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ACE: Inteligencia artificial gallega para el tratamiento de heridas crónicas

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

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De izquierda a derecha: Andrés Muñoz Fernández, Diana Sofía Herrera Valenzuela, Tomás Cardenal López, Daniel García Coego, Helena Fernández López y Miguel Ángel Pérez Sousa
De izquierda a derecha: Andrés Muñoz Fernández, Diana Sofía Herrera Valenzuela, Tomás Cardenal López, Daniel García Coego, Helena Fernández López y Miguel Ángel Pérez Sousa Oscar Vázquez

Un equipo gallego diseña una aplicación que determina con una foto qué tipo de apósitos hay que utilizar en lesiones como escaras

12 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosendo, un enfermero referente para herida crónica en el hospital de Montecelo, con más de 20 años de experiencia, reparó un día en que pasaba una cantidad de tiempo nada desdeñable en atender consultas y dudas de otros profesionales sobre esta cuestión. Porque las heridas crónicas (aquellas que duran seis semanas o más, como pueden ser úlceras por presión o úlceras de pie diabético) tienen un tratamiento muy diferente a las agudas: hay que curarlas en ambiente húmedo. Para ello, el Sergas cuenta con 55 productos diferentes que generan cuatro millones de combinaciones y algunas de ellas son incompatibles. 

«Necesitas muchos de experiencia para hacer un tratamiento adecuado», explica Óscar Pérez, el CEO de Advanced Cutaneous Evaluator (ACE), un sistema que utiliza la tecnología y la inteligencia artificial para apoya las decisiones del personal sanitario en el tratamiento de heridas crónicas, una posibilidad que se planteaba en su día el enfermero referente en Montecelo: ¿no se podría hacer una fotografía y una aplicación, automáticamente me dijera qué es lo mejor?

 El Sergas se puso entonces con la Fundación Pública Galega de Investigación Biomédica Galicia Sur y con Gradiant. Así, en el 2017, comenzó a gestarse lo que se conoce como SSDC: un sistema de soporte a la decisión clínica. A día de hoy, ACE ya está en fase de producto mínimo viable y a finales de año se constituirá como spin off.

«ACE es un evaluador cutáneo avanzado, una aplicación que lleva en el móvil el profesional, hace una fotografía de la herida una vez está limpia y el sistema aplica inteligencia artificial» primero para la detección de la herida y luego de los tejidos que hay presentes en esta lesión, «que algunos no son triviales, porque son tonalidades del color de la piel para saber en qué fase de evolución está la herida», explica Pérez. 

Una vez ha detectado la lesión, el sistema también hace una serie de preguntas al profesional sobre la herida. Una vez recopilada la información, el ACE ofrece al sanitario, dentro del catálogo de productos disponibles, cuál es la combinación recomendada. Y se le dan además varias opciones. «Puede ocurrir que en un tratamiento domiciliario el profesional lleve en su maletín algunos productos pero no todos». Así que a través de las diferentes opciones que se ofrecen, se cubre el 100 % de las características necesarias para ayudar en la curación. 

A través del programa Ignicia ACE ha accedido a la financiación necesaria para el desarrollo tecnológico y para los ensayos clínicos para obtener la calificación de dispositivo médico clase 2 y categoría A, que es una de las ventajas competitivas del Advanced Cutaneous Evaluator. 

ACE aplica la inteligencia artificial en dos pasos. En un primer momento, el sistema localiza y perfila la herida y, una vez detectada, busca en ella las diferentes tipologías de tejidos para llegar al tratamiento más adecuado. El entrenamiento de la red neuronal con la que opera ACE y que tiene capacidad de discernir el tipo de tejido presente en la herida se hizo fundamentalmente a través de los datos proporcionados por la sanidad pública gallega.

Y no solo ha sido entrenar a la inteligencia artificial para tener la capacidad de detectar diferentes tipologías de tejido. El desafío ha sido que la red neuronal tenga la capacidad de detectar cuál es el predominante en la lesión. «Esa ha sido la parte más compleja y hemos estado desarrollándola hasta el año 2022», explica Óscar Pérez.

La segunda parte de ACE es más transparente y no funciona con inteligencia artificial: como dispositivo médico, garantiza la trazabilidad, la razón por la cuál elige uno u otro tratamiento y, ante la misa tipología de herida o el mismo punto de evolución,siempre recomienda lo mismo. «Es lo más difícil, porque la IA se percibe casi como una caja negra. La explicabilidad del razonamiento no la tienes muy clara», cosa que sí ocurre con el Advanced Cutaneous Evaluator

Otra de las ventajas de esta aplicación es que no necesita un equipamiento muy especializado para poder hacer uso de ella. De hecho, cuando salga al mercado, la idea es que dentro de las instrucciones de uso se incluyan los móviles disponibles para poder utilizarlos. A grandes rasgos, cualquiera que por supuesto tenga cámara y con una antigüedad de hasta siete años es suficiente para poder operar con ACE. 

Lo que sí es cierto es que se requieren algunas condiciones para las imágenes, no tanto por la calidad de la fotografía en sí misma como por las condiciones en las que esta se realiza. Por ejemplo, el sistema descarta imágenes con demasiada iluminación o borrosas. O tampoco admite imágenes que puedan identificar al paciente, como que al lado de la herida haya un tatuaje.

«De hecho, nuestro sistema no almacena la fotografía», resalta Pérez. ACE procesa la imagen en un entorno cloud y devuelve las recomendaciones. Es el profesional el que finalmente elige aplicar uno u otro tratamiento. 

 ACE está pensado para su uso en entornos donde hay población más propensa a sufrir heridas de carácter crónico, que suelen ser pacientes de edad avanzada y movilidad reducida o también personas que sufren diabetes. Así que los dos entornos de mayor interés son la atención primaria, que fue donde se detectó la necesidad y un ámbito en el que se realizará un estudio clínico en diferentes provincias de Galicia para testear diferentes opiniones.

El otro gran ámbito son las residencias de personas mayores. «Estamos ya testando en algunas decenas de residencias», explica el CEO del proyecto. En las residencias una de las características es la alta rotación de personal: puede que en un mismo día haya distintos profesionales realizando la cura a un paciente, o que haya diferentes personas durante la semana y los fines de semana. Es decir, múltiples profesionales tratan a un solo paciente. 

«Con nuestro sistema garantizas la traza de la herida y de la cura». El sistema es transparente durante las 20 o 25 semanas que puede durar la curación y las tres o cuatro fases por las que va a pasar la lesión. Y además, el sistema explica por qué se ha dado una recomendación de manera razonada teniendo en cuenta el tipo de tejidos que se encuentran en la herida o si hay infección.

ACE también está explorado otras dos líneas de negocio. Una son los fabricantes de los apósitos para los tratamientos de heridas en entorno húmedo. Con la herramienta que han diseñado, esta futura spin off puede ayudar a la identificación, dentro del catálogo de cada marca, de los productos que son más útiles por ejemplo para un perfil poblacional concreto.

Y los datos de ACE permitirían también identificar por ejemplo, entre dos productos de una marca, cuál es el más eficaz, lo que sirve a la marca para avanzar en su investigación o focalizarse en líneas concretas.  

 Hacia un modelo europeo de tratamiento de heridas

Gradiant también lidera el proyecto Icarewounds, que trabaja en el desarrollo de un modelo de tratamiento de heridas crónicas aplicable en la UE identificando las mejores prácticas. Un consorcio formado por siete entidades de diferentes países de la Unión Europea ha trabajado intensamente en el diseño de un modelo de atención estandarizado para la gestión de heridas crónicas, basado en la digitalización y la inteligencia artificial.

Durante los primeros meses llevó a cabo un análisis exhaustivo de los procesos de cuidado en España, Irlanda y Polonia, países que servirán de base para los ensayos clínicos. Este análisis ha permitido identificar las mejores prácticas en el tratamiento de heridas crónicas como úlceras por presión y pie diabético, lo que ha llevado al diseño de un modelo de atención integrado, escalable y aplicable a los diferentes sistemas de salud de la Unión Europea.

A partir de estos datos, se ha avanzado en la creación de una plataforma digital que integrará tecnologías avanzadas de IA. Esta permitirá a los profesionales de la salud gestionar y monitorizar el estado de las heridas crónicas proporcionando recomendaciones personalizadas basadas en los análisis clínicos. Gracias a la integración de tecnologías de eHealth, los sanitarios podrán realizar un seguimiento más detallado y eficiente de cada caso, lo que facilitará la toma de decisiones clínicas más precisas.

La plataforma digital no solo proporcionará recomendaciones sobre el tratamiento médico de las heridas, sino también sobre otros factores cruciales para la curación, como la higiene y la nutrición. Estos aspectos complementarios permitirán a los profesionales de la salud ofrecer un cuidado integral que acelere la recuperación, evitando complicaciones y mejorando la calidad de vida de los pacientes.