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En los 70 los hippies las convirtieron en un símbolo de libertad. Ahora todos quieren una cabaña rodante
16 jun 2014 . Actualizado a las 12:34 h.¿Que cómo es viajar en furgoneta? Sobre todo... Diferente. Tanto que para muchos viajar en una camper va más allá: es una forma de entender la vida. Nunca 10 metros cuadrados dieron para tanto... para viajar, cocinar, comer, dormir... 10 metros cuadrados con todo lo necesario y más: desde una terraza con vistas hasta una suite de hotel. Hay una palabra que con solo ocho letras podría resumirlo: libertad. Ahí está una de las claves de todo. Sea cual sea la planificación que hagas del viaje la ruta final nunca va a ser igual que la ruta inicial.
Puedes parar y arrancar cuando quieras, dormir casi casi donde quieras pero, sobre todo, puedes viajar como quieras. Llegar a lugares recónditos y «vivirlos» de una manera que sólo así es posible. Dejar de ser un turista para convertirte en un viajero.
Una vez aparcas necesitas cuatro minutos para transformar una furgoneta en tu hogar. Primera lección: menos es más. Los espacios son reducidos así que hay que priorizar la organización y echarle imaginación. Como en un barco todo tiene su sitio: los cubiertos en su cajón, las potas y los platos en el suyo, el armario de las sábanas y las almohadas tiene el espacio estratégicamente medido y cada rincón, cada hueco está perfectamente estudiado.
Una mesa de exterior en la puerta lateral, dos sillas en el portón trasero, una pequeña mesita corredera en la cocina, un armario con tres estanterías al lado del maletero y otro con una barra de colgar pegado a la nevera? Muy importante: para no multiplicar los utensilios que llevas, multiplica las funciones que puede tener un mismo objeto. Hay dos grandes opciones (combinables) cuando viajas en furgoneta: cámping salvaje o camping a secas. Vamos, el que todos conocemos.
El primero es el que, para muchos, representa la esencia de las furgos que siempre han estado relacionadas con un anhelo de independencia y aventura. Cenar a la orilla de un lago, dormir escuchando las olas romper a escasos metros, levantarte en medio de una montaña o en el mismísimo centro de una ciudad. Hay innumerables e inimaginables lugares «furgoperfectos». Aquí llega la segunda lección: no siempre es fácil encontrarlos. Huye de las zonas masificadas sobre todo en temporada alta.
Y a estas alturas de la lectura seguro que muchos ya os estáis haciendo la pregunta: ¿Y qué pasa con la ducha? La respuesta es que hay múltiples opciones: desde una ducha portátil que, ciertamente, suele ser bastante precaria hasta la comodidad de un camping (en muchos ya es normal ofrecer solo este servicio pagando por él cantidades que pueden ir desde los 2 a los 6 euros). Otras alternativas pasan por utilizar como bañera el mismísimo río (siempre con jabón ecológico) o sacarle doble partido a las duchas de las playas. Estas dos últimas opciones más factibles cuando el tiempo acompaña. Lección número tres: el baño, como en todos los sitios, siempre está al fondo a la derecha.
¿Cuánto tiempo necesitas para hacer un viaje en furgoneta? Sencillamente el que tengas. 24 horas son suficientes para dejar a un lado lo cotidiano. Un solo fin de semana puede convertirse en unas minivacaciones. Con un par de semanas ya te has olvidado de todo. Con un mes, has perdido la noción del tiempo. Lo cierto es que viajando en furgoneta la desconexión es total, cada kilómetro cuenta y cada uno sabe más intenso que el anterior. ¡Nos vemos en la carretera!