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«El rebrote por sí mismo no supone una gestión inadecuada de la desescalada o del control de la infección» y es «la respuesta tardía» a estos rebrotes la que se debe evitar, dicen los especialistas
19 ago 2020 . Actualizado a las 18:47 h.Después de un informe en el que Médicos sin fronteras reprobara la gestión de la crisis del coronavirus en los centros para mayores de España durante la primera ola de la enfermedad, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha hecho público este viernes un decálogo de recomendaciones para el manejo de los brotes en las residencias. Es una manera de prevenir cualquier situación que pudiera generarse a partir de la apertura de las visitas de familiares o las salidas al exterior de los usuarios.
«El rebrote por sí mismo no supone una gestión inadecuada de la desescalada o del control de la infección» y es «la respuesta tardía» a estos rebrotes la que se debe evitar y minimizar al máximo, han asegurado los geriatras.
En estos momentos, han señalado que estiman que es necesario reforzar las plantillas habituales de las residencias con un incremento mínimo del 20-25 % del ratio de personal, especialmente en las residencias que tienen casos positivos.
Las diez medidas propuestas por los especialistas son:
1- Asumir el riesgo de rebrotes y evitar el cierre ya que el aislamiento extremo está causando importantes efectos secundarios en los residentes. Buscar el equilibrio entre proteger del contagio, el mantenimiento de la movilidad y algunas relaciones sociales.
2- Prevención y detección precoz de casos realizando PCR en todo ingreso nuevo, ante cualquier síntoma y en todo contacto directo con una persona contagiada. Realizar test periódicos a los profesionales del centro.
Ante la aparición de un positivo en el centro, se realizará el correcto aislamiento del residente. Si hay positivos en la residencia, el régimen de visitas debe ser restringido.
3- Aislamiento y sectorización. Proveer de EPI a los profesionales, que la ocupación de la residencia no sea superior al 90 % para asegurar la disponibilidad de habitaciones libres para el aislamiento. Separar claramente las zonas donde se ubicarán los residentes contagiados de las zonas donde se ubicarán los que estén libres de la enfermedad.
4- Formación de los profesionales de la residencia.
5- En cada área sanitaria se debe establecer un mapa de las residencias de mayores, clasificándolas en tres categorías, según número de profesionales sanitarios y capacidad para aislar zonas.
6- Clasificar a los residentes en función de su situación basal y de su situación clínica.
7- Distinguir el rol de los diferentes niveles asistenciales, desde Atención Primaria a Atención geriátrica hospitalaria y los profesionales de residencias.
8- Habilitación especial para dispensar tratamientos hospitalarios en residencias.
9- Disponer de un plan de contingencia ante el rebrote.
10- Transparencia.