Marta Vázquez, agricultora de Vilalba: «O produto ecolóxico non pode ser só para a xente con cartos»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

AGRICULTURA

El grelo es uno de los cultivos que Marta Vázquez tiene en sus fincas.
El grelo es uno de los cultivos que Marta Vázquez tiene en sus fincas. PALACIOS

Cultiva grelos, patatas y guisantes, y cosecha también trigo, del que sale paja para el establo

11 mar 2023 . Actualizado a las 13:31 h.

Agricultura y ganadería. He ahí dos conceptos que estuvieron siempre muy cercanos en el medio rural, que la especialización del campo fue alejando y que ahora se acercan en algunos casos. Un buen ejemplo es lo que hace Marta Vázquez en Vilalba, puesto que conserva la actividad ganadera mantenida ya por sus padres y potencia la agrícola con varios cultivos.

Sus padres tenían vacas de producción lechera, que fueron cambiando por otras dedicadas a la carne. Había algunas fincas cerca de la casa familiar, y Marta Vázquez las aprovecha para potenciar una agricultura ecológica. No está inscrita como productora en el Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega), aunque no descarta el ingreso.

Sí forma parte de A Estruga, cooperativa agroecológica integrada por personas de Vilalba y de Xermade que apuestan por un modelo sostenible y accesible a todos los compradores, sin poner el máximo beneficio económico posible como objetivo irrenunciable. «O produto ecolóxico ten que ser para todos; non pode ser só para a xente con cartos, senón para todos os petos», dice.

Grelos, patatas y una variedad de guisante conocida como chícharo da cova —que se cultivaba en la parroquia xermadesa de Momán y que recuperó en los últimos años por iniciativa de la cooperativa Almoga, con sede en Vilalba— son los cultivos habituales de Marta Vázquez. Los terrenos están situados en la parroquia de Noche, en donde vive, y en el municipio vilalbés y en otros cercanos están sus clientes habituales.

Por un lado, los miembros de A Estruga acuden desde hace semanas a la plaza de abastos de la capital chairega a vender sus productos los días de mercado, martes y viernes, tras un acuerdo con el Concello. Por otro, Marta Vázquez ya había empezado antes a comercializar patatas y grelos. Las patatas, de la variedad agria, se distribuyen en sacos de varios pesos —cinco, diez, quince y veinte kilos—, y en la última campaña se vendieron a 0,80 euros el kilo. Los grelos, que están en las últimas semanas de recolección, se venden en manojos de algo más de un kilo que cuestan 1,50 euros.

El chícharo da cova, que se cultiva al lado de los grelos, todavía está en la fase inicial del crecimiento de este año. De tamaño algo menor que otras variedades, a Marta Vázquez le causó una cierta sorpresa porque tiene un sabor «máis suave». Se vende a granel, y tiendas de la comarca chairega y de Lugo compran la producción.

Estiércol procedente del establo y algo de cal de algas son los únicos productos que utiliza como abono. El respeto a los criterios que presiden una producción ecológica es también una prevención de la salud, según se desprende de sus palabras: «O que se lle bota á terra vaise comer despois. Hai que facer os cultivos de xeito natural, pola saúde da terra e pola nosa», afirma.

Otro cultivo que tiene, aunque no pensado para la comercialización, es el de trigo. La experiencia del año pasado se hizo con una variedad de ciclo corto, que se sembró en primavera y se segó en verano. La cosecha le permitió disponer de paja que usa para la cama de las vacas, y le sirve además para explicar que lo ecológico y lo respetuoso con la naturaleza son más bien una actualización de conceptos conocidos por la gente del campo: «É o que se facía toda a vida», asegura.

Marta Vázquez tiene 15 vacas de carne y vende los becerros a un tratante. Ampliar el número de cabezas no entra en sus planes, pero sí la introducción de otros cultivos. Cosechar pimiento o tomate puede ser una posibilidad, aunque no descarta cultivar la rúcula e incluso tiene planes concretos para plantar brécol y coliflor en un pequeño invernadero. Y además de esos planes de futuro hay una sensación de presente: «Gústame a vida no campo, a liberdade de horarios deste traballo», comenta.

Apoyo a la recuperación del chícharo da cova

La recuperación del chícharo da cova, iniciada hace años por la cooperativa Almoga, tiene apoyo de la Diputación. El área de Medio Rural ha renovado con esa entidad el acuerdo, que tiene un importe de 5.000 euros. Con esa cantidad se financiarán trabajos de asesoramiento y de gestión con los que Almoga quiere incentivar este y otros cultivos de leguminosas. La cooperativa incluso organizó, en Xermade, una jornada de divulgación.