Compartir bebidas en la terraza y cenar en el piso turístico tras ir al súper: tácticas para ahorrar en las vacaciones más caras de la historia

SOCIEDAD

Pagar en Galicia más de mil euros a la semana por un piso cerca de la playa es ya habitual. En Mallorca, uno de los destinos más populares en España, los hosteleros notan un descenso en el consumo después de los precios récord alcanzados por los alquileres. «Piden un zumo y se lo toman entre cinco», aseguran
01 ago 2025 . Actualizado a las 13:16 h.Justo antes de que diese comienzo la temporada estival, el suplemento Mercados de La Voz, adelantaba la llegada de las vacaciones más caras de la historia. Desde que el INE empezó a cuantificar el gasto turístico de los españoles hace una década nunca tantos euros habíamos empleado en vuelos, alojamientos y paquetes turísticos. Pedir créditos para disfrutar del ocio también se instaura como práctica habitual para irse a disfrutar el tiempo libre. Pero es que los que vienen, se encuentran también con una Galicia por las nubes. Los alquileres de costa más caros de todo el país, informaba María Hermida a mediados de junio, están en A Toxa y en Silgar, solo por detrás de Puerto Banús y Mallorca. Y ya no se ciñen a Sanxenxo los precios premium, tanto en las rías Altas como en las Baixas, alojarse una semana por menos de 1.000 euros en una vivienda cerca de una playa gallega es una misión cada vez más imposible.
Ahora, a punto de empezar el mes vacacional por excelencia, agosto, algunos hosteleros empiezan a dar la voz de alarma. Tras vaciar los bolsillos para llegar a nuestro destino soñado, parece que cerramos la cartera cuando llegamos a las terrazas. En los últimos días empresarios del ramo de Mallorca, uno de los destinos más elegidos cada verano, han dicho en distintos espacios informativos en televisión frases que lo demuestran. «Hay turistas que ahora piden un zumo de naranja y se lo toman entre cinco personas», es una de las declaraciones habituales entre los profesionales en Baleares las últimas semanas. Al mismo tiempo, la carestía se comenta en las redes sociales, extendida a cualquier lugar al que uno quiera irse en vacaciones.
«Más que en el número de turistas, hay un cambio en el tipo de cliente que consume y en la cantidad que consume», apostilla la responsable de un bar. La asociación mallorquina CAEB Restaurantes, ya ha puesto cifras a este frenazo en el consumo, con bajadas en la facturación que oscilan entre el 6 y el 8 %, aunque en algunos casos las pérdidas para este año se moverán entre un 15 y un 20%, pudiendo alcanzar hasta un 30 %. «Este año cerrarán centenares de restaurantes en Mallorca, el verano no está siendo bueno», apunta Juanmi Ferrer, presidente de CAEB, en Preferente.com, medio digital especializado en el sector turístico. «Hemos llegado al punto de que hay locales que han dado vacaciones a su personal en pleno mes de julio», añade.
El problema son los denominados «turistas de bocadillo», que alquilan una vivienda vacacional entre varias personas, pero que después no dejan un retorno económico palpable en los negocios locales. Las mismas fuentes expresan con claridad que «el modelo Airbnb» los ha «destrozado».
En el diario balear Última Hora, han querido también testar la opinión de los turistas sobre una escalada en los precios que parece que ya es inasumible para muchas familias. «Todos han notado la diferencia de precio. Desde la pandemia del coronavirus, el aumento ha sido enorme», cuenta a este medio la alemana Susanne Meier, que al tener en propiedad un apartamento en Andratx viene con frecuencia a España y sabe por tanto de lo que habla. «Gastamos el doble que antes en hoteles y restaurantes», relata su compatriota Andrea Franz, a quien le gusta veranear en nuestro país, pero parece que ya no lo hará más: «¡El año que viene nos vamos a Grecia!».