Santiago es mucho más que la catedral y la Praza do Obradoiro por su abundancia de entornos naturales adaptados a los días de estancia y la forma física, a espacios museísticos que pasan desapercibidos y rincones gastronómicos que se renuevan.
La quietud en la catedral
Visita guiada nocturna
Esta actividad, con tres horarios a partir de las 22.30 horas y guías en castellano e inglés, permite disfrutar de la basílica, incluido el Pórtico de la Gloria, con un recorrido guiado para grupos reducidos y en el que la iluminación y el silencio marcan la diferencia. La entrada (25 euros) da acceso a espacios museísticos de la catedral en la misma jornada o e un margen de tiempo de siete días.
Rutas senderistas con patrimonio
Por las riberas del Sar y el Sarela
Ambos cauces fluviales disponen de sendas peatonales y ciclables que permiten conocer el Bosque del Banquete de Conxo, acercarse hasta Colexiata do Sar y llegar a la Cidade da Cultura para disfrutar también del Bosque de Galicia, en pleno crecimiento. El Sarela conserva la huella de curtidurías que durante siglos convirtieron a Santiago en una ciudad de referencia en la producción de pieles, una industria desaparecida a mediados del siglo XX.
Naturaleza y arqutectura indiana
Vista Alegre y visita al MHN
Santiago es una ciudad de muchas arquitecturas, incluida la indiana, de la que se puede disfrutar a escasos metros de la catedral con una visita al parque de Vista Alegre, antiguamente conocida como Finca Simeón por ser propiedad de la familia del mismo nombre vinculada a la banca. En este recinto plagado de árboles, el Museo de Historia Natural (MHN) Luis Iglesias es un ejemplo de arquitectura contemporánea con una propuesta expositiva que resulta muy atractiva para el público infantil. En el mismo espacio también llama la atención el diseño de la sede de la SGAE.
Gastronomía reinventada
El jardín del hotel Costa Vella
Catedral aparte, si algo define a Santiago es un espíritu universitario al que se suma una oferta gastronómica referente en Galicia. La terraza del hotel Costa Vella, con un jardín tan escondido que parece pertenecer a un riad y que perteneció a un hostal para estudiantes, reabrió hace once días con una propuesta culinaria relajada que aporta Lucía Freitas, restauradora de Santiago con una estrella Michelín.