Una investigación sugiere que el sarampión elimina la inmunidad frente a otras enfermedades

La Voz SANTIAGO

SOCIEDAD

ANA GARCIA

Científicos de Harvard sostienen que el virus borra la memoria inmune, por lo que los menores pueden volver a enfermar de patologías frente a las que estaban protegidos

06 sep 2019 . Actualizado a las 08:55 h.

La importancia de vacunarse contra el sarampión cobra aún más importancia después de que investigadores de Harvard diesen a conocer los resultados de un trabajo en la quinta Conferencia de Vacunas de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas. Michael Mina, del Centro de Dinámica de Enfermedades Transmisibles de la Escuela de Salud Pública de Harvard TH Chan y de la Facultad de Medicina de Harvard, así como científicos de su grupo y de otros equipos, sugieren que la infección por sarampión en niños no vacunados aumenta el riesgo de otras enfermedades infecciosas severas en los dos o tres años posteriores a la infección, tal y como recoge Europa Press. Es decir, la vacuna no solo protege frente al sarampión, sino frente a la posibilidad de que el menor enferme o muera de patologías frente a las que ya estaba protegido. 

¿Por qué? Los investigadores sufieren que el virus del sarampión borra la memoria inmune que habían desarrollado los pequeños por superar determinadas enfermedades. Es la llamada inmunoamnesia, con lo que el paciente queda de nuevo expuesto a estas patologías infecciosas. Estas conclusiones ayudan a explicar la enorme caída en la mortalidad infantil cuando comenzó a generalizarse la vacuna del sarampión. Aunque esta enfermedad no provocaba el 50 % de las muertes en edad infantil, cuando apareció la vacuna las tasas de mortandad sí cayeron casi un 50 %, al evitar la reinfección de otras enfermedades diferentes.

Mina recordaba en esta conferencia que datos epidemiológicos del Reino Unido, Estados Unidos y Dinamarca, demuestran que el sarampión hace que los niños que lo han pasado tengan más riesgo de mortalidad por otras infecciones en los dos o tres años posteriores. Otro estudio epidemiológico que analizó los resultados clínicos de más de dos mil niños infectados en el Reino Unido concluye que estos pequeños tenían más probabilidades de volver al médico y de precisar antibióticos entre dos y cinco años después de haber superado un sarampión. Hasta el punto de que Michael Mina apunta que podría ser razonable considerar la revacunación de otras patologías infantiles cuando un niño enferme de sarampión. 

No obstante, para evitar todas estas complicaciones, la conclusión más evidente de la investigación es que la vacuna contra el sarampión es crucial, ya no solo por esta enfermadad sino por evitar otras que pueden ser mortales. En el 2018, este virus mató a 1 de cada 75 niños infectados, lo que provocó más de cien mil muertes. 

Cobertura alta

Para luchar contra la enfermedad es imprescindible lograr una cobertura superior al 95 % en la vacunación infantil, con la que se consigue la inmunidad de grupo. Aunque España lo logra en la primera dosis, no supera este 95 % en la segunda según los datos del Ministerio de Sanidad. El departamento que dirige María Luisa Carcedo recupera una serie de recomendaciones para que los nacidos a partir de 1970 acudan a su centro de salud para ser vacunados siempre que no hayan pasado la enfermedad o no tengan ya esta protección. Desde el Ministerio insisten, eso sí, en que no hay ninguna urgencia ni prisa en hacerlo.

El sarampión avanza en Europa: hay 12 países endémicos y resurge en otros 4

Hay una vacuna que ha demostrado sobradamente su eficacia, pero el sarampión vuelve a campar a sus anchas en los países europeos. La Organización Mundial de la Salud lleva años alertando de lo que considera ya una emergencia de grado 2, pero las cifras siguen subiendo en los llamados países avanzados, hasta el punto de que cuatro Estados, Albania, República Checa, Grecia y el Reino Unido, han recuperado esta enfermedad que habían logrado eliminar.

Esta no es la única mala noticia que dieron a conocer los responsables de la OMS en una comparecencia. Si a finales del 2017 un total de 42 países de la región europea estaban libres de sarampión -lo que quiere decir que han logrado la interrupción de la transmisión continua durante al menos tres años- o en camino de hacerlo, ahora son solo 36. Y lo curioso es que no son precisamente los Estados menos avanzados o los que tienen los peores servicios de salud los que han convertido esta enfermedad en endémica, sino algunos tan punteros como Francia o Alemania.

Los países con sarampión endémico en la región europea de la OMS -incluye a 53 Estados- son Ucrania, Turquía, Serbia, Rusia, Rumanía, Polonia, Kirguistán, Italia, Alemania, Georgia, Francia y Bosnia-Herzegovina. En la primera mitad del año en Europa se registraron unos 90.000 casos, más que en todo el 2018, cuando se notificaron 84.462.

El sarampión se expande por Europa y se expande por todo el mundo. En siete meses se contabilizaron 364.808 casos, tres veces más que en el 2018, con menos de 130.000. Si se tiene en cuenta la fragilidad de los sistemas de vigilancia de algunos países, se estima que la cifra real es diez veces superior. Y aún sin tener en cuenta esta estimación al alza, los datos notificados en África se multiplicaron por diez en los siete primeros meses del 2019, y por tres en la región del Pacífico occidental; en la zona europea aumentaron más del doble.

¿Y en España?

España sigue siendo un país libre de sarampión y rubeola. Pero los casos -siempre importados- aumentan de forma sistemática desde el 2013, tras sufrir un repunte espectacular en el 2011 y el 2012. De enero a junio hubo 224 casos, más que todos los que se contabilizaron en cada uno de los seis años anteriores.

El presidente de la Comisión de Verificación para la Eliminación del Sarampión y la Rubeola (RVC), Günter Pfaff, calificaba la situación en la región europea de «preocupante», porque si no se logran mantener las coberturas de vacunación «tanto niños como adultos sufrirán innecesariamente, y algunos morirán trágicamente».

Uno de los motivos de este repunte del sarampión es muy concreto, los antivacunas. Estos movimientos han hecho que países como Italia o Alemania implanten la vacunación obligatoria en los niños, al detectar cómo las coberturas de inmunización bajaban significativamente. Portugal, por ejemplo, perdió la inmunidad de grupo al rebajar estos índices. Porque con el sarampión ocurre algo que no pasa con otras enfermedades, y es que su capacidad de contagio es tan elevada que si la tasa de personas vacunadas no es altísima -más del 90 %- no logra detenerse la transmisión. El peligro de los antivacunas es tal que la OMS asegura que las noticias falsas sobre vacunas son tan peligrosas y contagiosas como las propias enfermedades.