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«Non sabía nin o que era un smartphone e agora manéxome ben»

TRANSFORMACIÓN

Aula Cemit de Fisterra, en una imagen de archivo.
Aula Cemit de Fisterra, en una imagen de archivo. CEDIDA

Las aulas CeMIT, habilitada por la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia para formar a los gallegos en competencias digitales, se amplía para dar cobertura a más personas

13 dic 2022 . Actualizado a las 12:35 h.

Mandar un mensaje de WhatsApp, utilizar la ubicación de Google o sacar dinero del cajero son acciones que, pese a formar parte del día a día de millones de personas, no están al alcance de todas. Al menos, de momento. Según el último informe del INE, seis de cada diez gallegos tienen competencias digitales básicas. Aunque supone un aumento del 18,2% desde el pasado año, la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega) se ha marcado como objetivo que en el 2030 el 90% de la población cuente con esos conocimientos. ¿Cómo? A través de iniciativas como las aulas CeMIT, que forman a más de 100.000 usuarios cada curso y que serán ampliadas para dar mayor cobertura. José Antonio Fernández es uno de los alumnos y, a sus 70 años, se muestra encantado de subir al tren de la tecnología: «Non sabía nin o que era un smartphone e agora me manexo ben».

 «Hai moita xente que ten o móbil só para chamar, pero non saben todo o que pode desermpeñar un teléfono destes», cuenta José Antonio, que pertenecía a ese grupo de personas hasta que se apuntó a los cursos de informática y uso de smartphones del aula CeMIT de Cuntis. «Non sabía mandar unha mensaxe, pedir unha cita médica ou usar un ordenador. Agora me defendo. Sei facer todo o que fai falta hoxe en día, nesta vida moderna dos teléfonos e dos ordenadores», comenta satisfecho.

 Como él, son muchos los gallegos que, ya sea por su generación o por sus ocupaciones laborales, se quedaron descolgados en el incesante proceso de digitalización que vive el mundo. Cabe recordar que el bum de los smartphones se dio en la década pasada y que WhatsApp, uno de sus símbolos, nació hace menos de 15 años, en el 2009. La pandemia, además, sirvió como catalizador de los trámites telemáticos. La aplicación del Sergas o el uso de la Chave 365 sirven como ejemplo.

Participantes en un curso de robótica impartido en el aula CeMIT de Lalín, en una imagen de archivo.
Participantes en un curso de robótica impartido en el aula CeMIT de Lalín, en una imagen de archivo. rober amado

«Lo de la informática me pilló un poco fuera de lugar. Tenía algunos conocimientos, pero me quedé atrasada en cosas que ahora hay que hacer telemáticamente», cuenta María del Carmen Somoza, de 59 años. Tras toda una vida en la hostelería, bajó el ritmo de trabajo con la llegada del covid y aprovechó el tiempo libre para ponerse al día porque, como le explica a su madre cuando le pregunta por el tema, «la gente que hoy no sabe de informática es como la que antes no sabía leer».

Se apuntó a los cursos y sintió que eran todo un privilegio, «como tener un profesor particular». Tanto, que pronto se unió su marido, José María Estebanez, de 61 años: «Estamos encantados. Nos explicaron cómo leer la factura de la luz, cómo solicitar ayudas, el empadronamiento, a hacer certificados, pedir citas en el médico... Hasta saqué la vida laboral desde el aula», destaca esta usuaria del aula de Betanzos.

Esa labor de acompañamiento y asesoramiento es otra de las funciones de los profesores, explican desde la Amtega. De hecho, en este momento se desarrolla un curso de administración electrónica ideado para formar a todo el que lo quiera en esos trámites que, realmente, están a un click de distancia. «O Plan busca asegurar que a cidadanía conta coas capacidades dixitais básicas para participar de forma efectiva no novo contexto dixital, propiciando unha mellor calidade de vida, a creación de oportunidades de emprego e a redución das fendas de participación existentes, en especial entre os colectivos máis vulnerables, fomentando a igualdade dixital», señalan.

 A María del Carmen, que anima a todo el mundo a inscribirse en los cursos, esta formación le ha aportado «mucha seguridad». Cuenta que, cuando cualquiera de los alumnos necesita ayuda para presentar algún papel, la profesora no duda en ayudarlo o revisarlo «y te da la seguridad de que estás haciendo las cosas bien». Reconoce que, antes, el miedo la frenaba a la hora de utilizar las tecnologías: «Por ejemplo, en las páginas en las que me salía el aviso de las cookies, como no sabía lo que eran ni que se podían rechazar, no entraba».

Imagen de archivo de la aula CeMIT de Ortigueira
Imagen de archivo de la aula CeMIT de Ortigueira

 Evitar los delitos electrónicos

Esa falta de conocimiento está, en muchos casos, detrás de uno de los delitos que también encontraron su auge en tiempos poscovid. Como sucedía también con los contagios, fraudes electrónicos no siempre son evitables, pero unas pautas mínimas ayudan a prevenirlos. «Creemos que adquirir competencias para navegar a través de internet tiene que ir de la mano de adquirir formación sobre ciberseguridad», señala la Jefa del Departamento de Sociedade e Talento Dixital de Amtega, Irene Bonome. «El tema de seguridad es uno de los bloques del Marco Galego de Competencias Dixitais», recalca. Este plan, que entrará en vigor el próximo 1 de enero, incluye 21 competencias englobadas en cinco áreas fundamentales: información y datos, comunicación y colaboración, creación de contenido digital, solución de problemas y seguridad y privacidad.

En relación a este último bloque, desde la Amtega explican que «es necesario que las personas se sientan seguras y que adquieran conocimientos para sentirse seguras en esos trámites que realizan a través de internet». En ese sentido, destacan el ciclo formativo «Vacínate contra os coronabulos», que se desarrolla en estos momentos, o los realizados a través de la Federación Galega de Universitarios Sénior (Fegaus), como los cursos sobre el uso seguro de la banca electrónica.

Juan Carlos Iglesias, usuario del aula de Cuntis, cuenta que les han dado charlas del tema: «Hai que ser moi conscientes do que se fai, saber onde se mete un. Eu agora fago transferencias co móbil e uso a banca electrónica, pero antes non tiña os coñecementos e non me ía meter onde non sabía».

Es todo un veterano. Se inscribió hace tres años porque, aunque solo sopla 54 velas, se jubiló pronto. «Sempre se aprenden cousas novas. Por exemplo, o teléfono que tiña antes estropeóuseme e comprei outro un pouco mellor que ten cousas que hai que ir aprendendo», comenta. Ahora no solo se maneja bien con su smartphone, sino que ha aprendido nociones básicas de informática: «Nunca collera un ordenador, aprendín a usar o da aula e agora teño un portátil na casa».

Por eso, anima a todos a aprovechar una formación que, según cuenta, se adapta a las necesidades del alumnado. Por ejemplo, recibieron charlas sobre cómo usar el cajero, ya que el cierre de oficinas y la falta de atención presencial en zonas rurales provocó que algunos de sus vecinos tuvieran que cambian de banco «porque non sabían pagar un recibo, por exemplo».

Una solución para el rural y la brecha digital

 La falta de servicios en zonas rurales y la tendencia hacia la administración electrónica son algunas de las razones de ser de los cursos de la Red CeMIT. «Son un elemento para que todos los gallegos puedan acceder con seguridad a todos los servicios y trámites digitales. En nuestra experiencia hemos visto que si las personas mayores ven la utilidad de internet y que los trámites digitales les facilitan las cosas y mejoran su calidad de vida, rápidamente se incorporan al proceso de digitalización. A través de la Estratexia Galicia Dixital 2030 tenemos que hacer una sociedad inclusiva, en la que estemos todos los gallegos y gallegas, sin dejar a nadie atrás», explican desde la Amtega.

Taller de manejo del teléfono móvil organizado por el aula CeMIT de San Sadurniño en el 2019.
Taller de manejo del teléfono móvil organizado por el aula CeMIT de San Sadurniño en el 2019.

Ponen de ejemplo el reto Camina en Digital, que lanzaron este año para fomentar el uso del móvil en personas mayores. Consistía subir a una plataforma el número de kilómetros que hacían en sus paseos y compartir su experiencia con fotos y comentarios. La experiencia no solo fue un «éxito» en participación, sino que motivó que los participantes salieran a andar y socializaran con sus vecinos después de meses de aislamiento. «Al final veían la utilidad y cómo atenuaba su soledad», cuentan desde la Amtega. «La pandemia tuvo muchas cosas negativas, pero de alguna forma nos dio un empujón en el tema de la digitalización. Muchas personas mayores podían verse con sus familiares por videollamada», añaden

Guadalupe Caldas, de 62 años, no pertenece a ese grupo de las personas mayores, pero comparte la opinión de que asistir al aula es una forma de socialización: «Hace dos años dejé de trabajar, aunque no estoy jubilada, porque tengo un cuadro familiar problemático en temas de salud. Los cursos me han cambiado la vida porque, además de aprender cosas que son necesarias para el día a día y a usar el teléfono más allá de mandar mensajes, me sirven como una vía de escape. Para una persona que ha trabajado toda la vida fuera de casa, de repente verse 24 horas cuidando enfermos sin otro aliciente, es duro. Los cursos son un respiro en el camino».

Aunque vive en Moraña, asiste al aula de Cuntis, y cree que este tipo de incitativas son especialmente necesarias en zonas rurales. «Muchos compañeros comentan que si están en casa o están haciendo trabajos o cuidando la finca. Llegaba un punto en que no hay otro aliciente que ir a la taberna. Pero ahora hemos creado un buen grupo, charlamos, quedamos para tomar el café e incluso hacemos rutas de senderismo. Ese contacto humano es necesario», explica. 

Ampliación de la Red CeMIT

Como ellos, son muchas las personas que han visto cómo su día a día se transformaba gracias a estos cursos. Según los datos emitidos por la Xunta, hay más de 104.000 usuarios registrados. Unas cifras que pretenden aumentar con el Plan de Ampliación e Reforma da Rede de Aulas CeMIT. «Tenemos 97 aulas, que son muchas, pero no llegamos a todos los concellos. La idea es hacer llegar esa formación en competencias digitales y asesoramiento en trámites digitales con la administración a través de un aula móvil, que irá rotando por diferentes municipios, con especial incidencia en el rural», cuentan desde la Amtega.

Este servicio de aula móvil es solo una de las cinco líneas de acción del plan, que pretende ampliar la red de aulas en un 30%. También incluye la dotación de material tecnológico puntero, como drones o gafas de realidad virtual, con complementos inclusivos para las personas con diversidad funcional. Así como la reforma física y arquitectónica de las instalaciones para hacerlas «más abiertas y cercanas, no solo con el modelo de aula tradicional». Otro de los puntos consiste en el refuerzo de los servicios digitales, como la plataforma de clases online. Por último, se reforzará también la formación y el profesorado, con el objetivo de que 45.000 personas logren la acreditación en competencias digitales regulada por el Marco Galego de Competencia Dixitais, que entrará en vigor el 1 de enero.

Aula CeMIT de Fisterra.
Aula CeMIT de Fisterra.

 Marco Galego de Competencia Dixitais

¿Para qué sirve la certificación? Irene Bonome explica que las finalidades son variadas y abarcan desde la empleabilidad hasta la ruptura de la brecha digital mediante el aprendizaje de la realización de trámites con la administración. «Permitirá formarse y acreditar que se han obtenido esas competencias digitales», resume. Habrá, además, diferentes niveles, algo así como el B1 o el B2 de informática, salvando las distancias.

Y es que las aulas CeMIT no se pensaron solo para aquellos usuarios que parte de cero, sino que «atienden a una gran variedad de colectivos». Por ejemplo, existe un plan de talento digital dirigido a menores, con  programas «para que los más pequeños aprender a programar de forma fácil» o para «fomentar las vocaciones tecnológicas en las niñas y así paliar la brecha digital».

El certificado gallego validará 21 competencias digitales englobadas en cinco áreas fundamentales. Información y datos, que incluye las habilidades de búsqueda o de verificación, entre otras. Comunicación y colaboración, centrada en el uso de redes sociales o plataformas de digitales. Creación de contenidos digitales, que incluye capacidades como la programación. Seguridad y privacidad, que busca proteger los dispositivos y la privacidad de los usuarios. Y solución de problemas, con habilidades como el conocimiento del contexto digital o el uso de tecnologías de un modo creativo.