Saxofón a tres voces en Celanova

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

CELANOVA

Santi M. Amil

La familia Esperanza Martínez comparte su afición musical en la banda municipal

20 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La afición por la música de la familia Esperanza Martínez, de Celanova, se remonta a generaciones anteriores. Lino Esperanza, el padre, comenzó a estudiar solfeo y saxofón con 14 años. Había hecho sus pinitos con la banda de gaitas del grupo local Lembranza Solpor. Viendo al padre estudiar en casa sus hijos, Iago y Saray, empezaron a interesarse por la música y eligieron el mismo instrumento que Lino: el saxofón. Los tres tocan juntos en la banda de música municipal de Celanova desde hace unos cinco años. Iago, de 19 años, se está formando en el conservatorio de Ourense con la ilusión de dedicarse profesionalmente a la música.

En los inicios, recuerda Lino, fue su tío Jesús, Paíño, quien le marcó las primeras pautas y luego pasó a aprender solfeo con Perfecto Rodríguez, músico que inició en la disciplina a muchos jóvenes celanovenses dándoles clase en su taller de carpintería. El instrumento con el que comenzó fue el saxo. Había uno en la casa familiar, traído de Venezuela por un tío y Jesús le enseñó a tocarlo.

Un año y medio más tarde, aproximadamente, Lino debutó con la banda de música de Celanova. El estreno fue exigente: nada menos que una procesión de la Semana Santa de Zamora. «Era tocar seguido desde as cinco ou seis da mañá ata as doce do mediodía, con só media hora de descanso», aclara el saxofonista padre. Siguió aprendiendo en los ensayos con la banda, enfocados a las numerosas salidas festivas que entonces tenía la agrupación musical de Celanova. Eran años en los que las actuaciones les llevaban varios días de la semana fuera de la villa. «Empezabas tocando pola mañá e acababas con verbenas, as dúas e pico da madrugada. Así eran as festas na zona de Pontevedra. Agora iso xa se acabou. Practicamente non hai festas para as bandas. Eu tampouco podería estar tocando hoxe e deixar de traballar un montón de días no verán por ir coa banda», reconoce Lino. Esa etapa duró para él unos diez años, hasta los 25. Motivos laborales le obligaron a dejar la afición musical, pero la retomó en el 2011 en un encuentro de músicos y ex componentes de la banda. Y, desde entonces, continúa. Ahora, acompañado por sus dos hijos.

Saray, la menor, fue la siguiente de la familia en continuar con la afición musical. «Veía a mi padre con el saxofón en casa y me gustaba. Me enseñó él a tocar y luego en la escuela de música de la banda», relata. En ese momento, ya se ofrecía una formación más reglada, con profesores dedicados a dar clases de solfeo y especialistas en instrumentos.

Se creó una banda infantil que, opina Lino, ayudó a atraer a muchos jóvenes de Celanova. «A sección infantil fixo moito pola banda, formaron aí a moitos rapaces», añade. Saray asiente. Con siete años, ella comenzó a tocar el piano en la escuela, luego batería y con ocho ya cogió el saxofón. «Entré en la banda infantil, donde empecé con la caja. Me fui formando y de ahí pasé a la de adultos», cuenta Saray, de casi 17 años, que cursa 1º de Bachillerato.

A Iago le picó el gusanillo cuando su hermana entró en la escuela de música. Tendría unos 13 o 14 años: «Hasta el día de hoy, que es lo que quiero. Espero, algún día, poder dedicarme solo a la música». Actualmente cursa el tercer año en el Conservatorio Profesional de Ourense especializándose en saxo barítono, el que tiene un sonido más grave. La elección del instrumento, en su caso, como en el de su hermana, vino por ver a su padre tocando en casa. Le gusta la composición y tiene como referentes en este campo a David Rivas y a Jacob de Haan. «Empiezo a hacer mis cositas de composición», afirma el joven.

Aunque los tres tienen el mismo instrumento, el estudio es individual. «Na casa, cada un métese na súa habitación a estudar os seus papeis. A música quere dedicación, se non, pérdese», explica Lino. En la banda sí suenan las tres voces de sus saxofones.

DNI

Quiénes son. Lino Esperanza Álvarez, de 55 años; Iago Esperanza Martínez, de 19, y Saray Esperanza Martínez, de 17.

Profesiones. Lino es pintor y toca desde los 16 años en la banda. Su hijo Iago estudia en el conservatorio para ser músico profesional y Saray cursa 1º de Bachillerato.

«La música me ocupa las tardes», dice Iago, que quiere ser profesional

En la familia de Lino se respira ambiente musical desde siempre. Sus hijos son, de hecho, la cuarta generación de instrumentistas. Iago Esperanza tiene claro que le gustaría dedicarse a la música y Saray está más enfocada a sus estudios de bachiller y tiene la banda como una afición. «Si en el futuro me puedo dedicar a esto también me gustaría. Quiero estudiar Biología, pero si tuviera tiempo para ir al conservatorio, iré», aprecia la joven.

Iago comenta que los estudios musicales le ocupan ahora casi todas las jornadas. «Tengo todos los días clase por la tarde, ensayo y, además, el tiempo que hay que dedicarle en casa», detalla. Cuando termine en el conservatorio profesional de Ourense, tendrá que irse a Vigo o a A Coruña, asume, para continuar sus estudios superiores.

Los nuevos retos que tendrán con la banda serán dos días en Viveiro por un intercambio con sus homónimos mariñanos, conciertos en Celanova y Vigo en homenaje a Curros, en mayo, y el Festival Hércules Brass, en verano.

La música, tienen claro, es amistad, y también con componentes de otras bandas. Lino recuerda el concierto conjunto que dieron las agrupaciones de Celanova y Vilanova: «Tivose que facer antes. Estivo moi chulo».