Tanxugueiras, adoradas por España y ninguneadas por el jurado del Benidorm Fest

carlos crespo BENIDORM / ENVIADO ESPECIAL

SOCIEDAD

Manuel Lorenzo / EFE

Los expertos llevan a Chanel a Eurovisión y hunden a las ganadoras del voto popular

30 ene 2022 . Actualizado a las 20:47 h.

Habelas hainas. A las fronteras, me refiero. Esas a las que Tanxugueiras se enfrentan con afán demoledor desde el lado oscuro de la barricada. Las hay entre unas presuntas élites culturales, por veces erguidas en juez y parte, y el común del pueblo, que en Benidorm, contraviniendo al revolucionario tema portugués, no es «quem mais ordena». Las hay también entre quienes se expresan en el idioma de Cervantes (o eso parece) y quienes lo hacen, con igual legitimación constitucional, en el que utilizó, mucho antes que él, Alfonso X el Sabio. Ya lo advirtió, clarividente, Guadi Galego al apuntar que dan más miedo nuestras lenguas que nuestras tetas. Y este sábado se corroboró.

Chanel, que había llegado al Benidorm Fest sin la aureola de gran favorita, se llevó el certamen y, con su SloMo será la representante de España en Eurovisión. La cantante obtuvo 96 puntos (51 del jurado, 25 del voto demoscópico y 20 de televoto). La segunda posición fue para una de las grandes favoritas, Rigoberta Bandini, que se hizo con 91 votos (46 del jurado, 20 del demoscópico y 25 de televoto). Tanxugueiras fueron terceras. Obtuvieron la máxima puntuación en el voto demoscópico y en el televoto pero tan solo recibieron 30 puntos del jurado, para quien fueron la quinta mejor actuación ex aequo con Xeinn. El cuarto puesto fue para Rayden, con 67 puntos. Sesenta y uno obtuvo Blanca Paloma, lo que le valió el quinto puesto. El sexto fue Xeinn que obtuvo 45 puntos, en tanto que el octavo lugar fue para Gonzalo Hermida, con 35.

«No pasa nada», llevaban desde hace días aventurando Tanxugueiras. Y cierto es. Hay infinitos motivos para el orgullo. No solo por haber sido las ganadoras en el voto telemático y en el popular sino por lo exhibido sobre el escenario del Benidorm Fest. Tanxugueiras habían anunciado mejoras en ciertos detalles en su actuación. Y las hubo. Asimismo pidieron cambios en la realización por parte de TVE. Y los hubo también. De la conjunción de ambos surgió una actuación que representó muchísimo mejor lo que son y lo que quieren transmitir que la que se pudo ver en la semifinal del miércoles.

«Por primera vez hemos sentido sobre e escenario algo parecido a lo que sentimos en los conciertos», dijeron tras el ensayo que precedió a la gala. También lo sintió el público presente en el L'Illa de Benidorm, que por primera vez respondió con admiración e incluso poniéndose en pie en determinados momentos de la canción, como ese en el que Olaia Maneiro lanza un sentido aturuxo desde la plataforma en forma de montaña que forma parte de su escenografía. Un guiño más, de los muchos que Tanxugueiras van dejando caer a lo largo de los tres densos e intensos minutos que conforman su puesta en escena de Terra.

La de Tanxugueiras ha sido la única de las ocho propuestas que se han presentado en la final del Benidorm Fest que exhibe, defiende, reivindica y dignifica un acervo cultural propio. «Solo por haber tenido la oportunidad de presentarlo ante una audiencia tan enorme como la que ha tenido este festival, ya ha valido la pena», señalan desde Playplan, la productora (y casi se podría decir que parte de la familia) del trío. Pero evidentemente, la trascendencia no se ha quedado ahí. Por mucho que esta semana en Benidorm la canción que sonaba por todas las esquinas fuese Ay mamá, Tanxugueiras han sido las más aclamadas, las más admiradas y las más requeridas. Algo que tendrá traducción práctica e inmediata en su agenda durante los próximos meses. Y quién sabe hasta cuando.

«No teníamos ni idea de que en Galicia se estuviera haciendo algo así», era un comentario recurrente entre el personal desplazado estos días a Benidorm. «Podéis sentiros orgullosas de la imagen que habéis transmitido», también era frecuente escuchar. Es quizá por eso que Tanxugueiras han sido las únicas que han conseguido generar un arrollador sentimiento de identificación y movilizar a toda una comunidad en torno a ellas. Porque, como señaló el crítico musical Fernando Neira, Tanxugueiras representan «integración, tolerancia y un estallido de felicidad». No ha habido un apoyo parecido, por ejemplo, en Alicante en relación con Varry Brava. Ni en Andalucía, hacia Gonzalo Hermida. Ni en Madrid por Rayden. Ni siquiera en Cataluña en dirección a Rigoberta Bandini, quien poco o nada ha hecho gala de catalanidad durante esta semana.

Tanxugueiras han representado mejor que nadie esa palabra que tanto se ha escuchado estos días: euroilusión. Un sentimiento que Benidorm ha conseguido afianzar tomando como referentes otro festivales preeurovisivos como el de San Remo. El acierto es incuestionable. Formatos anteriores de selección que ya se habían revelado caducos incluso antes de su celebración han quedado definitivamente en el olvido.

La gala de la final del Benidorm Fest respondió a lo que se espera de un espectáculo de este tipo y de estas dimensiones. Hay que agradecer la agilidad impuesta por TVE en su desarrollo, favorecida por el descomunal despliegue técnico habilitado para realizar este festival y esta retransmisión. Comenzó con una novedad, una actuación previa a la de los ocho concursantes. Fue a cargo de Pastora Soler, representante de España en Eurovisión en el 2012. A partir de ese momento arrancó el carrusel. Rayden rompió el hielo y de qué manera. Su Calle de la Llorería es arrebatadoramente pegadizo. Claro que no lo es menos el Raffaella de Varry Brava, que sucedió al Terra de Tanxugueiras. La intensidad del ambiente no hizo sino caldearse con la presencia de Chanel, una artista que había ido de menos a más en las apuestas durante el festival.

Fue después el turno de la deseada Rigoberta Bandini que calcó su actuación de las semifinales. Gonzalo Hermida tuvo de nuevo que conformarse con la proyección del vídeo de su canción al no haber superado el covid. La voz inmaculada de Blanca Paloma fue la que cerró la gala antes de dar paso a unas votaciones a las que, desde luego, no va a ser ajena la polémica.