Carlos Abellán: «Podremos ir en tren de Santiago al Sá Carneiro y no a Lavacolla. Es increíble»

S. Lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El nuevo presidente de la Asociación Europea de Ferroviarios pide mejores servicios transfronterizos y cree que la nueva estación de Compostela «se ha quedado pequeña»

29 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Anchos de vía, modelos dispares de convoyes que cruzan Europa cuando el continente duerme y locomotoras de ayer y de hoy que identifica sin titubeos por su denominación. El discurso apasionado de Carlos Abellán avanza a alta velocidad. Sacha en su leira, la del tren. Con nostalgia por lo que había y se arrinconó, pese a que considera que permitiría mantener servicios hoy abandonados, y con ilusión por lo que vendrá, aunque no siempre satisfaga sus ambiciones. «En Portugal habrá un ferrocarril que parará justo debajo del aeropuerto de Oporto. Podremos ir en alta velocidad desde Santiago al Sá Carneiro, pero no a Lavacolla. Es increíble», lamenta Abellán, recién llegado a Compostela tras ser elegido presidente de la Asociación Europea de Ferroviarios. «Es la primera vez que, desde su constitución hace 65 años, un español ostenta la presidencia. Es un orgullo», proclama el también presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Santiago y quien, entre otros muchos cargos en lo suyo, desempeñó la dirección del Museo del Ferrocarril.

Así que, de trenes, este hombre sabe un rato. La falta de conexión por vía férrea con Lavacolla es una piedra que sigue molestándole en el zapato. Porque Abellán fue uno de los que, en los años 90, presentó un anteproyecto al entonces conselleiro de Obras Públicas, Xosé Cuíña, para llevar el tren hasta el aeropuerto. «Era un anteproyecto determinado y cuantificado. A la altura de A Sionlla se haría una bifurcación. Queríamos que pasara por debajo del actual centro de transferencia postal. Estaba muy bien pensado», defiende. Pero como muchas apuestas ambiciosas, se quedó en el cajón. «Lo frenó la voluntad». Desde entonces, la idea fue refrescada sin mucho entusiasmo, aunque con rigurosa puntualidad preelectoral, pero nunca salió de vía muerta.

Ahora las prioridades de Abellán, pensando en los retos de su nuevo cargo, pasan por pelear por mejoras en las conexiones transfronterizas. «Mi sueño sería que hubiera un AVE de A Coruña a Oporto. Estamos peor que hace cien años. En los setenta había un TER, cómodo y con aire acondicionado, que iba a diario de A Coruña a Oporto. Y ahora hay dos combinaciones de trenes que están totalmente obsoletos», relata. Otra de sus apuestas pasa por recuperar una conexión ferroviaria con Bilbao y Hendaya, «para conectar con el resto de Europa». Y también reclama la vuelta de los trenes nocturnos como los que surcan el continente europeo. «Son factibles y hay opción de que las compañías europeas puedan operar». Abellán no sabe si podrán materializarse sus deseos, pero sí por dónde empezar: «Hay que hacerlo en una comisión técnica donde estén todas las partes representadas». Y rápidamente, la conversación se bifurca hacia otra dirección. «La Xunta tiene que reivindicar la transferencia de las cercanías», proclama.

Carlos Abellán expresa otra ambición con la que pretende vincular aún más su nuevo cargo con Santiago. «Aunque la Asociación Europea de Ferroviarios tiene su sede administrativa en Bruselas, quiero que su sede social sea en el Verderón», el vagón que, con la locomotora Alco, conforma la composición histórica que encontró su parada definitiva en la estación compostelana. «Con los medios de hoy en día para comunicarnos, lo tenemos encarrilado». Por cierto, este experto ferroviario también recela de las dimensiones de la nueva infraestructura: «La estación se ha quedado pequeña».