Cambiaron Madrid por Allariz: «La casa nos ha costado tres veces menos de lo que pagaríamos en la capital»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

ALLARIZ

Pablo y Julia, en la escuela de Allariz donde trabajan hoy en día
Pablo y Julia, en la escuela de Allariz donde trabajan hoy en día Miguel Villar

Julia Rodríguez y Pablo Sánchez se mudaron en agosto con su hijo al interior de Ourense

28 ene 2024 . Actualizado a las 21:20 h.

Julia Rodríguez y Pablo Sánchez son dos madrileños a quienes la pandemia les hizo replantearse su vida. «Somos profesores de swing y la llegada del covid-19 provocó que nuestro trabajo se quedase a cero. Una vez que retomamos la normalidad, el nivel de alumnos se había reducido muchísimo y nos estaba siendo muy difícil remontar», explica él. Su hijo Daniel, que hoy tiene cuatro añitos, nació unos meses antes de que se declarase el estado de alarma y eso también les influyó a la hora de buscar un futuro diferente. «Cuando tienes un bebé, todo cambia. Queríamos darle una vida mejor», apunta Julia. La naturaleza y la tranquilidad eran algunas de las cualidades que ansiaban para su día a día. «Buscábamos un entorno más saludable, con menos contaminación tanto medioambiental, como acústica y lumínica. Nosotros llevábamos un tiempo viviendo en la sierra de Madrid y, cuando nació Daniel, nos tuvimos que mudar y nos dimos cuenta de que el acceso a la vivienda allí era nefasto», admite Pablo. Por todo ello se pusieron a buscar localizaciones para irse fuera de la capital. Barajaron el pueblo de él, Candeleda (Ávila). Luego miraron opciones en Toledo y Segovia, ciudades más cercanas y que conocían porque allí impartían clases de baile también. Ninguna les convencía. 

Finalmente miraron a Galicia, de donde son los padres de Julia. «Mi madre es de Lalín y mi padre de Manzaneda. Ellos se fueron a Madrid a estudiar y ya se quedaron, hasta que hace unos años, como buenos gallegos, volvieron a casa. Yo conozco esta tierra desde niña», afirma. «Unos amigos nos hablaron de Allariz, de lo bonito que era y de las posibilidades que tenía. Es un municipio con mucha actividad. Julia ya lo conocía y le encantaba», añade Pablo. Se lanzaron y desde agosto viven en la villa alaricana. La pareja se mudó con su hijo y su perro, un miembro más de la familia, a una casa rodeada de naturaleza. «Tuvimos que comprar porque no había nada en alquiler. Esto en Madrid sería impensable. Nos ha costado tres veces menos de lo que pagaríamos allí», admite el madrileño. «Antes teníamos la sensación de que nos íbamos muy lejos, ahora el hecho de que nuestro hogar esté tan apartado de la capital nos parece una auténtica ventaja», amplía. Aún así, el AVE, que les sitúa a dos horas y media de familia y amigos, les dio el empujón que les faltaba para mudarse. 

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«De este sitio te enamoras», asegura Julia y admite que el cambio más significativo que han experimentado desde que se mudaron es el aprovechamiento del tiempo. «Hemos pasado de tardar una hora y media en coche para llevar a nuestro hijo al colegio a hacerlo andando, a través de un camino de árboles y ríos», explica Julia, sin poder evitar emocionarse. Daniel estudia en Xunqueira de Ambía. Adaptarse no les está costando. «Viniendo con un peque las relaciones se hacen rápido porque hay muchas familias jóvenes en el cole y ponemos en común lo que nos pasa», afirma la madrileña.

En Allariz están forjando una vida nueva, con amistades que van surgiendo, pero a casi 500 kilómetros están muchas de las personas que quieren. «Hay gente que nos echa de menos y que confiesa que le da envidia lo que hemos hecho», dice Pablo. «Tenemos personas a las que ahora vemos más porque no paran de subir a visitarnos, pero también es cierto que este cambio nos ha servido para decantar. Una parte de nuestras relaciones se ha esfumado y la que es más valiosa ahora tiene más espacio e importancia», añade Julia. 

Pablo y Julia son bailarines de «swing»
Pablo y Julia son bailarines de «swing» Miguel Villar

Julia tiene 41 años y Pablo 42. Ella estudió Arquitectura y él Bellas Artes. Se conocieron bailando swing en el 2010 y lo suyo fue un flechazo, tanto entre ellos como con respecto a esta modalidad musical. Fue tan fuerte que en el 2012 lo dejaron todo para poner en marcha su propio proyecto artístico. Se llama Big South y es una escuela de baile en la que imparten lindi hop. «Lo que nosotros enseñamos es lo que se bailaba en Harlem en los años cuarenta. Es una disciplina súper alegre, que transmite un montón de vitalidad y libertad, y la verdad es que a la gente le encanta», explica Pablo. Esta iniciativa se vino con ellos a Galicia y de hecho ya están dando clases en Allariz. Tienen un grupo los jueves en el Aula Cantarela, abierto a todos los que quieran aprender swing, y en febrero comenzarán a impartir también en el espacio de formación artística Tics, en el centro de Ourense. Además organizan aulas abiertas dirigidas a todos los que quieran conocer lo que hacen, profundizar en el swing, divertirse y relacionarse.