De la unión de glamur y cámping surge esta forma de hacer turismo que se consolida en España. ¿El objetivo? Descansar en la naturaleza con las comodidades de un hotel
14 ago 2014 . Actualizado a las 13:23 h.Con fuerza, pero sin hacer ruido, el glamping se consolida en España. Este nuevo concepto turístico, una de las tendencias del verano, nace de la unión de glamur y cámping, y se destina a esos amantes de la naturaleza que reniegan de los inconvenientes que, a priori, conlleva una acampada al aire libre. Sacos de dormir, estrecheces, mosquitos en la tienda, temperaturas extremas a primera hora de la mañana, almohadas improvisadas con ropa arrugada, escapadas nocturnas en pijama a un baño común... Todos estos hándicaps, incomodidades ligadas al tradicional concepto del cámping, se eliminan en esta nueva moda turística, que brinda a sus usuarios estancias en la naturaleza pero con las comodidades de un hotel.
Entre sus alojamientos, equipados con todo tipo de servicios, como cocina, baño o chimenea, las tradicionales tiendas de campaña dejan paso a armoniosas casas en los árboles, a caravanas de lujo, a sofisticadas tiendas indias o africanas o a yurtas (las típicas viviendas de los nómadas mongoles), construcciones ligeras levantadas en entornos agrestes pero que aseguran estilo y confort.
Los defensores del glamping subrayan que, a pesar de su novedosa apariencia, esta forma de turismo ya surge a finales del siglo XIX con los viajeros pudientes de Europa y América que acampaban en plena sabana africana sin renunciar a su estilo de vida de lujo. Sin embargo, para que el glamping se colase en la terminología viajera hubo que esperar hasta el siglo XXI. Fue, sobre todo, a partir del año 2009 cuando desde Estados Unidos y Gran Bretaña se impulsaron estas exclusivas escapadas. Para muchos, los festivales de música, con las exigencias de sus estrellas -que reclamaban tiendas especiales, aunque fuesen efímeras, para actuar- también influyeron en su revitalización. En la actualidad, este mercado «reúne a 10 millones de usuarios al año», tal y como se confirma desde la web Glamping Hub, el portal de referencia a nivel mundial de este sector de viajes.
En España este turismo, aún reciente, también ha ido creciendo de forma exponencial, sobre todo en los últimos cuatro años, con propuestas que, en muchas ocasiones, fueron impulsadas por emprendedores llegados de otros países (como Francia) donde el glamping está más afianzado. Hoy en día ya hay más de 70 espacios preparados por todo el país para poder acampar a lo grande.
El clima benigno favorece que, por el momento, sea en el sur de España, como en Málaga, o en las comunidades de Cataluña o de las Islas Canarias, donde proliferen estos «hoteles» al aire libre, construcciones en su mayor parte integradas en el paisaje. Sin embargo, el glamping, producto turístico que a diferencia del sol y la playa, puede ser rentable todo el año, también ha sido bienvenido en el norte. En Galicia su máximo exponente, y también su punto de partida, se encuentra en Outes, con el proyecto Cabañitas del Bosque, unas cabañas modulables instaladas en los árboles. A finales del 2012 se construyeron tres de estos alojamientos. Pero la intensa demanda, y la falta de competencia, facilitaron que esta misma semana el proyecto se incrementase con otro nuevo espacio.
Experiencias originales y poco comunes, actividades complementarias al aire libre y ofertas que cautivan a los turistas a partir de las excelencias del bosque son algunos de los reclamos de esta nueva forma de hostelería, que tiene a las parejas en su cliente tipo. «El 65 % de nuestros usuarios y seguidores en las redes sociales son mujeres», aclaran desde Glamping Hub. En concreto, son las viajeras de entre 25 y 45 años las más atraídas por lo curioso de estos lugares.
¿Es el precio un hándicap? Desde la web de referencia lo descartan, a pesar de que las tarifas superen los 150 euros. «Es otra categoría, no compite directamente con el cámping. Atrae a clientes de cierto poder adquisitivo», destacan.
El glamping, que reconcilia a los refinados con la acampada al aire libre, coge fuerza por todo el mundo. «Sin duda viene para quedarse», insisten desde Glamping Hub. «Si nos fijamos en las formas de hospitalidad que hubo hasta el momento, como hoteles, hostales, cámpings, villas, resorts o cruceros, ninguno ha sido pasajero. Los viajeros están en búsqueda de experiencias únicas y el glamping satisface esta inquietud», concluyen sin temor sus defensores.