Se conocieron hace un año en una fiesta de solteros de Celanova y ya están prometidos

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

CELANOVA

Irene y Bruno posan en la plaza Mayor de Celanova
Irene y Bruno posan en la plaza Mayor de Celanova Santi M. Amil

Irene Morán y Bruno Álvarez no querían ir a la reunión de «singles» pero allí encontraron el amor

11 mar 2024 . Actualizado a las 12:43 h.

Dicen que el amor no se busca y que aparece cuando menos te lo esperas. Eso es exactamente lo que les pasó a Irene Morán (Sevilla, 46 años) y Bruno Álvarez (Castrelo de Miño, 44 años). El 1 de abril se cumple el primer aniversario desde que empezaron a salir. Es una fecha que ninguno de los dos va a olvidar nunca y, de hecho, la llevan tatuada en la muñeca. Su noviazgo es especial por muchos motivos, empezando por la forma en la que se conocieron. Fue en una fiesta de solteros en Celanova que organizaron dos empresarios gallegos el año pasado. Una cita que ya tiene segunda edición: será el próximo sábado 6 de abril. 

Irene y Bruno acudieron a la reunión para singles de casualidad. «Eu tiña un amigo de Boiro que quería ir a toda costa, así que lioume ata que me convenceu e ao final xurdiulle un problema e acabei indo eu só á festa», recuerda Bruno. «A mí me parecía una tontería. Pensaba que si no éramos capaces de encontrar el amor en el día a día, no iba a estar en una celebración así», admite Irene, que se animó a ir impulsada por una compañera de trabajo. Se les sumó su jefa y el marido de esta. «Fuimos los cuatro a pasarlo bien y nada más», explica. El caso es que Bruno conocía a una de las personas con las que iba Irene y así fue como entablaron conversación. «Cuando lo vi acercarse pensé: ahí viene el chulito de la fiesta», confiesa ella. Hasta le contestó mal de primeras. Pero poco a poco él, que antes de verla había pensado varias veces en coger el coche e irse, consiguió ablandarla. «Le pedí a mi jefa que le dijese que se quedase en nuestra mesa», concede. «Tropecei con ela e a verdade é que xa me quedei prendado. Tiña moito carácter e iso chamoume a atención», cuenta Bruno. Dicen que desde el momento en el que se pusieron a cenar, en una velada organizada con todo lujo de detalles en el restaurante Betanzos, supieron que eran el uno para el otro. No se han separado ni un solo día desde entonces. 

Bruno e Irene llevan la fecha en la que se conocieron tatuada
Bruno e Irene llevan la fecha en la que se conocieron tatuada Santi M. Amil

Irene, que es natural de Sevilla, lleva más de dos décadas en la provincia de Ourense. Vivía en Celanova cuando conoció a Bruno, pero en septiembre, cinco meses después de su primera cita, se mudó con él a Castrelo de Miño. «Cuando el amor viene de repente, lo mejor es disfrutarlo, así que me fui sin pensarlo», dice ella. «La fiesta de singles nos cambió la vida. Yo iba hasta de mala gana, pensando en los típicos comentarios que haría la gente, tachándome de desesperada o lo que fuera, y mira...», añade. Bruno está de acuerdo. Mudarse juntos no es su primera locura de enamorados. Poco antes, en julio, se tatuaron la fecha en la que se conocieron. «Nos fuimos a Sevilla de vacaciones y al volver nos dio por ahí. Nos hacía muchísima ilusión», dice ella.

Irene y Bruno afirman que están enamorados como no lo habían estado antes, de una manera adulta, consciente y realista, sin corazones, purpurina ni ñoñerías. Entablaron la relación desde la sinceridad y han hecho partícipes de lo que sienten a todos sus seres queridos, empezando por sus respectivos hijos. La sevillana tiene tres y su chico dos. Se llevan de maravilla. «La verdad que han encajado muy bien y eso también nos hace felices», dice ella.

Los dos creen que han encontrado el verdadero amor. «Sobre todo valoro su paciencia y lo bien que me trata», dice ella. «A min encántame o seu carácter. É unha muller loitadora, dáme guerra todos os días e sempre me anima», afirma él. Se quieren tanto que ya han dado el siguiente paso en la relación. Bruno le pidió matrimonio hace unas semanas y ella contestó que sí. De hecho, luce orgullosa su anillo en la mano izquierda. «Habrá boda», termina Irene, que anima a todo el mundo a asistir a la nueva edición de la fiesta de solteros de Celanova. «Hai que pasar do que digan os demais. As cousas non cambian se non se intentan», concluye Bruno.  

Únete a nuestro canal de WhatsApp

Una relación sin toxicidad

Ese 1 de abril del 2023 también surgió el amor entre Mónica Álvarez, de 30 años, y su actual pareja, Óscar Viso, de 36. Ambos residen en Celanova y, aunque llevaban toda la vida viéndose, nunca se habían fijado el uno en el otro hasta que llegaron a la fiesta de solteros. «Íbamos juntos a baile y también al gimnasio, pero no nos conocíamos», dice ella, que acudió a la cita para singles animada por una amiga. «Se lo comenté a otros cuatro amigos y al final terminé yendo yo sola de chica. Pensábamos que no teníamos nada que perder y que, al fin y al cabo, era una forma diferente de pasar el sábado», recuerda.

Mónica y Óscar empezaron a hablar durante el baile. «Me gustó lo que decía y cómo pensaba, así que me llamó la atención», admite la celanovesa. Esa noche no pasó nada entre ellos pero se citaron para tomar algo al fin de semana siguiente. El café se convirtió en cena y poco a poco fue surgiendo la relación. «No tenía ninguna expectativa y fue toda una sorpresa descubrir a una persona como Óscar en esa fiesta. Yo pensaba que si hubiese querido algo con él, ya lo habría tenido o buscado, pero no era así», confiesa. Viven juntos desde septiembre y, según las palabras de Mónica, tienen una relación de diez. «Es lo mejor que tengo en mi vida a día de hoy. Sé que no llevamos ni un año juntos, pero es que es todo muy bonito, muy sano... A mí me encantaría seguir con él para siempre», declara. En estos casi doce meses de noviazgo todavía no han discutido ni una sola vez. «Me encantaría casarme con él y, de hecho, espero que me lo pida algún día», concluye Mónica, que asegura que los organizadores de la fiesta de solteros de Celanova estarían invitados al enlace.