El virus de la lengua azul ataca a los animales degradando su capacidad de respuesta inmune
SOCIEDAD

Un estudio del CSIC ha desentrañado los mecanismos de esta enfermedad que afecta sobre todo a las ovejas pero también a otros rumiantes, incluidas las vacas
14 feb 2025 . Actualizado a las 10:16 h.Científicos del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA-INIA-CSIC) han descrito uno de los mecanismos que permiten que el virus de la lengua azul, que afecta al ganado ovino y a otros rumiantes, pueda evitar ser detectado por las defensas del animal y desencadenar la enfermedad.
Los detalles del estudio, publicados en la revista Cellular and Molecular Life Sciences, aportan datos que pueden aplicar a virus transmitidos por mosquitos.
La lengua azul (LA) o fiebre catarral ovina es una enfermedad vírica no contagiosa que afecta a los rumiantes domésticos y salvajes (principalmente a las ovejas, pero también a los bovinos, las cabras, los búfalos, los antílopes, los ciervos y los alces) y que es transmitida por los mosquitos de la especie Culicoides.
La gravedad de la enfermedad varía entre las distintas especies y cepas, siendo los síntomas más graves en las ovejas, ya que pueden provocar la muerte, la pérdida de peso y la alteración del crecimiento de lana, explica el CSIC en un comunicado.
En el estudio, los investigadores han descrito cómo este virus es capaz de degradar poco después de la infección el receptor celular cGAS, que es el encargado de la detección de patógenos y de iniciar la respuesta inmune del hospedador para hacer frente a la infección.
Así, el virus interfiere con la activación de la respuesta de interferón, la cual forma parte de la respuesta innata del hospedador y actúa como uno de los primeros mecanismos de defensa frente a patógenos.
«Este nuevo descubrimiento resulta clave para el desarrollo de tratamientos que interfieran con mecanismos virales de evasión del sistema inmune del hospedador para que la enfermedad no sea tan grave y así reducir las pérdidas económicas que supone para la industria ganadera», señalan los autores del estudio, Noemí Sevilla y Andrés Louloudes-Lázaro.