El gallego que vio primero la mancha

SANTIAGO

Un pobrense que trabaja como piloto de emergencias en Canarias es el que traslada a los científicos que estudian la erupción submarina de El Hierro

30 oct 2011 . Actualizado a las 17:57 h.

Dicen que siempre hay un gallego en todas partes. Una canción asegura que estamos hasta en la Luna. La verdad es que la realidad suele confirmar la leyenda. Y la erupción volcánica submarina que se está produciendo en la isla canaria de El Hierro no iba a ser menos. De hecho, la primera persona que tuvo la oportunidad de ver en su plenitud la enorme mancha verdosa que ha producido la liberación de material magmático es gallega. Concretamente, de A Pobra do Caramiñal. Se llama Juan Fernández Soler y es piloto de helicópteros en el servicio de emergencias del Gobierno de Canarias.

El trabajo de este barbanzano ha cambiado radicalmente en las últimas semanas. Hasta ahora sus ocupaciones eran los rescates en tierra y mar y la extinción de incendios en verano. Desde que se produjo la erupción volcánica su tarea es trasladar en helicóptero a los científicos que estudian el fenómeno para que puedan observar la mancha que cubre el mar de las Calmas. Que ha dejado de hacer honor a su nombre.

«Ellos están como locos, claro. Están muy ilusionados. Y es normal. Hay que entenderlos. Es como si te estuvieses entrenando toda tu vida para algo que crees que no va a pasar y que de repente pasa. Para los científicos es una oportunidad única de estudiar en directo una cosa así», explica Fernández.

La situación entre los habitantes de El Hierro es bien distinta. No hay ilusión ni emoción. Y sí mucha preocupación, porque la emergencia está afectando seriamente a la economía de esta isla, que vive casi exclusivamente del turismo y, muy especialmente, de los miles de submarinistas que cada año se sumergen en las mismas aguas que ahora bullen por el volcán. «Los clubes de buceo están totalmente parados y la gente muy preocupada. Es una situación difícil para muchas personas que viven de esto y que ahora no pueden trabajar», explica este piloto de emergencias que vive entre El Hierro y Tenerife y que cuenta que asume «con paciencia» las temporadas en esta pequeña isla de tan solo 268,71 kilómetros cuadrados y unos 11.000 habitantes repartidos en tres municipios. Su capital, Valverde, tiene tan solo cinco mil almas.

Este pobrense está pasando unos merecidos días de vacaciones en Tenerife tras unas intensas jornadas de trabajo. Pero el descanso le durará poco, porque mañana o el martes a más tardar tendrá que volver a ponerse a los mandos de su helicóptero para sobrevolar la mancha volcánica de El Hierro y hacer posible que las decenas de científicos que estudian la erupción puedan seguir haciendo su trabajo.

«No sé qué me encontraré al llegar, la verdad. La cosa cambia cada día. Ahora parece que está habiendo movimientos [terremotos] en el norte, pero cada día puede cambiar y las decisiones de los científicos van sobre la marcha». Cuando habla de «las decisiones», Juan Fernández se refiere a las instrucciones que los vulcanólogos dan a la población en función de los acontecimientos diarios. Sus indicaciones buscan evitar una tragedia y en días pasados llevaron a tomar medidas tan serias como evacuar la población de La Restinga, que es el principal punto turístico porque concentra toda la actividad de los submarinistas, o cerrar el túnel de Los Roquillos, que une los municipios de Valverde y Frontera y que es vital para las comunicaciones en la isla. Hoy los vecinos de La Restinga han vuelto a sus casas y el túnel está abierto. Pero nadie sabe qué pasará mañana. «Ya se verá», sentencia Fernández.