El municipio de Vedra, históricamente vinculado a la producción agrícola, ha encontrado un nuevo filón, aunque en este caso sea líquido. Y todo gracias a la decisión de la empresa Aguardientes de Galicia de bautizar su producto estrella con el nombre Vedra del Ulla , una elección que internacionaliza el nombre de esta tierra compostelana gracias a la suma de galardones de este producto, que en los dos últimos años ha conseguido el reconocimiento que otorga una de las catas más prestigiosas, a la que acuden licores de todo el mundo.
En Bruselas, y de tú a tú, la selecta cosecha de Vedra del Ulla consiguió el año pasado la medalla de oro, un pequeño trofeo que apenas destaca en la vitrina de esta empresa con sede en San Pedro de Sarandón y que hace casi veinte años comenzó una fructífera andadura que nació con la idea de aprovechar el bagazo de la producción de vinos del Ulla para elaborar aguardientes.
A esta medalla de oro se le unió la de plata en la última convocatoria, en la que este producto compitió de nuevo con las mejores cosechas y con un sistema de entrega de participación y elección de catadores que no deja lugar a dudas sobre la profesionalidad de los fallos del jurado.
Tras estos dos éxitos se esconde un arduo trabajo, ya que la marca estrella de Aguardientes de Galicia, tal y como reconoce uno de sus socios, José Alvela Edreira, es una más de una larga lista de destilados que han permitido situar a esta empresa en una industria puntera dentro de la comarca de Santiago, que comercializa orujos bajo el amparo del Consejo Regulador con una producción de hasta sesenta mil litros, además de otros productos destilados, con unas cifras mucho más abultadas.
El secreto de la calidad de la marca estrella de la firma está en el propio bagazo y también en su forma de destilación, con un sistema que la empresa denomina «columna de rectificación» que permite equilibrar el producto final «e así queda máis limpo, perfecto».
Con este resultado, la empresa se convierte en la única de España que ha conseguido un doblete en Bruselas y todo apunta a que el tercero está al caer.