amigos más de niña y de adolescente. «Es el sitio que más relación tiene conmigo y es lo más bonito de la ciudad, lo más representativo. Aquí me crie y guardo recuerdos preciosos», dice.