Todo en contra para que el rey emérito navegue en Sanxenxo: no llegó su Bribón y no hay viento

Los elementos parecen ponérsele en contra este fin de semana al rey emérito para que pueda hacer lo que más le gusta: navegar por la ría de Pontevedra. Hasta Sanxenxo no ha llegado su barco, el mítico Bribón, y además no sopla el viento para que pueda iniciarse la regata Desafío Barceló, prevista para este sábado y mañana y de la que todavía no se sabe si se acabará disputando o no.  

Juan Carlos I llegó poco antes del mediodía al pantalán náutico de Sanxenxo. Lo hizo cumpliendo el mismo guion de todas sus visitas a la villa turística gallega: como copiloto del Volvo de color dorado de su amigo y anfitrión, Pedro Campos. 

En el pantalán se le pudo ver acompañado de su sobrina María Zurita, hija de su hermana Margarita, que viajó a Sanxenxo con su niño, Carlitos, que es ahijado del rey emérito y que también estaba en el puerto sanxenxino.

La falta del Bribón, que se desplazó a Estados Unidos por una competición y que no logró llegar a tiempo por las malas condiciones meteorológicas que acusó el mar y el remolcador que lo debía traer hasta Vigo, no era un problema. Ya que la tripulación del Bribón, con Juan Carlos I y Pedro Campos incluidos, iba a participar en el Desafío Barceló en un barco de apoyo. El problema es la falta de viento que retrasó la regata. 

Sea como fuere, compita o no, lo que sí está previsto es que esta noche, a partir de las 20.30 horas, el monarca emérito participe en una cena en el club náutico. Es probable que le acompañe su sobrina y su ahijado. Y falta saber si acudirá algún familiar o amigo más allá de sus compañeros del ámbito deportivo.

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