Pazo Barrantes decidió retirarse de los mercados durante tres años para convertirse en una bodega de crianza; hoy sus vinos están entre los más cotizados y son elegidos como los mejores del mundo por prestigiosas publicaciones
27 feb 2024 . Actualizado a las 10:22 h.Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga lo tiene claro: «La albariña es la mejor uva blanca del mundo, es una joya». Y, como tal, hay que tratarla. Por eso en el año 2018 y con su Pazo Barrantes bien posicionado y presente en las cartas de los mejores restaurantes, decidió retirarse, sacarlo del mercado y volver a empezar. «Sabía, por mi experiencia, que el albariño tenía más recorrido, que no le estábamos dejando expresar todo su potencial», cuenta. Ahora, ninguna de sus botellas sale de la bodega antes de haber pasado por un proceso de elaboración que se prolonga, como mínimo, durante tres años. El esfuerzo, reconoce ahora el también presidente de la bodega riojana Marqués de Murrieta, ha merecido la pena. Wine &Sipirtis, una de las publicaciones del sector más famosas a nivel mundial, ha elegido su albariño como el mejor del mundo. Y su otra elaboración, La Comtesse, que dedicó a su madre, se cotiza a 250 euros la botella en los mejores restaurantes del país.
La relación de Pazo Barrantes con el albariño viene de lejos, pues en la finca, que es propiedad de la familia de Cebrián-Sagarriga desde el año 1511, hay cepas plantadas desde los años 40 y 50. No es la suya, entonces, la tradicional historia de un grupo bodeguero riojano que se vino a Galicia en busca de los mejores blancos. «Nuestro origen es Galicia», reivindica con orgullo. Recuerda que su padre siempre elaboró albariño en su finca de Barrantes, aunque no fue hasta finales de los ochenta, y tras haber adquirido Marqués de Murrieta, que decidió elaborar albariño de forma profesional. Vicente Dalmau llegó al proyecto en el año 96, tras la repentina muerte de su padre y, junto con su hermana Cristina, se puso al frente de las dos bodegas.
Hace unos años decidió que era necesario revisar el concepto de Pazo Barrantes. Quería explorar el potencial del albariño, darle el tiempo necesario para que se expresase y convertir sus vinos en joyas, que es como califica a esta variedad de uva gallega. Así que la añada del 2019 no llegó a los mercados hasta el 2022, después de pasar un año en bodega y dos más en botella. «Estuvimos tres años sin ninguna botella en el mercado, fue una apuesta arriesgada porque entonces estábamos ya posicionados en los mejores restaurantes», asegura. También han reducido su producción a la mitad, para asegurar la calidad de la uva. De este albariño se elaboran solo cien mil botellas, que se venden mediante un sistema de cupos. El cambio ha merecido la pena porque, según Wine &Sipirtis, Pazo Barrantes es el mejor albariño del mundo. No es el único reconocimiento que ha logrado. Otras prestigiosas publicaciones han incluido sus vinos, también los de Rioja, en los primeros puestos de sus listas de favoritos.
Si largo es el proceso de elaboración de Pazo Barrantes, más lo es todavía el de La Comtesse, su vino más especial, porque está dedicado a su madre. «Era la condesa de Creixel, una persona con una sofisticación y sencillez increíbles. Este vino es tan maravilloso y único como ella», asegura. Es un albariño que tarda seis años en elaborarse, que pasa por barricas de roble francés y por hormigón. Proviene del viñedo de albariño que plantó su familia en los años 40 y 50 en Pazo Barrantes y solo se elaboran cinco mil botellas. «Es un vino que madura tres años en bodega y otros tres en botella», explica. Y que se cotiza a 250 euros la botella en la carta de los mejores restaurantes, algo más en los de otros países. «Es un proyecto de búsqueda del lujo absoluto, que es donde debe estar el albariño», concluye.