«Lo importante es ser coherente en el armario, no llenarlo de prendas»

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Sergio Barrenechea | EFE

La diseñadora ourensana Purificación García recibió ayer de manos de la reina un galardón que premia toda su carrera profesional

18 jul 2017 . Actualizado a las 18:04 h.

-¡Enhorabuena!

-¡Gracias, muchas gracias!. Estaba muy nerviosa, pero ahora ya estoy más relajada.

Purificación García (Castrelo do Val, Ourense) responde al teléfono poco después de recibir en el madrileño Museo del Traje el Premio Nacional de Moda a la Trayectoria de manos de la reina Leticia. Está contenta. El galardón supone para ella, como dice, «una alegría compartida», porque «todo lo que he logrado a lo largo de mi carrera no habría podido obtenerlo de no ser por el gran equipo que tengo detrás».

-Usted es una mujer de retos. El primero fue convencer a sus padres de que quería dedicarse a la moda, ahora es la expansión de la marca...

-Tuve una primera etapa en la que estaba sola como diseñadora, pero desde 1997 tengo un contrato para distribuir la marca con Textil Lonia, que cuenta además con Carolina Herrera. Tener un grupo tan potente como este detrás me ha llevado a otro gran reto: la expansión. Es un paso. Dejas la pasarela y ahora trabajas para esas mujeres profesionales que son fieles a la marca.

-En esa labor de abrir caminos, han dado el salto a Latinoamérica.

-Empezamos en Chile y México. Ahora estamos en Ecuador, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Colombia, Venezuela, República Dominicana, Brasil, Ecuador, Paraguay, Bolivia y, en Estados Unidos, en Miami. En Europa estamos en España, claro, en Portugal y Polonia. Luego en Emiratos Árabes, Arabia Saudí y Qatar. Pero en los meses que vienen tenemos programadas aperturas en ciudades como Santo Domingo, Lima, Yeda, Abu Dabi, Riad...

-¿Trabaja de forma diferente a cuando estaba sola?

-En esta segunda fase he tenido la suerte de poder centrarme en el diseño, estudiar ese tipo de clienta que es muy fiel a la marca. La empresa es la que está centrada en la expansión, en los números. Por suerte, son varios equipos trabajando juntos para que la colección funcione.

-Fue una de las primeras en dar a conocer en el exterior la ropa que se hacía aquí. ¿Cómo ve la evolución del sector de la moda?

-Es verdad que fui una de las primeras en salir al exterior. En los años 70 teníamos tienda en Bélgica, estábamos en Harrods, Japón... Desde entonces ha habido una evolución increíble a todos los niveles. No solo a nivel de expansión, también el cambio derivado de las redes sociales. Ahora se comunica de otro modo, hay bloggers... Va todo a una velocidad increíble. Como va tan rápido, no puedes quedarte atrás. Hay que estar formándose continuamente, viendo qué es lo que demanda en cada momento la mujer o el hombre. Lo que hacemos es evolucionar.

-¿Y después de este galardón?

-No hay más que continuar trabajando, hacerlo cada vez mejor. Cuando decidí que no quería ser médico -empezó la carrera en Montevideo, a dónde se había trasladado con sus padres- para hacer esto, supe que no había vuelta atrás. No se me sube el ego por haber obtenido esto de manos de la reina. Esta misma tarde -por ayer- tengo que ir al estudio para trabajar. Más que para mi, este es un galardón para el equipo que está detrás. Son ellos los que me dan fuerza y todos los retos que voy superando son por ellos, también por mis hijos.

-Dice ‘cuando dejé la medicina por la moda’, pero vestir a una mujer y hacer que se vea guapa también es medicina, es terapéutico ¿o no?

-Es cierto. El trabajo que tengo es para ayudar a mujeres profesionales para que no les resulte traumático enfrentarse cada mañana a ese qué me pongo. Que no sea traumático no saber qué coordina con qué.

-¿No hay que tener un armario a rebosar para ello?

-No. Para nada. Y no es necesario tener lujo. Lo que importa es ser coherente en el armario, no llenarlo de prendas. Pensar cómo gasto el dinero, cómo dar la vuelta a una prenda, qué prendas puedo coordinar. Ahora estoy trabajando en una colección 24 horas. Sales por la mañana con vestido negro o azul petróleo para ir al trabajo. Pero llevas un zapato estupendo o un tocado en el bolso para luego, al salir, ir a un cóctel y no tener que pasar por casa. Hay que poder transformar las prendas.