Entra en vigor la norma que encarece 1,5 euros el líquido de los vapeadores

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Un joven exhala en una calle de Arousa el humo producido por un dispositivo para vapear
Un joven exhala en una calle de Arousa el humo producido por un dispositivo para vapear MONICA IRAGO

La ley pretende equiparar la tributación de los nuevos productos con la del tabaco convencional

01 abr 2025 . Actualizado a las 11:46 h.

A la espere de que sustancie la nueva normativa antitabaco impulsada por el Ministerio de Sanidad y que están en fase de consulta pública, ayer entró en vigor la Ley 7/2024, que en su artículo 64 fija el «Impuesto sobre los Líquidos para Cigarrillos Electrónicos y otros Productos Relacionados con el Tabaco». La medida anunciada por el Gobierno como un intento de «equiparar» la tributación de estas nuevas formas de consumo con las de los cigarrillos convencionales —sujetos al Impuesto sobre las Labores del Tabaco— genera también bastante consenso entre los expertos. De hecho, fue una delas iniciativas más demandadas por las entidades y especialistas que participaron en la elaboración del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT).

La ley debería haber entrado ya en vigor el 1 de enero con el comienzo del nuevo año, pero el Ejecutivo le concedió estos meses de gracia a los operadores que tienen que adaptarse a la nueva fiscalidad.

El impuesto está centrado en los líquidos que, «conteniendo o no nicotina, pueden utilizarse en cigarrillos electrónicos o dispositivos vaporizadores similares», pero incluye también otras presentaciones como los snus (bolsas de nicotina), que son tradicionales en Suecia pero se están extendiendo por toda Europa, y, en general, cualquiera de los productos que contengan esta adictiva sustancia.

La tributación se establece por cantidad de líquido y por concentración de nicotina, con lo que no hay una cantidad fija aunque sí se pueden establecer algunas referencias atendiendo a las presentaciones más comunes que hay en el mercado. Por cada mililitro de producto que contenga 15 miligramos de nicotina o menos —es decir, se incluyen también los que no tienen ninguna— se pagarán 15 céntimos de euro de impuesto. A partir de esos 15 miligramos la cuota será de 20 céntimos por mililitro. Esto implica que el bote de 10 mililitros, el más pequeño y el más vendido, cuesta hoy entre 1,5 y 2 euros más que ayer. Y el formato de 100 mililitros, que es el preferido por los consumidores más intensivos, se ha encarecido entre 15 y 20 euros.

Desechables

Los vapeadores desechables, que son los más criticados por los médicos en la medida en la que facilitan el acceso de los más jóvenes a la adición, contienen aproximadamente 2 mililitros de producto. Si la cantidad de nicotina está por debajo de esos 15 miligramos fijados en la ley, ahora pasan a costar 30 céntimos más. Una cantidad que tampoco supone un cambio radical atendido a que un dispositivo desechable de estos equivale, dependiendo de la concentración de nicotina, a una cajetilla de tabaco.

El consumo de estos productos, aunque todavía está por debajo de los cigarrillos convencionales no para de crecer. Si en el 2020 el 10,5 % de los españoles de entre 15 y 64 años aseguraban haber probado los vapeadores al menos una vez en la vida, el año pasado eran el 19 %, casi el doble.

Otro estudio apunta que el cigarrillo electrónico no ayuda a dejar de fumar e incluso lo hace más difícil 

Los defensores de los vapeadores, a quienes el grueso de la comunidad científica trata poco menos que como comerciales de las tabacaleras, se agarran a su utilidad para dejar de fumar y a que, en el peor de los casos, aquellas personas incapaces de abandonar el hábito van a sufrir menos perjuicios que con los cigarrillos convencionales. De hecho, han acuñado el término «reducción de daños» e incluso hay países que, con muchos matices, incluyen los dispositivos electrónicos en las terapias para dejar de fumar. Sin embargo, investigadores de la Universidad de California en San Diego acaban de publicar un nuevo artículo en la revista JAMA (Journal of American Medical Association) en el que defienden que los cigarrillos electrónicos no incrementan las tasas de cesación tabáquica, sino que provocan un mayor fracaso entre quienes están tratando de dejar el tabaco.

Durante cuatro años

Estudiaron durante cuatro años a 6013 fumadores de cigarrillos de Estados Unidos de los que 943 también vapean y compararon los datos de unos y otros. Entre los consumidores duales, que alternan o compaginan ambas formas, el abandono de la nicotina fue un 5,3 % menor entre quienes vapean a diario y un 4,1 % más bajo entre quienes lo hacen de manera esporádica.

Es más, entre los que tienen un consumo más intensivo su capacidad para mantenerse en abstinencia fue 14,7 puntos porcentuales menor, por lo que los científicos concluyen que «ni el vapeo diario ni el no diario entre fumadores estadounidenses se asoció con un mayor abandono del hábito». Incluso consideran que los datos «sugieren que el vapeo puede prolongar tanto el tabaquismo como la dependencia de la nicotina», al menos entre el grupo de individuos que ellos estudiaron. «Aunque los fumadores piensan que vapear te ayudará a dejar de fumar, se trata de una creencia que no está, hasta la fecha, apoyada en la ciencia», dice John P. Pierce, uno de los autores principales del estudio.

Otra investigación, liderada por Marissa Bittoni de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos), detectó que el riesgo de cáncer de pulmón es diez veces superior entre los fumadores, algo de sobra expresado ya en la literatura científica. Sin embargo —y ahí está la novedad de su trabajo— también descubrió que entre quienes fuman y vapean a diario ese peligro, ya de por sí elevado, se multiplica otra vez por cuatro.

Estudiaron a 4.975 pacientes con carcinoma de pulmón reciente y los compararon con 27.294 personas sin cáncer. Incluso después de eliminar las distorsiones de otras patologías, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las enfermedades coronarias, la prevalencia sigue siendo muy alta y las cifras «sugieren que la combinación de vapeo y fumar acelera el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón».