Hoy, sin embargo, parece que no hay límites para el ingenio humano y una tecnología sin precedentes en la historia de la ciencia. El EHT se basa en el concepto «juntos podemos». Un único telescopio sería incapaz de asumir el desafío de desvelar el aspecto de Sagitario A*. Así que se aliaron algunos de los más potentes del planeta, entre ellos el IRAM que hay en Granada. El resultado fue uno del tamaño de la Tierra. «Gracias al EHT hemos podido ver un objeto que está situado a 27.000 años luz de distancia. Esto equivale a observar un disco en la Luna», apunta Rocco Lico, investigador del IAA-CSIC.
«El diámetro del anillo de Sagitario A* es de unos tres minutos luz, mientras que la distancia que no separa del agujero es de 27.000 años luz. Como el objeto en el cielo es muy pequeño en comparación con la distancia necesitamos telescopios de miles de kilómetros, algo que no existen evidentemente. Gracias a una técnica conocida como VLBI lo que hemos hecho es combinar señales de muchos que hay repartidos por el mundo para que actúen como uno solo», destaca Iván Martí Vidal, astrónomo de la Universidad de Valencia.