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Un camionero gallego afectado por las protestas en Francia: «As vías secundarias que tiven que coller son moi limitadas. Levas animais, non palés»

m. cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS AGRO

Agricultores belgas bloquean la autopista cerca del intercambiador de Daussoulx, un nudo estratégico de la red de carreteras belga
Agricultores belgas bloquean la autopista cerca del intercambiador de Daussoulx, un nudo estratégico de la red de carreteras belga FREDERIC SIERAKOWSKI | EFE

Un conductor que trae novillas de Austria a Lugo cuenta cómo esquiva los cortes de carreteras en el país vecino

29 ene 2024 . Actualizado a las 13:30 h.

La experiencia es un grado. Más cuando se trabaja en carretera, transportando animales y sorteando unos cortes de autopistas que han bloqueado el tráfico rodado en Francia. Porque pese a los anuncios del primer ministro galo, Gabrielle Attal, los agricultores franceses continúan con sus protestas. Esa experiencia es la que le está valiendo a Paco, el conductor de un camión que trae desde Austria 33 novillas para ganados Barreira Bascuas, en Lugo, para no tener que parar el camión más allá del tiempo necesario para descansar y dar de comer al ganado. «Arranquei esta mañá [por ayer] despois de 30 horas de descanso para sacar os animais do camión, darlles de comer.... A autopista A-79 estaba cortada, entón tiven que vir por estradas secundarias, que están moi limitadas. Levas animais, non palés. Iso haino que ter en conta cando manexas o camión», comentaba ayer este camionero desde la ruta. Paco había pasado cerca de Vichy, pero aún le quedaba camino. «Non chegarei hoxe a España [por ayer] porque levo retraso», dice.

A mediodía, después de recorrer varias de esas carreteras, logró coger la autopista A-89, que une Lyon con Burdeos: «Prácticamente vou só pola estrada. Pero as áreas de servizo están cheas de camións», explicaba al tiempo que volvía a echar mano de su experiencia para comentar que, normalmente, cuando hay protestas, «os problemas concéntranse máis na zona da Junquera». ¿Por qué? Porque esas son las rutas habituales por las que la fruta y verdura de Levante llega a otros países de Europa. Y son esas cargas uno de los ejes de las protestas de los agricultores: porque entienden que esas producciones les hacen una competencia desleal, al no haber traspuesto España las normas comunitarias de una forma tan estricta como el Gobierno galo. Pero es que, además, según una encuesta publicada hace unos días por el diario Le Figaro, más del 80% de los franceses están del lado de los agricultores.

Quizá por la amenaza de bloquear París o para contrarrestar a la ultraderecha —Marie Le Pen se subió ayer por la manaña a un tractor en Radinghem-en-Weppes, al norte del país, para criticar al Gobierno de Enmanuelle Macron—, el primer ministro trató de ponerse del lado del campo esgrimiendo los mismos argumentos que han llevado a los manifestantes a tirar la fruta española, unos hechos criticados desde el Ejecutivo español.

Pero los agricultores quieren respuestas concretas. Desde la principal organización agraria de Francia, el Fnsea, dice Le Figaro, llaman a tener «calma y determinación», advirtiendo que su movilización sigue siendo «total» a pesar de los anuncios del primer ministro. Los cortes, por tanto, parece que continuarán.

Attal habla de «competencia desleal» de países como España

La amenaza de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA) y de Jóvenes Agricultores (JJAA) de bloquear indefinidamente a partir de hoy la capital de Francia ha llevado al Ejecutivo de Macron a hablar de tomar medidas para proteger a sus agricultores de la competencia extranjera. En su visita a una explotación en Indre-Loire, el primer ministro, Gabriel Attal, señaló a socios comunitarios como España e Italia por esa «competencia desleal». «No es normal que haya países vecinos que usen ciertos productos (fitosanitarios) que vosotros no podéis utilizar y ellos sí», dijo Attal, dando la razón a un profesional que se quejó de que «es muy hipócrita» importar verduras y frutas de lugares como España que «están fastidiando su ecosistema».

El jefe de Gobierno mencionó que al menos 40 % de las frutas y verduras se importan de España e Italia por el freno que supone para Francia ciertas reglas medioambientales adoptadas en su legislación y aseveró que propondrá a sus socios comunitarios «más medidas» para blindar la soberanía alimentaria francesa. «Hay que avanzar a nivel europeo e iremos viendo producto por producto», indicó, sin dar más detalles. Con todo, el ministro de Agricultura, Marc Fesnau, descartó un cierre de fronteras a los productos de países vecinos, como pide la ultraderecha.

Ahora, los agricultores belgas

Los agricultores belgas también bloquearon ayer carreteras y autopistas en protesta por los bajos precios y regulaciones medioambientales. Ha sido el preludio de una semana de protestas.

Los profesionales de la región francófona de Valonia fueron los que organizaron las mayores protestas, con decenas de tractores participando en varias marchas lentas que confluyeron a las afueras de la ciudad de Namur para cortar la circulación en el intercambiador de Daussoulx, un nudo estratégico de la red de carreteras belga. Es un punto de enlace que conecta a dos de las principales autopistas del país: la E411, que une a Bruselas con Luxemburgo de norte a sur, y la E42, que conecta a Bélgica con Alemania y Francia, atravesando todo el país de este a oeste.

Según informaron los medios de comunicación belgas, la intención de los agricultores pasa por cortar durante al menos 24 horas el tráfico de vehículos en el intercambiador de Daussoulx.

Además, en Flandes, un centenar de agricultores también protestaron dentro y alrededor del estadio de fútbol del Sint-Truidense, un equipo de la primera división belga, obligando a retrasar durante media hora el inicio del derbi regional contra el Racing de Genk.

El grueso de las protestas de hoy en Bélgica estaban convocadas por la Federación de Jóvenes Agricultores, con el apoyo de la Federación Valona de Agricultores y de la Federación Unida de Agrupaciones de Criadores y Agricultores, que también aglutina a ganaderos.

Todos ellos denuncian los bajos precios que les pagan los mayoristas por sus producciones, la sobrecarga administrativa que afrontan y los estándares medioambientales que deben cumplir, así como los riesgos que, según ellos, entrañan los acuerdos de libre comercio como el que ahora está negociando la Unión Europea (UE) con los países latinoamericanos pertenecientes al Mercosur.