
El 38 % de los organismos públicos de España aún no han comenzado el proceso para adaptarse al nuevo paradigma tecnológico
04 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La Universidade de Santiago (USC), el Ministerio para la Transición Digital y la empresa Plexus Tech se unieron hace solo una semana para crear la primera cátedra de medicina personalizada e inteligencia artificial (IA) de toda España. Fue Ángel Carracedo, experto mundial en genética, el encargado de hablar sobre la importancia de una simbiosis que calificó de revolución, de un auténtico paso hacia adelante que impactará en la salud de miles de gallegos. La IA permitirá cribar millones de datos sanitarios de los pacientes del Sergas. Facilitará el descubrimiento de nuevos fármacos, se adelantará a la aparición de enfermedades y permitirá acertar con mayor precisión en los tratamientos. En definitiva, conseguirá que los ciudadanos gocen de mejor salud y durante más tiempo. En pleno 2025, la tecnología continúa impactando en un mundo en constante cambio, aunque es ahora la IA la que acapara titulares y, sobre todo, inversiones multimillonarias. Esta realidad no es ajena al sector público, que también necesita adaptarse al nuevo entorno. No hacerlo solo es la garantía de acabar devorado por él.
En ese contexto, The Economist Impact y la empresa SAS han publicado el estudio Reimagining the future of public sector productivity, que destaca que el 48 % de los responsables de las administraciones públicas españolas consideran que la transición digital podría aumentar la productividad de sus organizaciones. Sin embargo, reconocen que el 38 % de los organismos aún no han iniciado este proceso, a pesar de que sus profesionales admiten la importancia de adoptar medidas para no quedarse atrás en un entorno global cada vez más competitivo. El informe también destaca la irrupción de la pandemia como piedra de toque, potenciando la digitalización del sistema público, aunque demostrando también la necesidad de unos servicios más ágiles, accesibles y personalizados.
Más de 1.500 encuestados
El estudio se basa en una encuesta a más de 1.550 empleados públicos de 26 países diferentes. Todos reconocen el potencial transformador de tecnologías como la IA, aunque también que su implementación no es sencilla. Actualmente, solo el 34 % de las organizaciones usan la IA para optimizar operaciones internas, mientras que un 30 % de los encuestados señala la falta de transparencia de estas herramientas. Además, el 44 % prefiere no utilizar datos confidenciales, una cifra que «pone en evidencia la necesidad de las tecnológicas de desarrollar soluciones más seguras y confiables», según indican fuentes de SAS.
A pesar de estos desafíos, la IA se posiciona como una herramienta clave para el futuro del sector público español. El 52,3% de los encuestados cree que tendrá un impacto significativo en la productividad en los próximos tres años. Actualmente, sus principales usos incluyen el análisis predictivo de grandes volúmenes de datos (62%) y la ciberseguridad y prevención del fraude (un 50%, a la par con el 54% a nivel mundial). Estas aplicaciones, destaca el informe, permiten anticipar riesgos, mejorar la toma de decisiones y garantizar la protección frente a amenazas externas.
Los datos desgranados en el documento también subrayan la importancia de generar confianza en la IA mediante casos de éxito y marcos regulatorios claros. El 65% de los profesionales españoles afirma que solo adoptará nuevas tecnologías una vez que se haya demostrado su eficacia en otras organizaciones. Este enfoque conservador refleja la necesidad de estrategias sólidas de gobernanza de los datos de los ciudadanos, algo que ya está presente en el 58% de las administraciones públicas españolas y está en línea con la cifra global del 66%. Para Ángel Carracedo, su impacto será un antes y un después. Antes todavía queda mucho camino por recorrer. La IA y los nuevos paradigmas tecnológicos todavía acaban de irrumpir.