«No voy a estar toda la vida definiéndome»

PONTEVEDRA

JOSE MANUEL CASAL.

Dulce Pontes ofrece hoy un concierto gratuito en O Grove dentro del ciclo de actuaciones de la Festa do Marisco

10 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Huye de los convencionalismos y de los caminos trillados como alma que lleva el diablo. Cierto es que ese afán inconteniblemente inquieto ha propiciado algunos vaivenes en su carrera. Y que en más de una ocasión ha generado cierta inquietud, cuando no desasosiego, entre su legión de seguidores. Pero de ninguna otra forma se podría entender a Dulce Pontes. Se alejó del fado cuando más podría haber recibido de él. Se adentró en la demasiadas veces inexpugnable world music. Coqueteó con el pop, con el cine, con la música de raíz... Y todo ello ha ido configurando una personalidad musical fascinante que durante tres décadas ha cautivado a medio a mundo.

-Hace unos días publicaba un post en el que hablaba de «sonhos en pé de vida». ¿Cuáles son esos sueños?

-Son muchos. Obviamente siempre en torno a la música. Es lo que me ha movido todo este tiempo. Tengo proyectos muy distintos en mente. Seguiré componiendo... Haciendo muchas cosas a la vez. Pero eso no es síntoma de dispersión. Es síntoma de tener voluntad de proseguir. Además, la mayoría de ellos han surgido de una forma muy natural y espontánea. Te confieso que a veces tengo miedo a pensar cosas. Porque al final, más tarde o más temprano, siempre acabo por hacerlas.

-En el 2020, para celebrar sus 30 años en la música girará en formato trío. ¿Por qué escogió esa opción?

-Para recuperar la esencia de las canciones y para tener diferentes experiencias a nivel musical. Nunca me ha gustado quedarme ahí cerradinha, en un lugar confortable.

-Recientemente le hemos visto hasta cantando ópera durante los ensayos.

-(Se ríe) Tanto como ópera no se puede decir. Es cierto que mi profesora de canto era soprano y que podría haber seguido esa línea. Pero ahí me habría quedado muy limitada. Me interesa mucho más explorar distintos ambientes y cantar distintos géneros.

-En muchos sitios la siguen citando como «la fadista». ¿Le molesta?

-No es que me moleste o no me moleste. Es que no es verdad. La fadista solo canta fados. Y yo... ¿Voy a pasar toda la vida definiéndome? Pues no. Me llamo Pontes, Dulce Pontes. Gracias.

-En una industria en la que cada vez se defiende más la fusión usted advierte que hay que tener cuidado con saltarse determinadas fronteras.

-Claro, incluso dentro de los géneros de un mismo país. Pero de esto ya se hablaba hace veinte años. De todos modos tampoco me hagas mucho caso. Cada vez sé y entiendo menos lo que está pasando. Y tampoco es esa mi función. No soy musicóloga ni socióloga. Mi misión es componer y buscar nuevos sonidos. No es juzgar lo que los otros hacen ni valorar cómo está el mercado.

-Ha confesado que «no es por desanimar» pero que no le gustaría tener que empezar ahora en el mundo de la música.

-¡Ah, no, no! Está todo muy raro. En mi tiempo se vendían discos físicos. Ahora es totalmente diferente.

-De su último disco, «Peregrinação», dijo que era un disco «ibérico». ¿A qué se refería con ese concepto?

-El concepto de ibérico tiene hoy una carga política que a mí no me interesa. Y tal vez por eso también la gente lo rehúsa. Pero es innegable que estamos en la península Ibérica y ese disco no solo traza un puente entre los dos países ibéricos, sino que llega también hasta Argentina porque hay en él también muchos temas del folklore de aquel país.

-Precisamente de Argentina, aunque afincado en Arousa desde hace muchos años, es su pianista, Juan Carlos Cambas.

-Sí, él fue quien me puso en contacto con muchos músicos argentinos que yo admiraba desde siempre. Y no me podía creer que ellos quisieran colaborar conmigo. Es algo que no voy a olvidar jamás. Juan Carlos es un amigo para toda la vida... Y después, si nos encontramos allá, también.

-Viene a actuar a O Grove en la Festa del Marisco. ¿Le gusta?

-Me encanta. Soy una caníbal del marisco. Sobre todo de las sapateiras (buey de mar). ¡Qué buenas, por favor! Espero tener tiempo en O Grove para probarlo.