Ellos demuestran que tener síndrome de down no impide conseguir un empleo ordinario

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Alexandro Lado, Pamela Casagrande y Francisco Fianza (en la foto, de izquierda a derecha) tuvieron el apoyo de la fundación Down Compostela para su inserción laboral. En todos los casos, un preparador de la propia empresa los acompaña a tiempo completo hasta que van cogiendo seguridad y autonomía. Desde la fundación se hace un seguimiento constante de su evolución y, de ser necesario, se retoma el apoyo y hacen un refuerzo.
Alexandro Lado, Pamela Casagrande y Francisco Fianza (en la foto, de izquierda a derecha) tuvieron el apoyo de la fundación Down Compostela para su inserción laboral. En todos los casos, un preparador de la propia empresa los acompaña a tiempo completo hasta que van cogiendo seguridad y autonomía. Desde la fundación se hace un seguimiento constante de su evolución y, de ser necesario, se retoma el apoyo y hacen un refuerzo. CEDIDA

Álex, Pamela y Fran, contaron con el apoyo de Down Compostela para encontrar un trabajo y son un ejemplo de perseverancia

12 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Han tenido ayuda para conseguir un empleo ordinario, pero nadie les ha regalado nada. La inclusión laboral de las personas con síndrome de down y discapacidad intelectual sigue siendo un reto, pero tres treintañeros de la fundación Down Compostela demuestran que se puede lograr, «con perseverancia, esfuerzo y una red de apoyo». Alexandro Lado, Pamela Casagrande y Francisco Fianza representan a esas personas que han tenido que luchar mucho contra todas las dificultades que se han ido encontrando para conseguir un trabajo y, en lugar de tirar la toalla, han seguido insistiendo hasta alcanzar su objetivo.

Fran y Álex forman parte del equipo de Burger King, que le brindó ya en el 2019 su primera experiencia en el mundo laboral al segundo de ellos. Beatriz Martínez Buceta, responsable del programa de empleo de Down Compostela, explica que «las dificultades con las que nos encontramos, en general, son los miedos por parte de las empresas a si cumplirán con las expectativas y sus dudas respecto a las capacidades que tienen para llevar a cabo el trabajo. Al final, en el día a día, y les acaban demostrando todas sus habilidades y lo que son capaces de aportar, no solo en la ejecución de sus funciones sino también a nivel humano. Algo que nos reportan muchas veces es cómo mejoran el clima y ambiente laboral, incluso favorecen la cohesión del equipo y nos hacen ver las cosas de otra manera». Fran partía de experiencias previas en un laboratorio, fabricando productos farmacéuticos. Y, al igual que sus dos compañeros, quería formarse para trabajar en el sector hostelero.

Pamela, por su parte, lleva ya más de 10 años (desde el 2012) en Limpiezas Salgado, donde le dieron su primer empleo después de 15 días de prácticas, limpiando precisamente las instalaciones que la fundación tiene en el barrio de Santa Marta. Recuerda perfectamente el día en que empezó a trabajar, el 8 de junio, y dice orgullosa que su contrato es indefinido. No solo le gusta «todo lo que hago» sino que, además, es importante para ella ganar su propio dinero y poder ayudar a su madre en casa. Vive en el domicilio familiar, «pero vengo sola caminando hasta Down Compostela o en bus, cuando llueve o hace calor. Y hago muchos recados sola», subraya a sus 39 años Pamela, quien recuerda que es una mujer «independiente» que ya se ha quedado sola en casa en alguna ocasión. Como ellos, hay otras 18 personas empleadas de las 24 que participan en el programa de empleabilidad de Down Compostela, 18 con contrato indefinido y los otros 3 con uno temporal.