El jardín geométrico de boj de 400 años, único en España, que pocos santiagueses conocen y que fascina en las redes
VIVIR SANTIAGO
Ubicado en el compostelano pazo de San Lorenzo, es su mayor joya y destaca por su simbología, longevidad y por la particularidad de estar ubicado en el claustro. Aún conserva gran parte de sus dibujos alegóricos. Otros permanecen ocultos, en enigmática composición
22 dic 2024 . Actualizado a las 14:48 h.Cada poco tiempo, distintos usuarios, tanto en inglés, como en otros idiomas, como árabe, comparten en sus redes sociales una imagen concreta de Santiago, la del jardín de boj del pazo de San Lorenzo, poniendo en valor tanto su antigüedad, de 400 años, como su importancia, al conservar además de su forma original, gran parte de sus grabados. Una simple búsqueda en X, la antigua Twitter, con la frase compostela garden demuestra la fascinación que provoca.
«La verdad es que no hay nada parecido. Con su simbolismo y longevidad, es la mejor pieza de jardinería geométrica de toda España», reconoce sin titubeos Joaquín Rubal quien, desde el pasado verano, es el presidente de la Asociación Profesional de Guías de Turismo de Galicia, realzando además el monumental entorno en el que se se localiza.
«El jardín de boj es la joya del pazo de San Lorenzo, una propiedad privada -pertenece a los duques de los Soma y Medina de las Torres- incluida dentro del Patrimonio Artístico Nacional, de gran valor histórico y que cuenta con otros elementos muy destacados, como el altar mayor de su iglesia, una obra italiana del siglo XVI, ejecutado en mármol de Carrara, algo también único en España», afianza Joaquín Rubal.
«Se sabe que el pazo de San Lorenzo, ubicado junto a la propia carballeira de San Lourenzo, a 950 metros de la Catedral, fue fundado en 1216 como un pequeño eremitorio por el obispo de Zamora, que era compostelano», señala el guía.
«Desde el siglo XV es propiedad de los Condes de Altamira, quienes lo cedieron en usufructo a los franciscanos, orden que lo mantuvo como monasterio durante cinco siglos, hasta la desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX», prosigue Rubal. «El pazo también despierta magnetismo por todas las figuras importantes a la que estuvo ligada. Fue retiro de Semana Santa de Carlos I de España y V de Alemania o de Rosalía de Castro, quien buscó inspiración en él e incluso le dedicó unos versos en Follas Novas. Las crónicas también relatan que en el siglo XIII Pedro Muñiz, el arzobispo de Santiago encargado de consagrar la Catedral, estuvo también en el pazo tras ser acusado de supuestas prácticas nigrománticas, que originaron varias leyendas, como la de que habría buscado la piedra filosofal en el templo», relata el guía, centrándose ya en el elogiado jardín de boj.
«El seto, del siglo XVII, se creó durante los años en los que la propiedad era un monasterio franciscano. Muchos de los símbolos que conserva, además, lo refrendan», resalta. «Se distingue de otros jardines geométricos, también afrancesados, por varias particularidades. La primera, es la de estar dentro del claustro. En general, suelen crearse en espacios abiertos, en jardines», razona Joaquín Rubal. «Junto a ello, con sus dibujos alegóricos se confirma como uno de los más destacados y antiguos ajardinamientos simbólico-religiosos de España. El jardín se divide como en cuatro cuartos, o esquinas, cada una de ellas dedicada a un tema. La de la zona superior e izquierda se centraría en San Lorenzo y en los franciscanos, identificándose aún bien en ella símbolos propios de esa orden, como la Cruz de Calatrava, la Cruz de Jerusalén o una parrilla, al haber sido quemado vivo en una parrilla San Lorenzo. También se distinguen las llagas de Cristo. La parte superior derecha sería la de Santiago Apóstol, situándose en ella el símbolo de una vieira, fácilmente reconocible, o, ya más difusa, una capilla, sarcófago o altar. La parte inferior izquierda sería la de la Virgen María, conservándose el anagrama Ave María. La parte inferior derecha se centra en Jesucristo con el anagrama JHS (Jesus Hominum Salvator) o con los signos Alfa y Omega. Hay más dibujos, pero ya más ocultos», explica el guía, incidiendo, aún así, en su gran nivel de conservación.
«Hay un jardinero que lo perfila, al menos, dos veces al año. Sé que hace una década el seto de boj sufrió por una especie de gorgojo, que dañó a muchos boj de Galicia. En el caso del del pazo, consiguieron frenarlo y lo recuperaron bien», valora Joaquín Rubal.
Ya sobre el magnetismo que despierta, reflexiona que en ello puede influir el hecho de ser privado y no visitable. «Todo lo más restringido siempre guarda un atractivo especial», admite sonriendo el guía. «Creo que muchos santiagueses sí que pueden tener en su cabeza esa imagen aérea del seto de boj, tan compartida en las redes sociales, pero pocos lo habrán conocido in situ. Yo, de hecho, llevo casi dos décadas enseñando Santiago a grupos y nunca lo he mostrado. Para poder verlo tiene que coincidir que se celebre un mercadillo, de los que a veces se organizan en el pazo, y que haga mal tiempo. Con sol, los puestos se suelen poner fuera, pero, si llueve, varios se sitúan por el claustro y es ahí, y a través de una cristalera, cuando puedes intuir el conjunto, pero no a vista de pájaro, perdiéndose la vista más monumental. Yo, hace relativamente poco, pude acercarme allí al grabar en él un programa de televisión. Vi que había ocas y patos, que viven dentro de ese conjunto. Cuando te ven, se esconden por el laberinto...», señala el guía. «Otro elemento de ese seto muy reseñable es la fuente o manantial que se encuentra en su centro y donde se alza una hermosa imagen de la Virgen del siglo XV», añade.
«Tengo que reconocer que alguna vez vine al mercadillo para poder contemplar, en general, los jardines del pazo, donde, con buen tiempo, se ponen los puestos. En esas visitas solo se puede admirar una parte de sus 40.000 metros cuadrados, de sus más de 100 especies vegetales, entre ellas, camelias o magnolios, pero siempre vale la pena. Todo en el recinto tiene un enorme atractivo», acentúa.