Primer día del certificado covid en Galicia: «Si se lo pido a alguien el lunes, no se lo pido el martes»

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Petición de certificado covid en los restaurantes de Santiago
Petición de certificado covid en los restaurantes de Santiago Sandra Alonso

Hosteleros y clientes valoran la medida que frena los contagios, pero algunos restaurantes sufren cancelaciones

28 nov 2021 . Actualizado a las 16:44 h.

Desde ayer todos los mayores de 12 años que quieran disfrutar de mesa y mantel en un restaurante de Galicia deberán presentar el llamado pasaporte covid: es decir, el certificado de vacunación, recuperación o prueba diagnóstica negativa. Y en los bares también será necesario exhibir el documento a partir de las nueve de la noche. Además, el número de comensales por mesa se reduce a ocho en interiores y a quince en terrazas. En Galicia, la Xunta ha emitido un total de 2.260.274 certificados covid, de los que 2.178.031 han sido de vacunación, 51.843 de resultado de prueba diagnóstica y otros 30.400 documentos acreditativos de haber superado la enfermedad.

Pidiendo certificado Covid en El Mesón O Lagar de Jose
Pidiendo certificado Covid en El Mesón O Lagar de Jose César Quian

En general, tanto clientes como hosteleros se han mostrado satisfechos con esta medida, que permite un control de los contagios. Pocos son los que llevan el documento en papel, y algún hostelero de Santiago comenta que, pese a que ya en el verano fue necesario, sigue habiendo alguna gente —poca— que dice no tenerlo, porque no sabe cómo conseguirlo. Lois Lopes, portavoz del sector en esta ciudad, indica que incluso algunos clientes «non os atopan no móbil e tes que botarlles unha man».

En cuanto a la limitación de comensales por mesa hasta el 18 de diciembre, los hosteleros de Santiago están descontentos y lo consideran un ataque injustificado contra el sector, ya que creen que no está justificada la medida «porque non hai presión hospitalaria».

En Ourense, en los restaurantes ayer se respiraba tranquilidad y aparente normalidad. En el caso de los comensales, la medida ha sido acatada sin mayor problema. «Me parece que se trata de una solución apropiada porque es, al menos en principio, una manera de prevenir que la gente que estamos comiendo en el restaurante no estemos contagiados de antemano», decía José Manuel Lucas. El problema que no ha supuesto el certificado para la mayoría de los clientes, sí que lo plantea entre los propietarios de los locales. «Por un lado nos parece una medida que puede ayudar, pero por otro nos acarrea ralentizar nuestro trabajo y nos obliga a estar pendientes de que la gente cumpla las normas», explica Daniel Martínez, dueño del Abadía. Su establecimiento es uno de los más escogidos por los ourensanos para celebrar las cenas de Navidad y en esto también han afectado las restricciones. «Estamos teniendo muchas cancelaciones, aunque por suerte la mayoría de reservas optan por dividir las mesas», afirma. 

César Quian

Gente que viene siempre

Algunos hosteleros de A Coruña confiesan que con el certificado es más fácil controlar a los clientes, puesto que son «habituales». Es el caso de Casa Cuba, en donde Cristina Fernández no le pone pegas. «Sabemos de antemano quiénes están vacunados y quiénes no, porque hay gente que viene siempre y los conocemos». Para ella, solicitar el documento es más ágil: «Si a un cliente que viene a comer todos los días se lo pido el lunes, pues el martes ya no se lo vuelvo a pedir porque si está vacunado un día lo está al otro. Es algo lógico».

«Si ponen el certificado obligatorio para que la gente que no se ha vacunado lo haga, no tiene sentido. Nosotros no podemos comprobar si el certificado es real o está falsificado, y quien no se haya vacunado puede falsificarlo fácilmente», advierte Jordi Casaró, del café Van Gogh, situado en el centro de Vigo.

Dos chicas enseñan el certificado COVID para entrar a comer en el restaurante la Escama de Rosalía de Castro
Dos chicas enseñan el certificado COVID para entrar a comer en el restaurante la Escama de Rosalía de Castro M.Moralejo

En la calle Pardo Bajo, una de las arterias ferrolanas con más bares y restaurantes, se pueden encontrar opiniones para todos los gustos. Mientras un hostelero asegura que acatará la norma, aunque no ve bien que los profesionales del sector tengan que hacer de «porteros», en la acera de enfrente otro opina: «Que los negacionistas se junten todos y no vengan al bar, así estamos todos más seguros». Justo al lado, tras la barra del Caserío Vasco, Nuria Calvo también se muestra partidaria. «Tal y como están subiendo ahora los casos, creo que esta medida es muy necesaria y además para la gente que trabajamos en esto tampoco nos supone tanto trabajo ni nos hace perder tanto tiempo. Era mucho peor cuando había que llevar el registro de clientes y coger todos los datos de la gente», comenta. Y Fran, que en ese mismo local saborea un vino en la barra junto a un amigo, también expresa su apoyo a la norma: «Si con esta medida se frenan los contagios, bienvenida sea».

Información elaborada por Marga Mosteiro, María Doallo, Caterina Devesa, Ángel Paniagua y Bea Antón.