La vieja oficina turística de la plaza de Galicia se reconvierte en techo para personas sin hogar
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SANTIAGO CIUDAD
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Aparcada en el parque da Constitución, la costosa construcción languidece a metros del Parlamento a la espera de un nuevo uso
25 ene 2019 . Actualizado a las 00:03 h.Han pasado más de 10 años desde que el Concello de Santiago jubiló la antigua oficina de turismo de la plaza de Galicia. Aunque a finales de la década pasada se trató de darle contenido cediendo el espacio a asociaciones locales, su actividad allí fue irregular y efímera. Desde entonces, el costoso edificio diseñado por Jorge Pegedelles con materiales nobles, acero dorado y cobre, que ocupó un papel protagonista en pleno epicentro de la vida en la ciudad, ha pasado a servir de techo a personas sin recursos. Allí han encontrado un refugio, resguardados de las inclemencias meteorológicas y miradas furtivas en el espacio que queda bajo la construcción, tanto indigentes como algún que otro gato callejero. Es la vida que todavía da sentido a ese quiosco, símbolo del vanguardismo arquitectónico en la capital gallega, erigido en 1993 en medio de la polémica sobre su coste y su pertinencia.
Reubicada en la rúa Ramón Piñeiro, en una zona del parque da Constitución destinada a los perros, la antigua oficina municipal de información y venta de entradas languidece a pocos metros del Parlamento, a la espera de una segunda oportunidad que tarda en llegar. Mientras tanto, avanza en su deterioro. Objeto de pintadas, la mugre y la humedad se adueñan poco a poco de su interior y la basura se acumula a su alrededor.
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Nueva reubicación
El actual gobierno local asegura que tiene ya entre manos un plan para su recuperación. De entrada, avanza Compostela Aberta, se va a retirar de su actual ubicación y estudia su acondicionamiento para otro uso. En este momento, se valora la viabilidad de readaptar la vieja oficina para la finalidad pensada, lo que condicionará que vaya a parar o no o no al lugar previsto. Por otra parte, Raxoi, y más en concreto el departamento de Servizos Sociais, dice tener constancia de las personas sintecho que se han alojado bajo el espacio municipal, aunque, indican, «non é un caso doado».
La caseta turística fue diseñada junto a otra de menores dimensiones pensada para San Lázaro por el mismo arquitecto y costaron 18 millones de pesetas de la época, a comienzos de los años 90. Ya en su día, el gobierno de Xerardo Estévez advertía que la instalación de la plaza de Galicia no era definitiva, pues la oficina tenía la virtud de ser móvil para reubicarla en función de las necesidades. La actividad de la caseta turística en este emplazamiento se prorrogó hasta el 2006, cuando el ejecutivo de Sánchez Bugallo, decidió cerrarla al estar perdiendo terreno frente a las oficinas del aeropuerto y la rúa do Vilar, además de tener problemas de humedad y filtraciones que hacían necesaria su reparación, y ya planeaba entonces la idea de reformar la plaza de Galicia.