Los últimos 2.650 kilómetros de Carlos

carmen garcía de burgos

SOCIEDAD

XOÁN A. SOLER

Con 69 años, un pontevedrés afincado en Sevilla llegaba ayer a Santiago desde Roma para despedirse de una afición que le ha llevado a Compostela por once rutas

27 jul 2016 . Actualizado a las 13:18 h.

«Me jubilo, este es el último Camino de Santiago que hago. A partir de ahora iré con mis amigos mallorquines a caminar etapas pequeñas, como abuelitos que somos». Eso decía Carlos Ávila, un pontevedrés afincado en Sevilla, unas horas antes de descubrir que a su llegada a Compostela le esperaban el deán de la Catedral de Santiago, Segundo Pérez; el gerente del Xacobeo, Rafael Sánchez Bargiela; y el presidente del Comité Internacional de Expertos del Camino de Santiago y rector de la Confraternita di san Jacopo di Compostella, Paolo Caucci. Pero Carlos, en realidad, lo único que vio fue a sus dos nietos, y a los dos de unos viejos amigos suyos del instituto, acercarse a él con una pancarta mientras posaba frente a la fachada de la catedral.

Todos querían sorprenderle a su llegada a Compostela, aunque pocas cosas pueden arquear las cejas de alguien que lleva a sus espaldas una mochila con los 2.650 kilómetros que, más o menos, separan Roma de la capital gallega. El aparejador jubilado salió de la Ciudad Eterna el 21 de abril, un día después de asistir a una audiencia del papa. Fueron 96 días seguidos y una media de 27 kilómetros diarios. Carlos no oculta que la fuerza la saca de la religión. Su mujer, cuando él le planteó seriamente sus planes, solo le pidió: «Ten mucho cuidado». «En la vida hay que tener alicientes e ilusiones, y ella me veía ir al gimnasio; así que, entre eso o verme sentado delante de la televisión todo el día, prefirió que fuera. Además, hoy en día con los móviles el contacto es frecuente», zanja con naturalidad.

Llevaba año y medio preparando la aventura. Junto a él, Santiago, uno de sus compañeros mallorquines de viaje, con quienes ya ha recorrido en los últimos trece años varias rutas que terminan en Compostela. Pero poco antes de salir su amigo tuvo que anular el plan. Cosas de médicos. El pontevedrés no fue capaz de renunciar y, aunque pensó en él todo el recorrido, lo comenzó solo.

Lo terminaron cinco. La primera en irrumpir en la aventura de Carlos fue Caterina, una de las tres peregrinas italianas que conoció el año pasado haciendo otra de las rutas. Ella le esperaba en los Alpes para ayudarle a cruzarlos. Ya en Ponferrada estaba su esposa con uno de sus cuatro hijos. A otra de ellas -«ya sabes, te vas a estudiar a Sevilla, te enamoras, te casas, tienes cuatro hijos y luego dos nietos», resume-, la vio en Burgos, donde vive.

José Luis y Santiago se le unieron en el último tramo, y Caterina y Vilma interrumpieron su Camino del Norte para acompañarlo hasta Compostela. Pero el último de verdad en sumarse al plan fue su hijo sacerdote, al que permitieron excepcionalmente leer el Evangelio en la (pen)última Misa del Peregrino que su padre escuchará con los pies llenos de ampollas.

Vive el Camino, la mejor ayuda para completar cualquier ruta xacobea

Hay muchas guías y publicaciones sobre el Camino de Santiago, pero solo una red social pensada específicamente para los peregrinos. Se llama Vive el Camino y está disponible para IOS y para Android. A través de esta APP no solo es posible compartir experiencias, sino también mucha información útil sobre albergues, rutas, talleres... Por supuesto es una forma también de estar en contacto con otros usuarios del Camino, seguirlos o conseguir que te sigan, actualizar perfiles a través de sus sitios preferidos y muchas opciones más. Si está pensando en hacer el Camino, esta debe ser su aplicación de referencia.