¿Pero de qué van estos otakus?

Alberto Mahía A CORUÑA/LA VOZ.

SOCIEDAD

Más de 3.000 jóvenes amantes de la cultura japonesa asistieron este fin de semana a un salón en A Coruña para divertirse, hablar de su pasión y gritar que cada día son más

24 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Quien no los haya visto nunca pensará que este mundo es de locos. Pero no hay de que preocuparse. Por esas ya han pasado en los ochenta los punkis, los rockabilies o los heavis que, sin tener nada que ver con esta moda que ventiló Japón por todo el mundo, fueron también tan incomprendidos como lo son ahora estos jóvenes amantes del anime, el manga, las series y todo lo que representa la cultura juvenil nipona. Claro que lo de los otakus es una vuelta de tuerca. Su vestimenta es de traca y en Galicia ya son legión. Hasta el punto de organizar una exposición en A Coruña sobre sus gustos y llenar. Entre el sábado y el domingo pasaron más de 3.000 personas por las instalaciones del Palacio de Congresos. Y no llama la atención tanto el número, sino como iban vestidos. Al amante del otaku se le ve a las leguas. Va tan campante con con un kimono, un peinado como un temporal en la costa, una diadema con orejas de gato o el cuerpo completamente tatuado con un sable por bastón. Representan a los personajes de las series o videojuegos japoneses, que luchan de esa guisa contra las fuerzas del mal.

Pero no todo son estrellas de los cómics o de videojuegos. Expocoruña sirvió, más que para ellos, para que sus padres, abuelos y los ciudadanos en general, sepan de que va esta cultura que ellos defienden con uñas y dientes. Hubo concursos de karaoke, cosplay, Trivial Otaku, dibujo manga en categorías de viñeta y temática, posturas frikis, y concurso de baile con Para Para! Project. También estuvo a disposición de los visitantes un espacio de videojuegos (Blazblue, Dragon Ball Z Raging Blast o Smash Bros Brawl), además de una zona de retro informática y retro consolas.

No solo se buscó diversión en este salón. También hubo conferencias y mesas redondas sobre las Lolitas, la situación de la nación otaku y el impacto social del manga como expresión cultural, que contó con la presencia de José Andrés Santiago Iglesias.

Allí se habló de que la pasión otaku comenzó en Galicia casi al mismo tiempo que en el resto de España con el bum que provocó la emisión de series como Son Goku hace 15 años. «Aquella época fue una locura» recuerdan varios de los miembros de Ippon, ya que se reciclaban aquí todas las series y cómics manga que en Japón no llegaban ni a triunfar. De hecho, hasta finales de los noventa la cosa no se estabilizó y fue entonces cuando empezaron a crearse asociaciones y salones en toda España. En la actualidad se puede decir que la cultura del manga y el anime no solo goza de buena salud, es que «esto no acaba más que de empezar», advertía un grupo de jóvenes que parecían huidos de la pantalla de un videojuego.

«Desde los años sesenta, el manga ha evolucionado y se ha especializado, subdividiéndose en diferentes tipos. Existen mangas orientados al público infantil, con niños como protagonistas, de los que Shin Chan se ha convertido en abanderado; cómics para jóvenes, generalmente con un alto contenido violento, o los muy extendidos shoujo, cómics para jovencitas centrados en historias de amor.