10 besitos por 5 euros

SANTIAGO

18 dic 2011 . Actualizado a las 11:01 h.

Imbuido del espíritu navideño y para continuar la línea marcada por esta edición del Extra Voz, me fui de compras. Eso que antes de la crisis se hacía a menudo. A la hora de comer fui al centro comercial más grande de España, Marineda City. Entre las 2 y las 4 de la tarde suele ser el momento de menos agobio y no hay colas. Lo cierto es que se nota que estamos en unas fechas especiales porque había bastante gente. Y también se percibe enseguida que esta Navidad es distinta a las que hemos conocido hasta ahora por los carteles de descuentos del 20, 30, 40 o 50 por ciento que figuran en casi todos los establecimientos. En donde más tiempo me detuve fue en un modesto puesto (no ocupa uno de los bajos del complejo comercial, sino que está en el pasillo) en el que venden cajas vacías. O eso pensaba. «Están llenas de amor, lo que pasa es que no lo puedes ver porque el amor es para regalar», asegura Alfonso Suárez, voluntario que colabora con esta iniciativa solidaria para ayudar a la obra social San Juan de Dios. Instalaron puestos similares en Bilbao, Madrid, Cartagena, Barcelona y por primera vez en Galicia. En concreto el dinero que recauden en A Coruña irá destinado a un proyecto de cooperación internacional con el hospital San John of God de Monrovia, Liberia. La frase que resume esta acción es: «Llegué al mundo sin nada. Me iré del mundo sin nada, excepto amor. Todo lo demás es prestado». O sea, me fui de compras y acabé reflexionando sobre el sentido de la vida. Las cajas están decoradas con frases muy curiosas y las hay de distintos precios. Por ejemplo, hay una pequeña, del tamaño de media caja de zapatos, que venden a 5 euros en la que leo: «10 besitos muy tiernos». Por este mismo dinero te puedes llevar 365 abrazos o 1 millón de mimos. Los «Te quiero» salen a 7 euros, las cajas que desean buena suerte, que ya son más grandes, a 10. Y las enormes no tienen precio fijo. «Lo que tú quieras», informa Alfonso. Salí convencido de que las cajas de cartón, aunque lo parece, no están vacías. Recuerden, todo lo demás es prestado. Después entré a comprarme un pantalón en una de esas tiendas en las que a estas alturas de mes todavía indican las prendas que son de la nueva temporada (que ya no se sabe si se refieren a otoño o primavera). Tantos años con la misma caderita y todavía no sé cuál es mi talla. Los hombres somos así. No les digo qué pasó con el dichoso pantalón porque es un sorpresa de Papá Noel. Por cierto, uno de los próximos negocios que se va a inaugurar en este gigante comercial será una administración de lotería. Me cuentan que apuraron lo más posible para abrir antes del sorteo del gordo, pero que no lo harán hasta después de Reyes. Vaya fastidio.

Galleguizar la delicatesen

H asta el 9 de enero (que me pesaré y deprimiré) voy a pasar del régimen. Y es que estos días las tentaciones se multiplican. Entre las presentaciones prenavideñas la que más llamó mi atención fue la de la empresa de Ribadumia Yatecomeré, que distribuye sus preparaciones en El Corte Inglés y tiendas de alimentación selectas. «Centramos nuestros esfuerzos en galleguizar la delicatesen francesa de la pularda con un relleno de carnes de nuestra tierra. Una pieza de más de dos kilos y medio litro de salsa de foie y jerez sale a 57 euros», me explica Javier Izurieta, uno de los socios de esta empresa que también comercializa desde Galicia cochinillo. «Hacemos cocina tradicional con los mejores productos de cada sitio. Es cocina de la abuela para los que no tenemos abuela», apunta.

Sinterklaas ya llegó

E l próximo domingo a esta hora Papá Noel ya habrá hecho su trabajo. Pero hay otros personajes que hace mucho tiempo que hicieron escala en Galicia. El más espectacular es el caso de Sinterklaas, que es el nombre con el que se conoce en Holanda a San Nicolás o Santa Claus. Resulta que desde el año 2003 la Asociación de Holandeses de Galicia celebra a finales de noviembre el cumpleaños del mítico personaje. ¡Hace casi un mes! María Hendrika de Jong explica que en su país la tradición dice que Sinterklaas llega desde España en barco de vapor y con caballo para obsequiar con regalos a los niños que se han portado bien. Y a aquellos que no han sido buenos, su ayudante Zwarte Piet (Pedro el Negro) se los lleva. Estos holandeses no se andan con chiquitas. Lo del trozo de carbón que dejan nuestros Reyes Magos es una coña al lado del tal Pedro. También resulta curioso que la celebración tuviera lugar en el cámping Monte Cabo de Noalla-Sanxenxo, propiedad de unos holandeses. Se sirvió comida de su tierra y también indonesia, ya que la propietaria de este espacio tiene ascendencia en este país asiático que en su día fue colonia holandesa. Qué cosas pasan en Galicia. Que sean muy felices, que 10 besitos solo cuestan 5 euros.