Ames organiza talleres de salud mental para la tercera edad: «Además de ejercicio y ocio, la gente mayor necesita hablar de sus cosas»
AMES
Quince vecinos acuden al taller de salud emocional incluido en el plan de bienestar para el período 2024-2027
27 oct 2024 . Actualizado a las 05:05 h.El último dato oficial del INE indica que Ames tiene un censo demográfico de 32.428 personas, de las que más de seis mil superan los 60 años de edad, un número superior, en base a la misma fuente estadística, a toda la población de Arzúa (5.901 personas) y cercano al censo de su vecino concello de Negreira, de 6.901 habitantes. En este grupo de edad abundan amienses nacidos en el municipio y su entorno, a los que cada vez más se suman mayores que se trasladan a Ames porque antes lo hicieron sus familias. Pero a la hora de abordar las necesidades emocionales de este colectivo esta diferente relación con su entorno apenas los diferencia.
El Concello desarrolla desde hace años actividades específicas para fomentar en este colectivo hábitos saludables y, de paso, favorecer su socialización. Y además, para el período 2024-2027 ha puesto en marcha un Plan de Benestar Emocional e de Saúde Mental que dedica un apartado especial a las personas mayores, con un programa grupal que cada viernes por la tarde imparte en el Pazo da Peregrina (Bertamiráns) la educadora social Carla Lobato Landín.
Tras las dos primeras sesiones, el ambiente que se respira nada más terminar la actividad invita a apuntarse. «Temos que marchar que están a esperar por nós para xogar ao dominó na Casa da Cultura», afirma uno de los asistentes al programa. Lo del dominó tiene su aquel, porque cuando a Carla le encargaron este taller se dedicó a buscar participantes y se plantó en la Casa da Cultura ante los jugadores de dominó que ahora han incluido su taller en su agenda social.
«Esta actividad nace como un espacio para la reflexión, porque las personas mayores de Ames hacen gimnasia, bailoterapia y excursiones. Son actividades físicas y de ocio que están muy bien, pero no tenían un espacio para hablar de sus cosas cotidianas. Y necesitan conectarse, porque, al acudir a otro tipo de actividades a veces se conocen entre sí pero apenas habían hablado. No solo es importante ir a memoria o gimnasia, sino cuidarse, saber qué necesito yo y saber expresarlo», explica.
A la pregunta de sobre qué hablan los mayores, esta educadora confirma que muchas conversaciones tienen que ver con su faceta de cuidadores de un cónyuge o de sus nietos, de la soledad que sienten y de las autoexigencias que se imponen con su familia cuando llegan a la jubilación. «Y de sus frustraciones y de las necesidades de cuidados que también tienen, porque son personas a las que nadie les ha enseñado a marcar límites o a decir que me tengo que preocupar un poco más por mí. Y esa parte de autocuidado y de bienestar emocional es importante en todas las etapas de la vida, pero en la tercera edad más», añade la encargada de esta actividad, que comenzó el día 18 con encuentros semanales entre las 15 y las 19 horas y a los que sus participantes pueden amoldarse teniendo en cuenta cada situación.
Tras la segunda sesión del pasado viernes, Carla Lobato está muy contenta con el resultado. Le agrada que el grupo sea «muy dinámico y heterogéneo», con una presencia masculina más alta que la media y con buena sintonía entre sus participantes, cuyo número no está cerrado, ya que «depende de sus circunstancias, porque lo que primero que te dicen es que tienen otras actividades o que tienen que encargarse de sus nietos, o de un familiar».
A la primera convocatoria acudieron quince personas. El pasado viernes fueron once, pero ese mismo día llamaron tres más que estaban interesadas en participar en las siguientes reuniones.
«La nutricionista me vio llorar tanto que me dijo que viniese, y estoy muy contenta»
El perfil de participantes en este taller es un fiel reflejo del censo de Ames, en el que conviven vecinos de toda la vida con otros que eligieron el municipio para vivir por razones laborales y de accesibilidad a la vivienda.
Milagros López Portas tiene un poco de ambos, ya que es vecina de Calo (Teo) y tras vivir fuera durante muchos años decidió instalarse en Bertamiráns porque la vivienda le resultaba más asequible «e na miña aldea non tiña casa». «Estou a gusto», resume con timidez su primer día de actividad.
Con la sesión recién terminada, Milagros hace corrillo con otras participantes. Carmucha Ábalo Méndez, originaria de Portas, es una de ellas. Instalada en Ames porque «Santiago era moi caro», irradia alegría y se presenta a sí misma como «a reina de Bertamiráns». Afirma que no le gusta el «disimulo» y, con retranca, dice que esta actividad igual le trae «algún ligue». Su actitud es diametralmente opuesta a la de Vicenta Parrado. Mientras esta manchega está a la espera de saber si tiene plaza en alguna de las actividades del Concello, llegó a este programa porque a la nutricionista municipal le saltaron todas las alarmas. «Con la ansiedad y el estrés como cosas que no debería, por eso pedí ir a la nutricionista. Ella me vio llorar tanto que me mandó venir aquí. Fue mi primer día y estoy muy contenta porque necesito salir, tener actividades y conocer gente», relata mientras el resto de la improvisada pandilla la mira con complicidad. Una de ellas, Concha Nieto, jubilada de Cobas que acude con su hermana, rebosa positividad: «Eu vou a todo, vou a pilates, ximnasia, piscina e talleres de memoria. E agora a isto, porque tamén hai que falar algo».