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«La materia orgánica de calidad es fundamental para tener un suelo equilibrado y vivo»

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AGRICULTURA

La práctica de la agricultura ecológica implica el uso de abonos no químicos que contribuyen a mejorar la sostenibilidad medioambiental, en línea con lo que marca el Organic Action Plan de la UE

19 abr 2024 . Actualizado a las 09:33 h.

Aumentar la superficie agraria útil dedicada al cultivo ecológico es uno de los grandes objetivos de la UE. No es nada nuevo que la Comisión Europea quiere que «al menos el 25 % de las tierras agrícolas de la UE se dediquen a la agricultura ecológica  de aquí al 2030». Porque además, en línea con lo que marca la nueva política agraria común, dentro de su Organic Action Plan, puesto en marcha en el 2021, pretender que la agricultura ecológica ayude a la sostenibilidad medioambiental. Una prueba de por qué agricultura ecológica y sostenibilidad medioambiental van de la mano es el uso de abonos orgánicos como nutriente del suelo, en lugar de productos químicos. Porque esa materia orgánica resulta fundamental para mantener el equilibrio del suelo y, de ese modo, garantizar la salud de las plantas.

La profesora del departamento de Producción Vegetal y Proyectos de Ingeniería  de la Universidade de Santiago, María Belén Díaz Hernández, lo tiene bien claro: «El uso de materia orgánica de calidad es fundamental para conseguir un suelo vivo, equilibrado y sano. De ese modo obtendremos plantas que no solo estén bien nutridas, también serán plantas sanas». 

Desde luego, como explica, la aplicación de abono o materia orgánica al suelo favorece todo esto porque, además de retener agua, actúa como un elemento mejorante del suelo al alimentarlo directamente. Pero también ejerce un beneficio indirecto al favorecer la creación de humus. Al mismo tiempo ayuda a la presencia de esos microorganismos que mejoran el blindaje sanitario de las plantas: «Esos pequeños microorganismos, desde insectos a bacterias, hongos o lombrices ejercen una importante labor en el suelo. Un ejemplo es la lombriz que se alimenta de tierra y parte de lo que ella contiene lo defeca luego favoreciendo la nutrición del suelo. Pero además abre galerías que contribuyen a oxigenar la tierra y abren el paso al agua. No hay que olvidar que las raíces de las plantas han de respirar para crecer fuertes», dice. 

Pero es que además los microorganismos que viven en el suelo pueden actuar de escudo frente a los ataques a los que están expuestos las raíces de las plantas: «Los microorganismos _explica la profesora Díaz_ se colocan alrededor de la raíz, forman lo que llamamos rizoesfera, protegiendo a la planta de los ataques de patógenos. No hace mucho en Galicia se observó que había muchos nemátodos en los campos, pero en cambio las plantas no estaban atacadas por ellos porque los suelos estaban muy vivos». 

No cabe duda de que la tierra cultivada bajo unos criterios orgánicos ayuda a la biodiversidad. De hecho, hay algunos estudios que calculan que está dispone de entorno a un 30 % más de biodiversidad que la cultivada bajo criterios convencionales debido a la reducción de pesticidas químicos que suelen afectar a esos microorganismos que ayudan al tener un suelo sano. 

Todas estas son razones más que suficientes para entender por qué la práctica de la agricultura ecológica ayuda al cuidado del medioambiente y a la conservación de la biodiversidad en los espacios agrarios. Ese es uno de los grandes objetivos de la política agraria común a través de estrategias como De la granja a la mesa enfocadas a proporcionar alimentos sanos y sostenibles.