Steve Martin: «A veces mi vida parece que la vive otra persona y yo soy el espectador»

maría estévez LOS ÁNGELES / COLPISA

SOCIEDAD

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El actor triunfa con Martin Short y Selena Gómez en «Solo asesinatos en el edificio», la serie de Disney+

18 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi cuatro décadas después de Domestic Life, Steve Martin regresa a la pequeña pantalla con una serie a su medida a la que han titulado Solo asesinatos en el edificio. La producción de Disney+ está ambientada en un edificio de apartamentos del Upper West Side de Nueva York llamado The Arconia, donde viven las estrellas olvidadas del cine, el rock y la televisión. Cuando se produce un asesinato en el edificio, tres de los vecinos se convierten en investigadores aficionados que aprovechan para lanzar en pódcast un serial criminal de cosecha propia. Esos tres son Charles, una estrella de televisión de un antiguo programa de crímenes interpretado por Steve Martin; Oliver, un director de Broadway encarnado por Martin Short, y Mabel, una joven recién llegada al edificio a la que da vida Selena Gomez. Para complicarlo un poco, ninguno de los tres es del todo honesto con el resto. Martin y Short, que han hecho carrera juntos en Hollywood con películas como Tres amigos, recibieron casi 550.000 euros por cada episodio de los diez que conforman la serie, que ha renovado por una segunda temporada.

-Usted se ha convertido en el genio de la comedia tradicional y la parodia. ¿Quedan pocos en Hollywood a su altura?

-No sé si ofenderme porque me llames viejo o felicitarte por llamarme genio [risas]. Mi interés en las series de humor comenzó cuando empecé a tener éxito. Los artistas somos seres inseguros con un temor vivo ante la posibilidad de fracasar y que no te vuelvan a contratar. No hay nada peor que enamorarte de este mundo y que te castigue con el olvido.

-¿Decidió hacer una parodia de una serie de misterio?

-En realidad, el director y yo pensamos que era importante guionizar como una serie real pero, al hacerlo así, nos salió una parodia. Bromas aparte, es cierto que estoy obsesionado con las historias de crímenes reales, lo admito. De hecho, hay una moda entre los amantes del género por entender las vidas de las víctimas y saber quiénes son. Yo prefiero las historias que cuentan cómo se revuelven los misterios de los crímenes, me vuelve loco.

-La serie genera muchas risas por la ineptitud de los protagonistas como criminalistas, aunque poco a poco van descubriendo el misterio.

-Creo que eso es lo más importante de la serie, nos tomamos en serio la trama y no a los personajes. Las solitarias vidas de estos tres protagonistas es lo que realmente termina elevando la comedia.

-¿Es cierto que se pasa horas escuchando pódcast sobre crímenes reales?

-Sí, es cierto. Por eso tuve la idea de que los protagonistas quisieran crear un pódcast. Pero eso es audio y nosotros estamos haciendo una serie de televisión. Creo que son dos animales distintos porque en la televisión cuentas con las imágenes y en un audio tienes que dar muchos más detalles a la audiencia. Es un arte. He escuchado muchos pódcast de crímenes al escribir esta serie, aunque también me puse muchos temas de rap.

-¿Y escuchó las canciones de su compañera Selena Gómez?

-La verdad, no sabía mucho de ella. No conocía ni su cine, ni sus series de televisión, pero he bailado muchas veces en mi casa con su música. Lo llevo haciendo años. Cuando me dijeron que ella iba a ser parte del equipo, fui a buscarla a Internet y pensé que era muy joven para tener una carrera tan larga.

-Usted escribió sus memorias hace diez años. ¿Cómo explicaría su carrera?

-Hice comedia stand-up durante 18 años. Diez de esos años los pasé aprendiendo, cuatro años refinando y cuatro años con un gran éxito. Buscaba la originalidad cómica y la fama cayó sobre mí como un piano desde una ventana. Mi trayectoria ha sido más lenta que heroica. No me esforcé valientemente contra los escépticos, sino que di pasos graduales salpicados de intuición. No tenía talento por naturaleza. No cantaba, ni bailaba, ni actuaba bien, pero no cejé en mi empeño por trabajar. No fui autodestructivo, aunque casi me destruí. Al final, me alejé del stand-up con un cansado giro de cabeza y nunca miré hacia atrás.

-¿Con qué se queda de esos años?

-Los detalles de esta parte crucial de mi vida profesional, que inevitablemente toca mi vida personal, explican por qué me levanté y por qué me alejé de aquello. En cierto sentido, mis memorias no son una autobiografía sino una biografía donde escribí sobre alguien a quien conocí. Mi vida, a veces, parece que la vive otra persona y yo me siento como un espectador curioso o como alguien que intenta recordar un sueño.